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Ciencia y Tecnología

En la línea del fuego forestal

Fernando Epele, titular del Plan de Manejo del Fuego, detalla cómo se combaten los incendios en el país.


Entre 2000 y 2013 Argentina perdió más de cuatro millones de hectáreas por deforestación, mientras que los incendios arrasan, en el sur del país, bosques con especies vegetales casi milenarias. Los mismos se originan, la mayoría de las veces, por condiciones meteorológicas; otras, responden a la desidia y la irresponsabilidad inescrupulosa del hombre.

El Ciudadano tomó contacto con el ingeniero forestal Fernando Epele, coordinador nacional del Plan de Manejo del Fuego, dependiente de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, interesado en saber si existe en el país una política de prevención de incendios forestales.

“Nosotros incorporamos el concepto de manejo del fuego. Partimos de la base de que el fuego es un componente del ecosistema, un factor que interactúa con las condiciones meteorológicas, la vegetación, la fauna, el factor abiótico, entre otros. Concebimos el fuego como un factor ambiental”, describió.

—¿Existe un decálogo a comunicar a la población en relación con la prevención de incendios?

—Si bien la organización del fuego está centralizada a nivel nacional y hay campañas para eso, las jurisdicciones locales componen el Sistema Federal del Manejo del Fuego. Todas las provincias y los parques nacionales realizan campañas para que la comunidad que está en contacto con los ecosistemas sepa qué hacer con el cuidado del manejo del fuego.

—¿Qué se comunica?

— Lo primero es concientizar a las personas que acostumbran a desarrollar actividades recreativas en contacto con la naturaleza de que ante la presencia de fuego deben dar aviso, antes incluso de intentar sofocarlo salvo que la propagación se dé a partir del propio fuego que el visitante del bosque esté usando. En cuanto al uso del fuego, lo primero es la toma de conciencia del peligro de su uso sin medidas elementales para extinguirlo.

—Estos últimos incendios ¿cómo se originaron? ¿Su propagación se debió a condiciones meteorológicas, desidia humana, fuego intencional?

—Tenemos evidencias de que el origen de los fuegos en la Patagonia en el mes de febrero se debieron a una actividad de rayos. Los incendios se declararon el 15 de febrero y teníamos registrada una tormenta con rayos el 2 de febrero. Sabemos que, pese a la lluvia, la acción de los rayos puede quedar latente por 15 días, hasta que se dan las condiciones para su propagación, como son los vientos que en esa zona soplan con singular fuerza. Se han encontrado árboles con los signos del golpe de los rayos en la zona donde se inició el fuego. De todos modos nos quedan dudas de que algunos focos se hayan debido a la acción intencional de personas inescrupulosas e irresponsables, en las que la especulación inmobiliaria puede llegar a ser la causa intencional de estos fuegos.

—¿Cómo debe entenderse la especulación del fuego como parte de un negocio inmobiliario?

—Un área cubierta de bosques en estas zonas naturales cuenta con un estatus de conservación por su contribución al ecosistema, por lo que no está disponible para su loteo y comercialización. A veces se dan en posesión precaria pero siempre manteniendo las restricciones explícitas para su uso comercial. Sobre todo si son zonas de bosques, a las que el Estado intenta preservar como tal. Al desaparecer el bosque por el estrago del fuego, permite a los propietarios tramitar una exención de prohibición de transacciones inmobiliarias.

—Esto es una cara, ¿puede haber irresponsables que ejerzan actos piromaníacos?

—Nos ha pasado que, cerca de las ciudades, chicos con ganas de ver un operativo de aviones hidrantes prendieron fuego una zona de pastizales con bosques para satisfacer su deseo.

—¿Disponen la Nación y las provincias de los elementos necesarios para hacer frente a los incendios?

—Quiero destacar que el protagonista del control del fuego es el combatiente de tierra, quien está en la línea del fuego. Es el que marca un límite. El control técnico del fuego se logra cuando se corta la vegetación y se lo circunscribe y limita, y se lo controla impidiéndole su propagación. El fuego se alimenta de vegetación. La técnica número uno de su control es rodear el fuego de un área libre de vegetación, la que se transforma en una línea cortafuego; y es desde tierra que se hace frente al avance del fuego, por supuesto contando, al mismo tiempo, con una gran cantidad de recursos como puede ser el combate aéreo con helicópteros con balde, aviones hidrantes o maquinaria vial.

—¿Se dispone de dotaciones para el apoyo como hidroaviones y otros elementos indispensables?

—Sí. En estos casos la forma en que nos organizamos es desplegando un sistema de monitoreo permanente de los lugares donde podemos esperar fuego, según la cantidad y con qué dinamismo puede ocurrir. En función de esa información, tenemos dispuestos aviones hidrantes desplegados en forma preventiva en los sitios pertinentes. Lo mismo hacemos con las brigadas. Estos recursos de combate contra el fuego se disponen en el lugar donde estamos esperándolo. Por ejemplo, en la zona centro y el Litoral del país, el fuego ocurre con más frecuencia durante el invierno: en el mes de junio se concentran los recursos en esa zona. Esta época del año es en la Patagonia donde se da la temporada de incendios.

Lo que no se debe hacer

No se debe prender fuego en lugares que no estén habilitados para tal fin.

En los lugares en los que está permitido se debe tener sumo cuidado de no hacer fuego cerca de árboles, aislarlo de la vegetación, rodearlo con tierra y piedras y disponer de elementos como pala y agua, con los cuales sofocarlo apenas tome una continuidad que vaya más allá del límite con el que se lo circunscribió.

Asegurarse que el fuego ha quedado extinguido, taparlo con tierra y hacer barro de la misma, ya que muchas veces el fuego tapado no está sofocado y en forma latente queda una burbuja de calor que luego y en determinadas condiciones se convierte en llama.

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