Las especulaciones sobre cuándo ocurrirá finalmente la esperada y prácticamente descontada decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos de comenzar a subir las tasas de interés podrían llegar a su fin el mes próximo aunque, mientras tanto, la posibilidad de seguir haciendo negocios financieros con las subas y bajas en medio de los rumores no cesa.
El crecimiento de la economía norteamericana, luego de varios años de acelerar algo parecido a la máquina de imprimir billetes verdes, aparece ahora sin grandes nubarrones a la vista. Esto alienta la posibilidad de que a mediados de septiembre, cuando la autoridad monetaria norteamericana realice una reunión de su cúpula para definir acciones, se anuncie el aumento de tasas.
El diario The New York Times recordó que la economía más grande del mundo muestra un crecimiento “decepcionante” si se lo compara con lo que ocurría antes de la gran crisis de 2008, aunque la Fed sostuvo que ese paso “moderado” hace aumentar los puestos de trabajo y reducir el desempleo de manera “sólida”.
La especulación de los analistas es que esas palabras indican que el organismo que encabeza Janet Yellen no tendría demasiadas dudas de que ahora es el momento para adoptar la decisión de ir cerrando el grifo de crédito baratísimo.
De todos modos, las dudas continúan: un reporte oficial indicó que se registró un aumento del 0,2 por ciento en los salarios en el último trimestre en Estados Unidos, lo que es el menor incremento desde 1982.
La agencia Bloomberg advirtió que ese dato junto con otros no del todo alentadores “podrían limitar la capacidad de la Fed de aumentar los costos” del endeudamiento.
Hasta la más mínima señal sobre este cambio en la política monetaria norteamericana hace disparar las especulaciones –en palabras y compraventa de activos– de los analistas y operadores.
Mercados emergentes
El tema no es menor para las economías de los llamados “mercados emergentes”. En cuanto la Reserva Federal aumente la tasa, comenzará a funcionar como una “aspiradora de dólares”, complicando las posibilidades de financiamiento o reduciendo la capacidad de recibir inversión extranjera directa. La situación podría impactar también en los siempre cambiantes mercados de commodities, aunque no es el único elemento que juega en ese mercado.
Seguramente la novedad de lo que haga Estados Unidos no pasará desapercibida para los gobiernos sudamericanos, los que ya se quejaron en su momento por la política híper expansiva de los años recientes, a los que Dilma Rousseff llamó en su momento “un tsunami monetario”.
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