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Se mueve

“Este sismo va a seguir expresándose en réplicas por  espacio de un año”

El doctor en geofísica Antonio Introcaso revela por qué se produjo el terremoto en Chile, uno de los más fuertes y de mayor duración.


La tarde-noche del pasado 16 de septiembre sorprendió a gran parte de la población que habita en una franja territorial del país, desde la cordillera de los Andes hasta el océano Atlántico, con un movimiento excepcional. Incomprensible al principio, pronto se develó como un terremoto.

En Rosario la reacción de la población se fue dando en un abanico que iba desde quienes ni se dieron por enterados a otros que abandonaban sus edificios; o que, con las horas, manifestaban diversos grados de temores e incomodidades.

El epicentro estaba ubicado al otro lado de la Cordillera, en la costa chilena, en el Pacífico, y era rápidamente mensurado en el orden de los 8,4 grados en la escala de Ritcher. Esta vez el fenómeno, además de su intensidad, se distinguió por su duración: “70 segundos” según el director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, quien formalmente anunciaba: “El día 16 de septiembre de 2015 a las 19.54  ocurrió un sismo de magnitud 8.4 (Mw) frente a las costas de la región de Coquimbo”, donde se registró su epicentro.

Sergio Barrientos agregaba, refiriéndose al hipocentro del mismo, que la “geometría de la falla y su ubicación son consistentes con el deslizamiento de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana. La longitud de ruptura alcanza a unos 200-250 kilómetros con un desplazamiento máximo de alrededor de 6-7 metros”, completó el funcionario chileno.

Magnitud

“Se trata de un terremoto de gran magnitud”, afirma el ingeniero en geografía Antonio Introcaso, doctor en geofísica y docente por más de 40 años en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR. Y agrega que se trata de “una magnitud no conocida en la Argentina” y que “indica una liberación de energía de inusitada fuerza”.

“Para comprenderla –explica– podemos recurrir a la siguiente comparación: un sismo de 5,5 representa la energía desatada por la bomba atómica que Estados Unidos ensayaba antes de hacerlas estallar en Hiroshima y Nagasaki; unos 10 kilotones, aproximadamente. Un sismo de magnitud 6,5 representa a 30 bombas atómicas, y un sismo como el ocurrido en Chile, de 8,4, tiene un equivalente a 35 mil bombas atómicas…”.

—Al liberarse esa cantidad de energía parece como que todo se aplacara, como que es un alivio para el planeta. Sin embargo sufrimos réplicas…

—Son el producto del reacomodamiento de las placas. Un terremoto se produce porque un gran resorte que está en la zona central donde se acumulan tensiones, se tensa hasta no soportar más dicha tensión y se rompe. Al romperse se libera energía. Eso es lo que ocurre con un terremoto. Luego, el reacomodamiento de las placas se va dando en sucesivos momentos. Este terremoto va a seguir expresándose en réplicas por espacio de un año aproximadamente.

—¿Cómo pueden afectarnos a nosotros estos movimientos sísmicos?

—En nuestro país la zona sísmica es la región cuyana y la magnitud de los sismos es de menor intensidad: 7 a 7, 3; no llega nunca a la magnitud de este sufrido en Chile. Sin embargo, nosotros deberíamos estar más atentos a nuestra zona costera; a nuestro litoral marítimo. Hemos hecho mediciones que nos revelan que la cuenca del Salado en la provincia de Buenos Aires, en el trayecto que va de la ciudad de Junín a la bahía de Samborombón, en el lugar donde se producen inundaciones, se hunde a razón de un milímetro por año. Si a eso le agregamos el aumento del nivel del océano por el deshielo producto del calentamiento global, dentro de algunos siglos, parte de esa zona quedará bajo el nivel del mar.

—Se acostumbra a hablar de líneas de fallas, de roturas en el zócalo continental, ¿ése es el motivo por el que ocurren los sismos?

—Lo que ocurre es el encuentro de la placa Sudamericana, llamada placa continental, con la placa de Nazca que está al oeste de Chile. Al producirse ese encuentro de ambas placas se acumulan tensiones y se fracturan los materiales, que ceden, y ocurre el sismo. También estas placas tienen conexiones con el llamado “Círculo de Fuego del Pacífico”, que remonta desde el oeste de América del Sur y corre hacia América del Norte, da una vuelta en herradura hacia el archipiélago de Japón y llega hasta Nueva Zelanda. Ese círculo está acompañado por terremotos de gran magnitud. El 90 por ciento de la energía sísmica del planeta ocurre dentro de esta herradura sísmica. Francis Bacon, que vivió entre los siglos XVI y XVII, leyendo los primeros mapamundis hechos y difundidos por los navegantes portugueses y españoles, comenzó a especular sobre la teoría de la separación de los continentes, lo que después se llamaría “deriva de los continentes”. En el año 1962, investigadores ingleses comprobaron científicamente que los fondos oceánicos estaban en movimiento, y de allí surgió lo que se conoce como tectónica de placas. Es decir, todo el planeta está en constante movilidad, lo que explica el origen de los terremotos. Existen placas que se separan unas de otras, y también se juntan. Cuando esto pasa, como es el caso de la placa Sudamérica con la placa de Nazca, la presión que ejercen origina tensiones que, al no poder resistir más, producen los terremotos. Éstos ocurren por la movilidad de las placas.

Glosario

Sismo: temblor de la corteza terrestre debido a desplazamientos internos, en forma de ondas elásticas que se transmiten a grandes distancias del subsuelo. Sinónimo de seísmo y terremoto.

Hipocentro/epicentro: el hipocentro o foco es la zona en el interior de la Tierra donde inicia la ruptura de la falla: desde ahí se propagan las ondas sísmicas. El epicentro es el punto en la superficie terrestre situado directamente encima del hipocentro.

Fuente: Tarbuck, E. & Lutgens, F., 2001: Ciencias de la Tierra: una introducción a la geología física.

Grandes terremotos del siglo y de la historia

Chile fue también el escenario del terremoto considerado de mayor intensidad en la historia de cuantos se tienen registro. De magnitud 9,5, ocurrió el 22 de mayo 1960 en Valdivia y causó más de 5 mil muertos.

Entre los terremotos de 8 o más grados en la escala de Richter, desde 1990 figuran:

24 de junio de 2001, Perú: mueren 102 personas en un terremoto de 8,4 grados en el sur del país.

26 de diciembre de 2004, Indonesia: un terremoto de 9 grados con epicentro en Aceh (Sumatra) causa un total de 229.866 muertos en 12 países de Asia y África. El consiguiente maremoto barrió extensas zonas costeras en Indonesia, Tailandia y Sri Lanka.

28 de marzo de 2005, isla de Nias (Indonesia): un terremoto frente a las costas de 8,6 grados causa entre 600 y 1.300 muertos y la mayor muerte de corales de la historia.

15 de agosto de 2007, Perú: un sismo de 8 grados y 368 réplicas asuela la costa y causa 595 muertos y 318 desaparecidos.

12 de mayo de 2008, provincia de Sichuan (China): un sismo de 8 grados ocasiona al menos 87.000 muertos, 375.000 heridos y 45 millones de afectados.

27 de febrero de 2010, Chile: un terremoto de 8,8 grados frente a las costas del centro de Chile causa 526 muertos y 800.000 damnificados.

11 de marzo de 2011, Japón: un terremoto de 9 grados y un posterior tsunami sacuden la costa noreste, especialmente en Miyagi, Iwate y Fukushima, y causan 15.880 muertos, 2.698 desaparecidos y 80.000 evacuados por la crisis nuclear desencadenada en la central nuclear de Fukushima.

Además de éstos, se han producido otros sismos de menor intensidad pero que ocasionaron un elevado número de víctimas, como fue el de Haití, en enero de 2010, de 7 grados, pero que causó 300.000 muertos.

En lo que va del año el terremoto más grave fue el que sacudió Nepal el pasado 25 de abril con intensidad de 7,8 grados (hay fuentes que sostienen que la intensidad fue de 8,1), en el que murieron 8.889 personas.

En primera persona

“A los 17 años, como suele sucederles a muchos jóvenes, no sabía qué carrera seguir. Mi padre era ingeniero, así que elegí ingeniería; tenía facilidad para las matemáticas y la física. Pero ingeniería no me gustaba y tropecé con amigos que estudiaban geofísica. Me incliné hacía ella y pese a los esfuerzos de mis maestros para que entrara a una petrolera. Eran los 60 y me decidí por la docencia y la investigación. En Rosario se formaba la carrera de Ingeniería Geográfica. Me ofrecieron venir y no lo dudé; completé aquí mi doctorado y por más de 40 años ejercí la docencia en la UNR”.

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