Economía

No hay plata

Fuerte caída del consumo en supermercados y un freno a las remarcaciones amenazado por tarifazos

Cadenas locales reportaron caída cercana al 10% en sus ventas producto de la feroz pérdida en el poder adquisitivo. A raíz de esta situación los formadores de precios tuvieron que aflojar con las remarcaciones. Qué pasa con las promociones y precios de referencia a los que aludió Luis Caputo


La Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario (Casar) confirmó que la caída de ventas durante febrero fue del 10% y reconocen que muchas empresas proveedoras ya advirtieron este fenómeno previamente, por lo cual empezaron a frenar las incesantes remarcaciones. Esto explica parte de un Índice de Precios al Consumidor (IPC) que se ubicó por debajo del mes anterior, aunque la continuidad de esa tendencia está en duda teniendo en cuenta los aumentos de tarifas y combustibles que vienen los próximos meses.

Desde las cadenas locales también se hicieron eco de las manifestaciones que tuvo el ministro de Economía, Luis Caputo, sobre el traslado de rebajas a las góndolas. A diferencia de las grandes cadenas, sostienen que cuando reciben promociones las reflejan de manera directa en la venta al público y no por medio de descuentos que incentivan a llevar más de un artículo, como sucede con los famosos 3×2 o 50% off en la segunda unidad. 

El dato de inflación de febrero fue del 13,2% pero más allá del porcentaje promedio se registraron aumentos de todo tipo en los distintos rubros. Mientras que Comunicación se ubicó en primer lugar con 24,7% respecto a enero, Alimentos y Bebidas registró un 11,9%, siendo el de mayor incidencia en el bolsillo de los argentinos. Desde el gobierno conocen el ingenio de la gente por encontrar precios en ese rubro y por eso hacen referencia a ofertas y descuentos en grandes cadenas que no son tenidos en cuenta a la hora de medir el IPC. 

Lo que buscan explicar desde Casa Rosada con esa referencia es que las promociones que ofrecen habitualmente las cadenas más importantes del país distorsionan los precios y dificultan conocer el valor real de cada artículo. También hablan de una desaceleración del IPC entre enero y febrero (meses de una fuerte caída en consumo) pero poco se anticipa sobre el impacto que tendrán los aumentos de tarifas de luz y gas, tanto en las boletas como posteriormente en el componente de costos de alimentos que indefectiblemente seguirán en ascenso. 

El problema de la referencia

En diálogo con El Ciudadano, Sergio López, secretario de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario (Casar), se refirió al impacto de la pérdida de poder adquisitivo y señaló: “Hubo casi un 10% de caída de consumo en algunos productos en febrero. Dos dígitos representa una cifra muy importante, porque en muchos casos estamos hablando de alimentos, deberían ser bienes irremplazables. En este sentido está jugando muy bien el consumidor, que no acepta cualquier precio, busca la alternativa ante empresas que en el acumulado interanual remarcaron el doble. Muchas de ellas se aprovecharon de esta situación. 

Respecto al freno de las incesantes remarcaciones, el referente supermercadista detalló: “Se ve un amesetamiento en los precios de aquellos que tuvieron los mayores aumentos. Sucedió mucho con los productos lácteos, sobre todo los de primera marca. Hay que tener en cuenta que los productos de segunda marca en este último mes tuvieron precios un 20% por debajo de las marcas más reconocidas. También pasó con muchos productos de perfumería, que las empresas empezaron a ver que no se vendían, y cuando se ameseta el consumo se empiezan a amesetar los precios”.

Uno de los atractivos que ofrecían en este contexto las grandes cadenas de supermercados eran las promociones llevando más de un artículo. Este fenómeno se puso en cuestionamiento en los últimos días por parte del propio ministro de Economía, Luis Caputo, quien señaló que esas prácticas no dejaban ver el precio real de los productos. De hecho tanto él, como el presidente Javier Milei sostuvieron que la inflación no fue más baja por ese motivo. 

En ese sentido, López explicó: “Lo que tienen esas herramientas de las grandes cadenas es que te están identificando una promoción pero no el precio. Nosotros modificamos el precio y dejamos el de promoción, que es el que ve la gente. Eso sucedió siempre, nosotros las rebajas las volcamos siempre al consumidor, no apuntamos a la venta por volumen, sino a la venta diaria. No todo el mundo puede comprar en gran volumen para acceder al descuento. Lo que se perdió en este último tiempo son los precios de referencia”.

Inflación en Santa Fe y apertura importadora

Además del indicador que dieron a conocer desde Casar, el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz también aportó sus datos de inflación en supermercados santafesinos, que arrojó un 12,7% para febrero, por debajo de la inflación promedio que dio a conocer el Indec a nivel nacional. La situación es la misma: el dato marca una desaceleración respecto a meses previo, pero con la salvedad de que diciembre y enero registraron cifras récord.

Este índice solo mide productos básicos, específicamente alimentos y bebidas y artículos de limpieza e higiene personal. El resultado es que una familia de cuatro personas necesitó 368 mil pesos para cubrir las necesidades alimentarias básicas y no caer en la indigencia. En números reales significó 10 mil pesos más que el mes anterior, en un contexto de negociaciones salariales selectivas depende el sector y suspendidas para el caso de los informales. 

A este escenario se le sumó ahora la decisión por parte del gobierno nacional de abrir las importaciones para insumos de la canasta básica, principalmente de alimentos, con la idea de que la competencia permitirá equiparar precios en el mercado local. Esto se dio a conocer tras una reunión entre Luis Caputo y referentes supermercadistas, en la que estos últimos reconocieron que tenían precios en góndola calculados en un escenario de dólar a 2 mil pesos. 

Desde la Federación de Industriales Santafesinos (Fisfe) ya manifestaron su rechazo a esta decisión, al considerar que será de gran perjuicio para la producción nacional y tendrá impacto directo en el empleo. De hecho remarcaron que pondrá en dificultades a las pymes alimenticias, ya que las grandes cadenas se van a adaptar sumándose a la ola importadora, pero la medida no resolverá la cuestión de fondo.

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