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Huevo de Iguana: las semillas de un sonido tradicional

La cantante Lourdes Garnica habla del recorrido de Huevo de Iguana, la banda nacida en la ciudad colombiana de Madrid en 2009, que unos años después se instaló en Rosario.


Lourdes Garnica nació en Madrid, una localidad colombiana ubicada a 21 kilómetros de Bogotá. Su acento y ritmo al hablar trasportan directo al Caribe colombiano así como lo hacen los temas de Huevo de Iguana, la banda de la que es vocalista. La formación se inició en esa localidad, en 2009; dos años después viajaron por tierra, tracción a tambores, hasta la Argentina, para radicarse en Rosario, donde después de varios años de trabajo vio la luz su primer disco de estudio, un material que este fin de semana debutará en vivo.

La presentación oficial del disco Huevo de Iguana tendrá lugar este viernes, a partir de las 21.30, en el Galpón de la Música (Estévez Boero y el río).

“Huevo de Iguana nació de la curiosidad de un grupo de amigos que se reunieron a hacer música”, recordó Lourdes. De una banda que se disolvió y de la que quedaron tres músicos “con ganas de más” y abrieron una convocatoria, arrancó el nuevo proyecto. “Pero no vino nadie, así que cada quien trajo un amigo”, dijo entre risas.

El estilo estaba definido desde el principio, con influencias como Totó La Momposina, Petrona Martínez y Los Gaiteros de San Jacinto. La cumbia estaba planteada. “En Bogotá es música que tú puedes escuchar si levantas una piedra. Colombia tiene muchísimo folclore de muchas formas distintas, pero la cumbia es uno de los más fuertes y el que más ha permeado la cultura del país entero”, contó la cantante.

“Nunca habíamos pensado irnos de allá. Pero en un festival en Madrid apareció un argentino: «¿Por qué no se van para allá? En Argentina se escucha mucha cumbia»”, les dijo Belisario. El músico rosarino, que supo formar parte de la banda Ajo Tinto, fue quien les dio la idea de venir al país. “El sembró la semilla”, reconoció Lourdes.

En 2011 emprendieron el viaje por tierra. “De Colombia salimos con muy poco dinero así que tardamos cuatro meses en llegar. Hicimos el sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y el norte de Argentina, tocando todos los días para poder sobrevivir”, relató.

A Rosario llegaron un diciembre de mucho calor. “¡Pero aquí lo que mata es la humedad!”, aclaró exultante. Y continuó: “Llegar a esta ciudad para nosotros fue fantástico, allá amanece a las seis de la mañana y atardece a las seis de la tarde, siempre. Pero llegamos a Salta y a las 7 de la tarde había sol, quedamos impresionados”, recordó.

Ya en Rosario, lo primero que hicieron fue caminar por la costanera, “ver el río maravilloso”, comer un asado y enamorarse de la ciudad. Pero más allá de eso, en febrero de ese año, se fueron a Buenos Aires. “Estuvimos un mes tocando en el subte, nos iba bien, pero dijimos: «Es una ciudad demasiado grande, nos volvemos»”. Y regresaron a Rosario, donde se instalaron en una casa en zona norte, “en el barrio Café con Leche”, se ubicó Lourdes.

Cumbia de todas partes

Ante la pregunta de cómo se llevan con la cumbia santafesina, Lourdes respondió: “Bien, contamos con parte del trabajo que la cumbia santafesina también ha hecho. La gente aquí conoce la cumbia colombiana. Hay mucha fusión. Y a la par de esa fusión, nosotros traemos el origen de ese ritmo. Hay canciones que la gente conoce en versiones de cumbia santafesina o fusión con cumbia colombiana, que las reconocen en nosotros en un formato tradicional y se sorprenden un montón. Contamos con que Colombia y Argentina tienen una conexión musical muy importante”.

En Rosario, Huevo de Iguana forma parte de un circuito de música bailable que cada vez es más atractivo para el público: fiestas como la que tendrá lugar esta noche en la presentación oficial de su disco se suceden todos los fines de semana. “Algo que me atrae mucho de la cultura Argentina es que les gusta ir a ver bandas en vivo y en especial ahora que hay un boom de percusión. Escuchas candombe y hay muchos tambores, en la música afro también, y como nosotros somos solamente voz y percusión, es algo que llama mucho la atención y genera mucha fiesta. Los tambores te llevan directamente a mover el cuerpo”, analizó Lourdes, reconociendo que esos ambientes festivos los acercaron mucho más a la gente.

El nuevo disco

El CD demandó “un trabajo muy arduo”, confesó Garnica, y contó que los temas fueron elegidos de un repertorio que cuenta con más de 60 canciones, en su mayoría, música tradicional colombiana y algunas composiciones originales de la banda que completan Esteban Gutiérrez Pulido (maracas), Paola Sabogal Quintín, Sebastián Gabrielli y Joaquín Fontana (tambores).

El material, que lleva el nombre de la banda, tiene como uno de sus objetivos dar a conocer algunas canciones tradicionales que no llegaron a la Argentina. “Las que se escuchan en los festivales allá y en ninguna otra parte”, puntualizó.

A la hora de componer, la tradición colombiana indica que “hay que agarrarse de lo que ves, del paisaje, la lavandera, los animales”. Huevo de Iguana sigue esa línea poética, pero desde la vivencia, “y desde el lugar de cada uno”. En el disco está, por ejemplo, “La cumbia que late”, una canción en la que Garnica habla específicamente de su experiencia. “No nací entre el mar y la arena, ni en la sombra de una palmera. No viví entre tambores ni mi herencia es de cantaores”, recita al teléfono. “Esa es mi historia”, reconoce sobre parte de un repertorio que también incluye composiciones de Las Alegres Ambulancias, José Barros, Ana Matilde Maldonado y Manuel Saenz, y sostiene ritmos de la zona del Caribe colombiano como el chalupa, bullerengue y tambora, entre otros. “Dentro de lo que nosotros hacemos hay por lo menos unos diez ritmos distintos”, concluyó.

Un renacer

“El nombre de la banda fue una idea esporádica de uno de los primeros tamboreros en el principio del todo”, dijo Garnica. Y explicó: “La iguana es un animal muy representativo de la costa de Caribe pero, en algún momento, estuvo en vías de extinción porque los huevos de las iguanas son un platillo muy codiciado. Yo no los he probado porque me da impresión, pero se supone que es un platillo muy rico. Tanto es así que está prohibido comerlo. Porque las iguanas incuban sus huevos adentro y para poder sacarle los huevos hay que abrirlas. Las matan o las dejan estériles”. “En algún momento eso también estaba pasando con el folclore. Hace unos diez años atrás nacían bandas que estaban haciendo mezcla de folclore con otra cosa como el jazz, la electrónica o el rock. Pero no nacían bandas que hicieran música tradicional. Nadie estaba volviendo a sembrar la semilla de la música tradicional. Para nosotros esa fue la analogía del nombre, porque decidimos hacer música tradicional. Somos el huevo de lo que sigue sin sacrificar a la madre”, concluyó Lourdes.