Ciudad

Peregrinación a San Nicolás

Imponente manifestación de fe

Una concentración calculada en más de cien mil almas se reunió en San Nicolás para asistir a la conmemoración de la aparición de la Virgen en “el campito” de esa localidad bonaerense, donde hoy se levanta un templo para venerarla.


Aunque la lluvia del fin de semana fue por momentos intensa, no acobardó a los más de cien mil fieles que peregrinaron desde Arijón y Ayacucho hasta San Nicolás, como todos los años, en honor a la Virgen. Hubo quienes caminaron a paso ligero y arribaron antes de lo previsto, pero el grueso de la gente llegó al campito donde se levanta el santuario pasadas las seis de la mañana, escoltando la imagen de María.

Alrededor de las tres, a la altura del arroyo del Medio, a unos diez kilómetros de San Nicolás, los peregrinos hicieron un descanso y fueron agasajados con espectáculos de títeres y música. Después, la procesión continuó su marcha por la avenida Arturo Illia hacia el campito en donde se levanta el templo.

Con pilotos, paraguas y hasta cubiertos con bolsas de consorcio, los fieles no aminoraron el paso y cerca de las 7.30 asistieron a la misa central que ofició el recientemente nombrado obispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, junto al titular de la diócesis nicoleña, Héctor Cardelli.

“Muy buen espíritu”

En diálogo con El Ciudadano, Cardelli contó que pese al mal tiempo “hubo muchísima gente, incluso, hasta sentada en el suelo del templo. Todos celebraron con alegría y realmente hubo muy buen espíritu”.

El prelado catalogó de “excelente” el desarrollo de la peregrinación que año tras año tiene una convocatoria multitudinaria y que acompaña a la Virgen que, en esta ocasión, fue retirada de la catedral de Rosario y luego recorrió distintas localidades y ciudades santafesinas –desde Vila Gobernador Gálvez hasta Arroyo Seco– antes de llegar a San Nicolás.

Tránsito constante

El comisario Jorge Ayala, jefe de distrito de San Nicolás, quien además estuvo a cargo del operativo de control de la jornada, explicó que, “pese a que hubo una lluvia copiosa desde que se inició la peregrinación en Rosario, las primeras personas llegaron alrededor de las 19, momento a partir del cual el tránsito de gente fue constante”.

En tanto, desde Defensa Civil de la ciudad bonaerense mencionaron que “alrededor de las dos, cuando se largó a llover torrencialmente, hubo quienes emprendieron el regreso obligado a Rosario”.

Asistencia sanitaria

Como todos los años, el Arzobispado local convoca a médicos, enfermeros y también a estudiantes avanzados de la Facultad de Medicina para que asistan a los peregrinos. En esta ocasión, fueron unos cien voluntarios que se dividieron en centros de control ubicados cada diez kilómetros en el trayecto Rosario-San Nicolás.

Según explicó Gastón Palacio, subsecretario de Extensión Universitaria de la UNR, un grupo de estudiantes y enfermeros acompañaron la caravana para brindar asistencia. No obstante, señaló que “no hubo mayores complicaciones” y que “se atendieron los mismos casos de siempre, como el brindar cuidados por si los caminantes tienen ampollas o controlar la presión arterial”.

En general, el trayecto se realizó sin mayores inconvenientes y contó, además, con la colaboración de personal de la Cruz Roja, de Defensa Civil de San Nicolás, de los distintos municipios, de los ex combatientes de Malvinas y de las Unidades Regionales II y VI de la Policía provincial.

Lluvia, fe y voluntad

El flamante obispo de Rosario, Eduardo Eliseo Martín, junto a su par nicoleño, Héctor Cardelli, celebró la misa central en el templo María del Rosario de San Nicolás, inaugurado el 24 de mayo pasado tras casi tres décadas de proyectarse.

Así, alrededor de las 7.30, tras la llegada de los miles de fieles que peregrinaron desde Rosario hacia la ciudad bonaerense en honor a la Virgen, Martín realizó una homilía “a viva voz”, sin apuntes ni lectura, en la que estableció un paralelo entre el camino de la existencia, el de la peregrinación y el camino a seguir en la vida.

Durante su sermón, el obispo rosarino también aludió a las adversidades que debieron sortear los feligreses a causa de la lluvia constante, por lo que ponderó la fuerza de voluntad y la fe de los creyentes que llegaron hasta San Nicolás.

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