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Arresto por azar

En un operativo de rutina cayó el capo de la banda Los Monos

Máximo Ariel Cantero, de 50 años, iba en un carro tirado por un caballo acompañado de un niño. Quedó preso en Coronda. Tras mantenerse prófugo casi dos años, le espera indagatoria por asociación ilícita.


El azar le jugó una mala pasada al líder de la banda Los Monos. Hacía casi dos años que estaba prófugo de la Justicia provincial. Amante de las cinchadas, los caballos y la vida en la periferia de la zona sur, lo buscaban por estar señalado como uno de los cabecillas de una asociación ilícita en la conocida megacausa. Con un pedido de captura, incluso de Interpol, a cuestas, Máximo Ariel Cantero, de 50 años, cayó ayer cuando iba como acompañante de un niño que llevaba las riendas de un carro tirado por un caballo por Felipe Moré y Centeno, en el sudoeste. Era casi el mediodía cuando dos policías de la Patrulla Intervención Urbana pasaban en moto por esa cuadra y los miraron para identificarlos, el chico sacudió la fusta y los caballos tomaron velocidad, lo que al parecer llamó la atención de los uniformados. El Ariel, como se conoce al más viejo referente del clan Cantero, se tiró del carro y buscó refugio en una casilla, pero no alcanzó a entrar. Fue detenido no sin antes quedar marcado por un perdigón de goma en la espalda y algunos golpes en la cara. Al nene que dirigía el carro todavía lo están buscando: el pequeño aprovechó la persecución de su compañero para desaparecer de escena.

Los policías lo llevaron a la comisaría 19ª para identificarlo y en la dependencia de bulevar Seguí al 5300 dijo que se llamaba Martín Antonio Merlo y que tenía su casa en un rancho de La Lagunita, asentamiento precario que le dio refugio y lo vio caer en un allanamiento de 2004. Algunos policías de la seccional lo reconocieron, llamaron a los jefes y tras hacer las pruebas dactiloscópicas fue identificado como Máximo Ariel Cantero. Se lo llevaron a la Jefatura y en el atardecer hubo conferencia de prensa a cargo del jefe de Policía del Nodo 4, José Luis Amaya, quien contó cómo fue la detención: indicó que el arresto de “el Ariel” fue fortuito y reconoció que hubo información en un momento de que frecuentaba esa zona. El jefe policial agregó que, a pesar de los rumores que surgieron en un primer momento sobre la presencia de un arma, no se registró ningún secuestro.

A las 19, Cantero salió escoltado hasta las camionetas para trasladarlo a la cárcel de la Unidad 1 de Coronda por orden de la jueza Alejandra Rodenas, quien instruye desde hace algunas semanas la megacausa Monos. Voceros del caso agregaron que la magistrada, en principio, le tomará declaración indagatoria el próximo martes 26 de mayo, fecha que coincide con el segundo aniversario del crimen de su hijo Claudio Ariel “Pájaro” Cantero, ocurrido frente al boliche Infinity Night, de Villa Gobernador Gálvez. Por este homicidio hay tres procesados: Luis “Pollo” Bassi como instigador, Milton Damario y Facundo “Macaco” Muñoz como coautores. Los padres de estos tres hombres fueron asesinados, al igual que dos hermanos de Bassi, en los meses que siguieron.

En realidad, la venganza por el crimen del Pájaro comenzó el 27 de mayo de 2013 con el asesinato del dueño del boliche, Diego “Tarta” Demarre, y un día después, la familia de Milton César fue atacada a tiros en Acevedo y Francia. La balacera tuvo como saldo la muerte de un hermano, la madre y un amigo de César, cuyo nombre apareció en un principio en la investigación pero después fue descartado por su tocayo Damario. Oscar “Piqui” Aguirre, quien regenteaba la disco de Demarre, murió hace un año tras recibir 8 tiros.

Megacausa

Cuatro días después del crimen del Pájaro ya se contabilizaban tres crímenes cometidos a plena luz del día, en calles principales y en medio de balaceras espectaculares. Esta saga empujó la reactivación de la causa por el crimen de Martín “Fantasma” Paz (integrante de Los Monos asesinado en septiembre de 2012) y el 31 de mayo de 2013 se realizaron múltiples allanamientos en propiedades de los Cantero y su entorno. Desde entonces, el Ariel tuvo pedido de captura en la megacausa.

Según los primeros procesamientos firmados por el juez Juan Carlos Vienna, en medio de una controvertida investigación a cargo de la División Judiciales, Cantero padre sólo aparecía en dos escuchas: cuando le dice a su hijastro Ramón Machuca (alias Monchi Cantero y quien aún está prófugo) que estuviera atento a “la Cele –por su mujer, Celestina Contreras–”, porque esperaban en el Heca la evolución del agonizante Pájaro y, la otra, cuando habla con Monchi sobre dar de baja un celular de su hijo asesinado.

En el auto de procesamiento también figura la declaración de un testigo protegido que señala al Ariel como el que “manejaba todos los búnkers de la zona de Avellaneda desde Seguí hasta Circunvalación. Él vive en esa zona y tiene a una mujer que tiene dos hijos de él. El cercano al Ariel en sus negocios es Juan Domingo Ramírez”, por uno de los integrantes de un clan conocido como los Papaínos. Además, Luis Paz, padre del Fantasma, dice en ese expediente que “él (por el Ariel) siempre comandó el clan”.

En la megacausa, 39 personas fueron procesadas, entre las que se encuentran una decena de policías, con distinto grado de participación en una asociación ilícita. A mediados de abril de este año, casi la mitad de los imputados (18), entre los que se encuentran los principales acusados, acordaron un juicio abreviado pendiente de homologación. Guille Cantero, hijo del Ariel, recibiría una pena a 9 años de prisión como partícipe secundario en el crimen del Tarta y como jefe de asociación ilícita, además de una condena anterior por tenencia de arma. La Fiscalía ya pidió elevar a juicio escrito a otros 18 encausados, la mayoría policías. Resta definirse la situación de otros tres procesados.

Con base en Las Flores, ascenso y caída de un célebre pesado

El Ariel, como conocen en la zona sur a Máximo Ariel Cantero (padre), creció en el barrio Las Flores Este, aunque se mudó a la villa La Granada cuando formó familia con Celestina Contreras, la Cele. Una hermana de esta mujer estaba casada con Miguel Fernández, alias Mono Grande. Ambos cuñados, por diferentes vías, habían aprendido a mediados de los años 90 el clásico sistema inaugurado por contrabandistas paraguayos: cooperativas que traían marihuana y hacían  diferencia al venderla en el sur de Rosario. En abril de 2003, el Mono Grande murió ahogado en el río Paraná y desde entonces Cantero quedó al frente de la organización que desde un lustro antes era conocida como Los Monos, y que se enfrentaba por control de territorio y dividendos del narcotráfico con otra banda de Las Flores: los Garompa.

A fines de los 90 Cantero cayó preso junto con un socio en Corrientes mientras transportaban hacia Rosario 91 kilos de marihuana, caso por el cual fue condenado a cuatro años de cárcel. Pero recién cumpliría la pena algunos años después, cuando las muertes en la guerra contra los Garompa habían puesto la lupa de la Justicia sobre Las Flores. En mayo de 2004 hubo un megaoperativo en búsqueda de Cantero y algunos de sus compinches que arrojó el secuestro de unos pocos panes de marihuana. El Ariel se mantuvo prófugo hasta octubre de ese año, cuando cayó en La Lagunita. Le achacaban cuatro homicidios y amenazas sobre la madre de algunos de los integrantes de los Garompa, pero sólo fue condenado por tenencia de arma de fuego, pena que sumó a la sentencia por drogas. De nuevo en la calle, en 2009, Cantero fue baleado en una pierna en el barrio La Granada, y tras ese ataque el mayor peso de la conducción de la banda recayó en su hijo Claudio, el Pájaro; en su vástago homónimo, apodado Guille, y en su hijastro, Ramón Machuca, alias Monchi Cantero. El Ariel volvió a caer preso por el crimen de Walter Cáceres, el adolescente de 14 años que viajaba en un colectivo con la barra de Newell’s que fue emboscado frente a barrio Las Flores en febrero de 2010. Igual que su hijo Guille, terminaron desvinculados, por lo cual sólo el Pájaro y otros tres integrantes de Los Monos llegaron a juicio, en el que fueron absueltos.

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