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Diversidad

Falleció la activista trans Lohana Berkins

Fue impulsora de la ley de Identidad de Género y luchadora pionera.


“El motor de cambio es el amor. El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo”, dice el escrito póstumo de la activista trans Lohana Berkins, oriunda de la localidad de Pocitos, Salta, quien falleció ayer en Buenos Aires afectada por una grave enfermedad. Dejó un legado de lucha y compromiso con los derechos humanos, que le valió el reconocimiento de referentes políticos y sociales.

“Contar a Lohana es imposible”, dijo Marlene Wayar, a quien la activista le legó “la posta” en su última carta, legado por el que se siente “orgullosa y conmovida”.

“Es imposible, porque Lohana no descansaba y el espacio de una nota no alcanza para hablar de sus acciones. Lo que importa es lo que logró, con fuerza y un humor exquisito”, señaló Wayar.

Berkins fue pionera en reclamar, en 2002, ser inscripta en la escuela porteña Normal 3 con su nombre elegido y lo consiguió; fue la primera travesti en tener un empleo público; fundó la primera cooperativa laboral trans; fue la gran impulsora de la ley de Identidad de Género aprobada en 2012. Y más, mucho más.

Desde 2013 tenía a su cargo la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual, del observatorio que funciona en el Consejo de la Magistratura porteño.

“Fue sin duda un enorme privilegio para la Justicia de la Ciudad tener como funcionaria, trabajando por la equidad en el acceso a la justicia, a quien sin duda es la más importante militante travesti de nuestro país y que también ha recibido reconocimientos y premios internacionales por su activismo y su trabajo teórico y político”, señaló Diana Maffía, titular del Observatorio Judicial.

“En Lohana confluyen todas las luchas: trans, del feministas, partidarias, por el derecho al aborto legal. Fue una sujeta política que mostró al mundo que todas las personas somos sujetos políticos”, reflexionó Wayar, que actualmente es asesora de Género y Diversidad en el Ministerio de Trabajo de Nación.

Cesar Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), donde Berkins comenzó su militancia en los años 90, recordó que ella “tuvo la inteligencia y la audacia de plantarse ante una comunidad de gays y lesbianas que no había registrado suficientemente a las personas trans”.

El año pasado, durante un encuentro sobre derechos humanos, Berkins expuso: “Ni siquiera nos reconocíamos como víctimas. Éramos victimarias, porque éramos vistas como exhibicionistas, escandalosas, negras e infectadas. No sé si la gente puede imaginar lo que era nuestra vida hace 10 años. Y lo que hemos logrado ahora”.

Berkins se oponía a reconocer a la prostitución como un trabajo. Ella misma había estado en situación de prostitución, lo que “jamás ocultó, nunca negó”. “Siempre fue libre. Es una inspiración”, aportó Alika Kinan, sobreviviente de trata.

Una hepatitis C que se complicó en los últimos meses la desgastó. Había superado el promedio de vida de una persona trans que se ubica en los 35 años. Era una sobreviviente. Quería ir a morir a su casa, pero no llegó.

“Que nadie llore, quiero que toquen cumbia”, pidió, compartió Maffia, quien relató que “pidió que la velen en la Legislatura, donde trabajó varios años y donde fue reconocida como Personalidad Destacada de los Derechos Humanos. Ese deseo será cumplido”.

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