Un recluso que estaba detenido en la subcomisaría 2ª se escapó del penal y fue hasta la vivienda de su ex pareja. En el rato que estuvo “de visita”, la golpeó, la amenazó y luego volvió a ocupar su lugar en el penal donde estaba preso como si nada hubiese pasado.
Pero la mujer golpeada denunció el extraño episodio del que fue víctima, lo que dio lugar a una investigación penal que culminó con el sospechoso procesado por doble evasión y lesiones. Los dos cabos de cuarto que estaban con él, en tanto, enfrentarán un juicio por los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público y favorecimiento doloso de la evasión. Los procesamientos fueron dictados por el juez de instrucción Juan Andrés Donnola dentro del viejo sistema procesal penal, ya que el hecho ocurrió en 2013.
Ángel Rubén R. tiene 31 años. Desde 2011 está detenido en la subcomisaría 2ª acusado por tentativa de robo calificado y portación de arma.
Pese a su situación de privación de libertad, la madrugada del 21 de diciembre de 2013 llegó en una motocicleta roja hasta la vivienda de su ex pareja, ubicada en Casiano Casas al 2000. Allí, Ángel R. agredió a la mujer a golpes de puño, porque una de sus hijas no se encontraba en la vivienda. La mujer sufrió la fractura de su nariz y la hija de ambos, que llegó en ese instante, también fue golpeada. Otra de las hijas de la pareja, que logró zafar de la paliza, corrió hasta la seccional 30ª a solicitar auxilio, aunque en dicha dependencia le informaron que no tenían personal, según detalla el fallo.
Poco después de la agresión, el hombre se retiró del lugar y la mujer golpeada se presentó en la misma dependencia policial donde dejó constancia de lo sucedido, a la vez que informó que su ex concubino debería estar detenido en la subcomisaría 2ª.
El entonces comisario de la seccional 30ª se presentó en la dependencia donde Ángel Rubén R. debía estar alojado y constató que el hombre se hallaba en su celda.
Posteriormente, le comunicó la denuncia que su ex pareja presentó en su contra, lo que generó la ira del detenido, quien acusó a su ex mujer de “engarronarlo” por lo que debieron retirarlo del penal, ya que en el lugar estaba previsto que los presos recibieran visita.
Ángel R fue trasladado a las 9 de la mañana a una oficina, donde fue esposado a una ventana. A las 13, Ángel R. se había esfumado violentando los ganchos y la reja a la que había sido sujetado. Por el hecho, dos cabos de cuarto que se encontraban de guardia al momento de la primera evasión quedaron involucrados en el caso.
Finalmente, el evadido fue recapturado y acusado de doble evasión y lesiones, delitos por lo que ahora fue procesado al igual que los dos uniformados que deberán enfrentar un juicio por incumplimiento de los deberes de funcionario público y favorecimiento doloso de la evasión.
El juez Donnola concluyó que una posibilidad cierta es que el personal policial responsable del cuidado y atención del penal esa madrugada haya “permitido” que Ángel R. saliera de la dependencia policial y regresara.
El magistrado entendió que los policías Cristian Ramón L. y Carlos Modesto C., que se reemplazaron esa madrugada en sus tareas, son los presuntos responsables de dichas maniobras, a lo que sumó la coincidencia en los horarios del hecho –ocurrido cerca de las 5.30– con los horarios en que ambos uniformados se encontraban en la dependencia y en la misma tarea. En ese turno, según consta en el expediente, se realizaron dos controles: uno a las 2 de la madrugada en el que quedaron registrados 22 internos, y otro a las 6, donde no se especificó la cantidad de detenidos controlados.
Respecto a Ángel R., el magistrado sostuvo que no sólo le es reprochable la primera evasión, sino que en la segunda actuó sin ayuda. Entendió que si bien las condiciones de seguridad impuestas no fueron las adecuadas, el acusado ganó la calle por sus propios medios forzando distintas alternativas, a lo que agregó las condiciones de precarización de la dependencia policial.
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