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Pelea de bolsillo

Hugo Yasky: “El aumento de precios parece una provocación”

El secretario general de la CTA de los Argentinos calcula que las subas salariales deben “rozar el 40 por ciento”.


La escalada de precios generada a la par de las medidas económicas del gobierno nacional amenaza con una significativa pérdida del poder adquisitivo de los salarios, lo que puso en alerta a los trabajadores. La dirigencia gremial no tardó en hacerse eco del reclamo y todo dependerá de la capacidad de negociación de los gremios y de la voluntad del empresariado y el Estado para que las próximas paritarias compensen la inflación.

Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Argentinos a nivel nacional y uno de los referentes del sindicalismo argentino, contó a El Ciudadano sus impresiones sobre las medidas económicas tomadas por el presidente Mauricio Macri. Además, criticó los despidos de empleados públicos y los mecanismos utilizados por el gobierno de Cambiemos para domesticar la protesta social.

––¿Qué evaluación hace de las medidas del gobierno de Macri?

––Responden a un ajuste estructural comandado por lo más selecto de los elencos de las multinacionales, que tiene la lógica de hacer pagar los costos de esta transición a los trabajadores. Esto se manifiesta tanto en el aumento de los precios como en la decisión de favorecer a los sectores más concentrados de la economía con una serie de medidas en la que están la devaluación y la baja de retenciones. Para los trabajadores la contratara es oscura, con aumentos que parecen una provocación a los sectores populares. De esta manera, el panorama para los que vivimos de un salario es más que preocupante.

––¿Coincide con las cifras de inflación que estimó el gobierno?

––Están diciendo que fue de entre el 20 y 25 por ciento, pero esa es una manera de ponerle límite a unas paritarias que durante doce años fueron libres. Nosotros creemos que el aumento debe estar rozando el 40 por ciento y de ninguna manera se puede aceptar ese techo.

––¿Qué medidas piensa tomar la CTA en torno a los despidos en el Estado?

––Ya nos venimos movilizando desde la represión a trabajadores municipales de La Plata. Ahí se logró la reincorporación de 2.600 empleados de los 4.000 que habían despedido. También nos movilizamos junto a los compañeros de ATE Buenos Aires por los focos de conflicto que hubo en el Centro Cultural Néstor Kirchner, en Arsat y en el Ministerio de Justicia. Cada acto de despido marca el inicio de un conflicto por la reincorporación, en los cuales tendremos mayor o menor suerte según la masividad de la respuesta de los compañeros. En la medida que se puedan articular unos y otros conflictos seguramente vamos a poder ofrecer una resistencia mayor.

––¿Cuál cree que es la intención del gobierno con los despidos?

––La decisión tiene que ver con la lógica del ajuste estructural: eliminar personal para reducir el costo fiscal del sostenimiento del Estado, que para el pensamiento de la derecha es un Estado en el que existe mucha grasa, como dijo un miembro de gobierno (el ministro de Economía, Alfonso Prat Gay). El neoliberalismo quiere un Estado mínimo que se limite a garantizar la seguridad interna y el disciplinamiento social. El resto corre por cuenta de los mercados, que tienen las manos libres para hacer negocios y especular financieramente. Eso implica desprenderse del personal de la manera más cruel. Incluso utilizan el fantasma de los “ñoquis”, estigmatizando al empleado estatal y agregando a la angustia de perder el trabajo la indignación que produce el agravio.

––A partir del crecimiento del desempleo, ¿el gobierno intentará disciplinar con el salario?

––Ellos utilizan la receta universal para reducir la inflación que se basa en enfriar la economía. Para hacerlo, necesitan que caiga el poder adquisitivo de los sectores populares. La realidad indica que no existe un solo caso en la historia de un país con altos niveles de consumo que no tenga ciertos niveles de inflación, es inevitable. En la lógica del capitalismo actual, que es despiadada, intentan resolverlo vaciando los bolsillos de los sectores populares, para que no puedan ser parte del consumo y para que eso empuje hacia abajo los precios de los productos. Además, esto se une al propósito de elevar la desocupación para garantizar la caída del salario. Ellos saben que si los trabajadores en lugar de demandar por la recomposición salarial tienen que pelear por la defensa de los puestos de trabajo, los sueldos caen.

––¿Considera que se está criminalizando la protesta?

––Se dieron una serie de hechos que al principio parecían aislados, pero los episodios se fueron encadenando y ya no son casuales. Hay claramente una intencionalidad de promover un clima de represión a las demandas sociales y de criminalizar la protesta. Así intimidan a quienes intentan salir a defender su salario o su derecho al trabajo.

––¿Qué avances de los doce años de gobierno kirchnerista considera como los más importantes para los trabajadores?

––El crecimiento del empleo, la vigencia de las paritarias libres, la recuperación del sistema jubilatorio como un derecho social y la permanencia del funcionamiento del Concejo del Salario. Durante la década del 90, todo esto no existía o no se llevaba a la práctica. Estos derechos configuran un esquema social donde los trabajadores son parte de la dinámica y tienen un salario que les permite mover la rueda de la economía a través del mercado interno. Hoy se está tratando de reemplazar ese esquema por uno en el que habrá retroceso salarial y recesión económica.

––De continuar la situación, ¿puede haber una unificación del movimiento obrero?

––En el movimiento obrero estamos quienes entendemos que debemos defender el modelo social que se desarrolló en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, pero, aunque son minoría, también están los que quieren ser el nuevo oficialismo. Hay un debate interno, como siempre lo hubo. Pero entiendo que en poco tiempo será absolutamente mayoritaria la presencia de los trabajadores defendiendo las conquistas de estos últimos años. Incluso, trabajadores de gremios que sabemos que mayoritariamente votaron al macrismo, no van a entregar las conquistas y bajar los brazos. Los dirigentes gremiales que intentan ser parte del macrismo tendrán cada vez menos margen de acción. Cuando gobierna la derecha, los únicos que pueden defender las conquistas sociales son los trabajadores a partir de su organización y su movilización.

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