Ciudad

Rosario profunda

El barrio del Sindicato de la Carne, “era una ciudad aparte”

La tesis doctoral de la antropóloga Verónica Vogelmann se centró dicha problemática laboral de la zona. En una entrevista cuenta a El Ciudadano el pasado y el presente del mayor Fonavi del país.


El barrio del Sindicato de la Carne fue elegido por el municipio y la provincia para convertirse en el primer barrio sustentable de Rosario. Se trata de una propuesta entre los gobiernos y los vecinos para diseñar acciones colectivas que van desde plantar árboles, instalar energías renovables, gestionar residuos y crear ferias de economía solidaria. El municipio censó al 70 por ciento del barrio y obtuvo indicadores que le permitieron focalizar también otras obras pedidas por los vecinos. Entre las principales, nuevos cursos de capacitación, obras de inclusión de personas con discapacidad, la construcción de ciclovías y garitas para mejorar la circulación. A esto se le suma el nuevo acceso a la avenida Circunvalación, nuevas conexiones cloacales y tareas de pinturas en casi 100 torres Fonavi por un valor aproximado a los 8 millones de pesos.

Hacia adentro, algunos vecinos lamentan la violencia y piden más presencia policial.

Para afuera, el barrio pelea contra el manto que persigue a quienes viven allí. “Quedaron ciertos estigmas sobre la gente que trabaja en los frigoríficos. Y en algunos casos son apropiados por los propios trabajadores. Es muy doloroso. Es bueno problematizar sobre esos sentidos porque tienden a cimentar que las condiciones laborales sean eso”, consideró la antropóloga Verónica Vogelmann. La mujer, cuya tesis doctoral fue sobre la problemática laboral del gremio y el barrio, brindó a El Ciudadano una mirada histórica que analiza la naturaleza de la zona signada por la industria cárnica.

—¿Cómo se modificó la zona sur en esas décadas a partir de las transformaciones productivas en los frigoríficos?

—El sur de Rosario y Villa Gobernador Gálvez siguen siendo un sector de trabajadores de la carne. Hay mucha vinculación con el frigorífico. El trabajo nutre a las familias pero con esta característica: es muy fluctuante. La empresa cerraba por semanas y cientos y cientos de familias en veremos. La década del 90 fue muy dura para esa zona y sobre todo para Villa Gobernador Gálvez, característica por su vida industrial. Los compañeros habían quedado afuera de la fábrica y pasado carencias muy difíciles, con pocas opciones para reinsertarse.

—¿Qué características tiene el gremio y su relación con el barrio?

—Lo primero es mucha participación de los trabajadores y que se expresa en distintas tendencias. Lo preponderante fue el peronismo y las tensiones entre las distintas vertientes. Entré al tema por cercanía y me sorprendió la respuesta del territorio en la crisis del 2001. Encontré que muchas de las respuestas a de cómo se comprometían los trabajadores, que también eran vecinos de los barrios del sur y Villa Gobernador Gálvez, estaban ligadas a tradición gremial. Cuando me pongo a rastrear los orígenes de esos procesos organizativos encuentra matrices trotskistas, peronistas y comunistas. Muy complejo y muy rico. Hubo mucha participación política que se movía en el barrio, inclusive Montoneros, y el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) que se vinculaban con los espacios del frigorífico. Es un territorio muy político. Hubo muchos desaparecidos del gremio. En 1971 tiene una quiebra muy fuerte el Swift y meses después reabre. Pero en ese proceso quedan afuera muchos trabajadores activos desde la política. También de ex trabajadores del frigorífico. Lo barrial y lo laboral está muy marcado en la industria de la carne y la región sur. De hecho, algo que quedó muy arraigado, con esa fluctuación de la industria que dejaba en la calle a los trabajadores, es la solidaridad de los comerciantes del barrio. Se organizaban en comisiones para ver cómo mantener la fuente de trabajo y eran apoyados por los comerciantes que les fiaban. Antes no estaba la avenida Circunvalación y la calle del frigorífico no estaba cortada: estaba llena de comercios, había un cine, bares, etc. Era una ciudad aparte.

—¿Cuál es la distribución de los frigoríficos en la zona?

—En el Gran Rosario hay varios frigoríficos más chicos que el Swift. El de Paladini, por ejemplo, que tiene mil y pico de trabajadores. Hay otros menores: Sugarosa, los de Mattievich y el Litoral. Después hay pequeñas triperías, donde las condiciones de trabajo son terribles. En la mayoría hay una gran exigencia del trabajo por la falta de tecnología aplicada a los procesos productivos. Es una industria que expulsa y atrae a los empleados constantemente. Eso es algo que guía la vida del gremio. Las secciones centrales, matanza y demás, han tenido avances tecnológicos. En particular en 1995 abrió la nueva planta de Swift pero igualmente muchos procesos se siguen haciendo con cuchillo.

—¿Qué características de lo gremial ligado a esa industria que siempre se dice en crisis se trasladó al barrio?

—Con solo mirar es mayor la proporción de los varones. Igual hay una cuestión muy fuerte de las mujeres de la carne, aguerridas y combativas. Hay muchas cuestiones que circulan desde y sobre el gremio hacia el barrio. La combatividad es una de ellas. También el reconocimiento de un trabajo muy penoso y mal retribuido y sin embargo el espíritu combativo. Otras formaciones folclóricas del barrio es que “son personas que vienen del norte y que son ignorantes”. En la actualidad creo que no se habla más de gente que viene del interior porque ya son varias generaciones que nacieron acá. Pero sí en las características del barrio: muy densos, donde impera la delincuencia. Y que en general son barrios laburantes donde muchas familias alojan por estar metidos con una industria fluctuante con problemas. La industria siempre se muestra como en crisis. Y luego ves que salen los CEO de las empresas en revistas especializadas señalando sus logros. Y lo cierto es que hay muchos trabajadores que tienen inquietudes no sólo laborales sino académicas. Muchos con carreras que se hicieron a pulmón luego de jornadas de 10 horas de trabajo. No son la mayoría pero son laburantes, viven ahí y tienen el interés de ir a estudiar. En algún punto retomando cierta matriz histórica del lugar.

En clave ecológica

A principio de mes el municipio realizó una jornada sobre el uso racional de la energía en el marco del proyecto Barrios Sustentables, experiencia que desde hace más de 7 meses el municipio viene desarrollando en esa zona del distrito Sur y que prevé replicar en otros 19 barrios de la ciudad. Desde la Municipalidad indicaron que el objetivo de los encuentros es informar a los vecinos sobre estos temas para que, desde sus hogares y desde las organizaciones a las que pertenecen, puedan impulsar al resto de la sociedad conductas y hábitos que contribuyan a la construcción de barrios y de una ciudad más sustentable.

“Hay tecnologías que podemos implementar sin demasiados recursos ni esfuerzos para ahorrar energía en nuestros hogares. Por ejemplo, utilizar sensores que activen el encendido de las luces del hogar cuando están las personas dentro y las apaguen en su ausencia, colocar burletes que eviten el escape de temperatura de la vivienda, pintar los techos de blanco, lo cual reduce el calentamiento de paredes en verano”, expresó el coordinador general de Políticas Públicas de Sustentabilidad, Ricardo Bertolino. La jornada se dio en el marco de la iniciativa Barrios Sustentables bajo cuya órbita ya se elaboraron 11 proyectos sustentables. Entre ellos, relevamiento y plantación de árboles, realización de actividades culturales y de fortalecimiento de las instituciones, el desarrollo de ferias de economía solidaria, la instalación de energías renovables y la gestión integral de residuos sólidos, entre otras.

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