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gustavo postiglione habla de "el presi"

Estrategias a puerta cerrada


El poder de los medios de comunicación hegemónicos, la construcción de un discurso y una imagen que se vende como la verdad revelada pero que se diluye puertas adentro, en la privacidad de un búnker. La clara convicción de un presidente electo, algo díscolo, que, contra viento y marea, buscará terminar con el “populismo”, aunque un simple choripán comprado en la calle, todo un símbolo en sí mismo, lo ponga en jaque.

El Presi es una obra teatral escrita y dirigida por Gustavo Postiglione que se presenta todos los viernes, a partir de las 22, en La Morada (San Martín 771). Se trata de una propuesta que Postiglione concibió mientras filmaba la película del mismo nombre, aún inédita. Con las actuaciones de un atractivo elenco integrado por Jorge Ferrucci, María Celia Ferrero, Ariel Hamoui, María Eugenia Ledesma, Juan Nemirovsky y Juan Pablo Yevoli, la propuesta surgió de la necesidad de hablar con humor de ciertas cosas que tienen que ver con la realidad, “pero desde una perspectiva deformada”, según aclara el director acerca de esta obra que muestra a un presidente la noche antes de su asunción, instalado en su búnker, analizando los últimos detalles previos al gran día. Pero la noche avanza insoslayable y aquello que se pretende ocultar, entre otras cosas un secreto y un crimen, pueden echar por tierra lo que está por venir.

“Si bien no creo en el hecho de hacer una obra para dar un mensaje, entiendo que el artista o los artistas, muchas veces necesitamos expresarnos a partir de lo que nos atraviesa en determinados momentos de nuestra vida, y en algunos casos, esa voz que surge desde el lugar menos pensado, también conecta con la realidad y es un emergente no sólo de una mirada individual sino también el pulso de la sociedad”, expresó Postiglione acerca de esta obra, la cuarta de su producción, que fue ganadora del Concurso Cosecha Escénica organizado por la Secretaría de Cultura municipal.

“Este espectáculo surgió de una manera singular: en un momento me empaché de noticias, de los diarios, de las lecturas y de la televisión, y de golpe me pareció que tenía que escribir algo en relación con eso. No sé si puedo plantear una conexión directa con cosas que nos pasan hoy, pero seguramente, de alguna manera está vinculado. Y no me refiero sólo a nosotros, esto es algo que también le pasa a Brasil como a otros países”, adelantó el teatrista y cineasta que completó: “El interrogante que surgió fue qué pasaría la noche previa a la asunción de un presidente con determinadas características como las que tiene el protagonista de esta obra (encarnado por el talentoso Jorge Ferucci), quizás reconocibles en algunos casos, aunque cada espectador puede elegir su propio presidente, seguramente por esto que pasa siempre en el teatro que cada uno elige lo que quiere ver”.

Presidente a medida

El material pone en evidencia algunas de las previsibles coordenadas acerca de cómo se construye la imagen de un presidente de cara a lo que la gente (el electorado) espera de él, pretende escuchar o necesita ver. “La obra habla de cuáles serán los condicionamientos que este tipo va a tener antes de asumir; condicionamientos que lo complican porque aparecen en cuerpo presente, los que representan esos condicionamientos a los que me refiero son precisamente personas, y cómo se ve ante la disyuntiva de resolver esos problemas de una manera drástica y tremenda; si lo pensamos en el mundo real, quizás ese tipo de cosas son imaginables pero no las podemos corroborar. Como dice uno de los personajes: «No sabemos hasta dónde la muerte puede ser la solución de algo». Incluso en este país han pasado cosas que uno puede intuir que han pasado de esa manera tremenda, más allá de que esta es una ficción y que incluso aparece el humor, aunque el humor tiene que ver con no volvernos solemnes porque de ese modo sería todo más tremendo”.

Una película, una obra

Respecto de cómo se dio el abordaje del proceso, Postiglione analizó: “Venía trabajando con un grupo de actores con los que trabajo casi siempre, más otros que se fueron sumando, y ensayábamos otra obra que aún no terminamos y que retomaremos pronto. En medio de ese proceso surgió lo de El Presi. En principio, la idea era la de una película que transcurría todo el tiempo adentro de un auto. Se lo propuse a los actores y la terminamos rodando en cuatro días, con un teléfono celular, y una semana después estábamos ensayando la obra teatral; los dos proyectos son el emergente de la necesidad, de la inmediatez, de la búsqueda de probar cosas nuevas, y sobre todo, de ver cómo suceden las cosas en otros lugares que son poco habituales, porque la película transcurre adentro de un auto y la obra en un bunker. Incluso, es un material que se pone en tensión todo el tiempo con la realidad: mucho de lo que estaba en la obra, después lo sacamos, porque terminó pasando”.

La obra comienza con una entrevista de una periodista al candidato electo (en cada función la encarnará una actriz invitada) que será publicada ese mismo día en el que será ungido presidente, en un diario importante, influyente. Allí, en ese dato, el director pone en primer plano el poder que los medios ejercen en el ascenso y caída de algunos políticos, y en la conocida ambigüedad de algunos discursos que se dicen para la platea y se contradicen a puerta cerrada. “Acuerdo en la lectura del poder que ejercen los medios dominantes; de todos modos, con todo lo que nos ha pasado, entiendo que la gente sabe, entiende el lugar que ocupan los medios, y aquí lo planteamos casi más desde el lugar del chimento que desde lo político, porque además, con muchas de sus actitudes, muchos periodistas políticos se transformaron en periodistas de chimentos; hay muchos programas en la televisión que se supone que se dedican a la política pero trabajan sobre el chimento y la instalación de la mentira. Muchas de estas cosas fueron apareciendo en el proceso de trabajo y cuando pasaban en la realidad nos llevaron a preguntarnos si es que éramos poco originales o bien que algunos operadores políticos no tienen límites; de todos modos, los límites están corridos desde hace mucho tiempo. Muchas de las cosas que hoy vemos, en otro momento, hubiesen tenido, al menos, el límite del buen gusto”, analizó el creador.

“A la película, que tiene su origen en una serie de casualidades, por esas cosas que pasan, la tiene una distribuidora inglesa que está interesada que recorra algunos festivales; es una producción extremadamente independiente, está hecha con los actores en un auto, y rodada con un iphone. No hay subsidios ni nada que se le parezca, y aunque suene contradictorio, eso condiciona su exhibición, algo que nunca pasa con el teatro porque al teatro lo podés mostrar como quieras, mientras que si una película no viene de la industria, sólo la podés mostrar a través de un circuito alternativo que casi no existe en el país”, concluyó el director.

El director

Gustavo Postiglione es un cineasta rosarino de trascendencia nacional, que incursionó en el teatro con El Asadito en 2003, obra surgida del film homónimo estrenado en 2000, que lo posicionó en un lugar de privilegio dentro del llamado Nuevo Cine Argentino que emergía por entonces. Algunos años después, en 2011, estrenó Algo sobre el amor, la única obra de su producción (al menos hasta la fecha) que no tiene un correlato con una película. Más tarde llegaría Brisas heladas que en 2015 tuvo también su versión cinematográfica. Ahora, tras el estreno de El Presi, la película que dio origen a la obra y que ya está terminada, quizás tenga su estreno antes de fin de año y recorra un circuito de festivales.

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