Cultura

en marruecos, donde vivía, a los 86 años

Falleció el gran escritor español Juan Goytisolo

Goytisolo había expresado su voluntad de ser enterrado en Marruecos, y no en un cementerio católico ni de otras religiones. Ese deseo dejó poco margen para la elección: el cementerio civil de Larache


“Con los primeros libros había cumplido con mi deber de ciudadano, pero no con mi deber de escritor: devolver a la literatura algo distinto de lo que recibiste. Sin la idea de novedad no hay obra verdadera, y yo no había roto con el canon literario”. Lo dijo a los 35 años el escritor español Juan Goytisolo, quien este sábado falleció a los 86 años en Marruecos, donde vivía. Había nacido en Barcelona en 1931 en el seno de una familia vasco-cubana (su bisabuelo paterno había hecho fortuna con el azúcar de Cuba). Fuentes del Consulado Español en Casablanca informaron que la muerte se produjo “por causas naturales” y en su propia casa. Hacía unos meses que el escritor estaba muy delicado de salud.

La infancia de Juan Goytisolo estuvo marcada por una muerte inaugural: la de su madre, Julia Gay. Fue en 1938, durante un bombardeo de la aviación italiana aliada al franquismo sobre la Ciudad Condal. Quedó entonces bajo el cuidado de su padre junto a sus hermanos Marta, José Agustín y Luis. Esos hechos marcaron a fuego la obra de los tres varones cuando, unos antes y otros después, se convirtieron en escritores: Luis, un reconocido poeta fallecido en 1999, y José Agustín, también un lúcido académico.

 

La posguerra

Juan se inició como narrador en los años de la literatura social de posguerra, tras el triunfo del franquismo y los sangrientos años de la última contienda mundial. Su primera novela, Juegos de manos, se publicó en 1954. Tras una primera etapa de fuerte compromiso social explícito, el temprano abandono del realismo en su escritura y la asunción de su homosexualidad marcaron su obra. “Juan pertenece a la tradición de Jean Genet y Pasolini, artistas que utilizaron su propia opresión sexual para manifestarse a favor de las causas sociales más amplias”, dijo el crítico Edmund White. Un punto de inflexión de esa producción fue una novela que estuvo prohibida en España hasta la muerte del dictador Francisco Franco, ocurrida en noviembre de 1975. El título inicial de ese libro se inspiró en un verso de Luis Cernuda, referente intelectual de Goytisolo: Mejor la destrucción, el fuego. Pero una década antes que en España, se publicó en México con otro nombre: Señas de identidad.

“Mi deber de escritor: devolver a la literatura algo distinto de lo que recibiste”. Cuestión de principios del escritor que aludía y daba marco al abandono de la narración tradicional en tercera persona por lo que algunos definieron como “verso libre narrativo”: combinación de personas verbales, tiempos y materiales que arman un collage, en su tiempo, vanguardista.

Estudió Derecho en la Universidad de Barcelona y, tras la publicación de sus dos primeras novelas, vivió exiliado en París, entre 1956 y 1969. Allí fue asesor literario de la editorial Gallimard. También allí conoció a quien sería su esposa, Monique Lange, novelista y guionista francesa. Se casó con ella en 1978 y tras su muerte, en 1996, fijó su residencia en Marruecos. Pero antes había vivido en varias otras ciudades, como Tanger –en los 60 comenzó su interés por la cultura árabe– y las estadounidenses California, Boston y Nueva York, en cuyas universidades ejerció como profesor de literatura.

 

En Marruecos

En Marrakech, donde falleció, vivía rodeado de lo que él llamaba su “tribu”: la familia de Abdelhadi, un tunecino que fue pareja de Goytisolo y que residía junto con su ex mujer y algunos de sus hijos con el escritor. El barcelonés, sin embargo, nunca dejó de viajar a París para visitar a la hija y a la nieta de su fallecida esposa Monique, o a Barcelona, para hacer lo propio con sus sobrinos.

En novelas como Reivindicación del conde don Julián, Juan sin tierra, Makbara, Las virtudes del pájaro solitario o Carajicomedia, Goytisolo recurrió a la experimentación formal para abordar asuntos tradicionales como las miserias políticas y literarias españolas, la tradición sufí o la mística sanjuanista. Pero a la vez, y a consecuencia de sus trabajos para el diario El País de España, publicaba en forma de libro sus reportajes sobre Argelia, Chechenia o una Sarajevo asediada durante la guerra de los Balcanes. También participó de una serie de documentales para Televisión Española sobre la cultura musulmana.

Goytisolo había expresado su voluntad de ser enterrado en Marruecos, y no en un cementerio católico ni de otras religiones. Ese deseo dejó poco margen para la elección: el cementerio civil de Larache.

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