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En inédito hecho, transplantan de médula ósea a niño rosarino

La intervención se hizo en el hospital Ludovica de La Plata y tuvo como protagonista a Kilian Valdemarín, pequeño de un año que nació con inmunodeficiencia combinada severa. Su madre fue la donante y, para evitar el rechazo, los médicos emplearon una técnica que nunca había sido utilizada en el país.


transplante“Cuando me lo propusieron no lo dudé, nunca había estado más cerca de curar a mi hijo”, fueron las palabras que salieron de Fiama tras haberse sometido a una operación que le dio una segunda oportunidad a Kilian Valdemarin, un niño rosarino de un año que fue transplantado en el hospital Sor María Ludovica, de La Plata, empleando una técnica hasta el momento nunca utilizada en el país.

Según se informó en un comunicado del Ministerio de Salud de Buenos Aires, se trata de un hecho novedoso producto de que, para evitar el rechazo, se empleó un aparato de última generación que filtra los linfocitos T, las células que cumplen un rol clave en los problemas de compatibilidad.

El niño nació en Rosario con una grave enfermedad llamada inmunodeficiencia combinada severa. Quienes la sufren se los conoce como “los chicos de la burbuja”, porque, por un defecto genético, carecen inmunidad celular, lo que los hace fallecer a causa de cualquier tipo de infección.

Cuando el nene tenía seis meses, sus padres fueron notificados de que su hijo no viviría más de un año. Hoy tiene casi dos y ayer, cuando confirmaron que había comenzado a generar sus propias células inmunes, suspiraron con alivio y esperanza.

Hace cuatro meses que la mamá vive en el hospital Sor María Ludovica de La Plata junto a su bebé que, en diciembre, recibió un trasplante inédito de médula ósea. En casos como el de Kilian, “se apela a un hermano como donante, porque suelen ser compatibles, pero en este caso el chiquito es hijo único”, explicó el presidente del Cucaiba, Adrián Tarditti.

En un principio, se pensó en buscar médula en los bancos nacionales o internacionales de células madre hematopoyéticas, que son los que se extraen del cordón umbilical cuando nace un bebé. Pero la búsqueda requería demasiado tiempo. Entonces la mamá, de 16 años, fue la elegida como donante.

Los médicos decidieron emplear el nuevo aparato adquirido por el Garrahan que filtra las células madre obtenidas de la médula de Fiama, la madre.

“Cuando me lo propusieron no lo dudé, nunca había estado más cerca de curar a mi hijo”, contó la joven que viene luchando junto con su marido por la vida de ese bebé desde que tiene seis meses.

“Por fortuna contamos con la Unidad de Médula Ósea del Ludovica, un centro de referencia de la Provincia a nivel nacional que lleva realizados más de 230 procedimientos de este tipo”, dijo el ministro de Salud, Alejandro Collia, quien felicitó a los médicos intervinientes.

Hoy, el niño se encuentra en recuperación, internado en el hospital de La Plata. La mitad de la muestra de células madre es guardada por si sufre una recaída. Sin embargo, los profesionales aseguran que la médula ósea prendió perfectamente en el organismo del bebé y que, hasta el momento, su evolución es buena.

El nuevo aparato de última generación se llama Clinimacs y fue ajustado por el laboratorio de Inmunología Celular del Garrahan para ser utilizarlo por primera vez en este trasplante realizado en el hospital Ludovica de la Provincia.

Los padres de Kilian estuvieron mucho tiempo en estado de shock: a los tres meses de nacer, el bebé comenzó a bajar de peso y a llorar sin parar, día y noche.  Entre enero y abril de 2013 estuvieron junto al nene internado en el hospital rosarino Víctor Vilela donde, tras decenas de estudios le diagnosticaron deficiencia combinada severa y les dijeron su vida corría un gran peligro.

“Hace un mes me propusieron ser la donante y ahí nos cambió la vida, nos vinimos a vivir a La Plata, Sebastián (su pareja) consiguió un trabajo que le permite pagarse una pensión y yo me quedé acá, cerca de Kilian”,cuenta Fiama con una sonrisa.

El papá dice que se desespera porque cuando los médicos le permiten verlo, Kilian le tira los brazos. “Quiere que lo agarre upa, quiere jugar, imaginate, es un nene”, dijo en referencia al niño que por ahora está en aislamiento y apenas puede ser tocado con numerosas medidas de seguridad.

Recién ahora, al año y nueve meses, el nene empezó a decir mamá y papá y a dar sus primeros pasos, ya que la enfermedad había retrasado su desarrollo.

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