Ciudad

Sin secretos

La lencería amplió tanto el abanico de diversidad y precios

Entre el erotismo y la aventura, ya no sólo se puede optar por lo más acorde a cada cuerpo sino también a cada estado de ánimo. Incluso hay disfraces tanto para ellas como para ellos.


“Nena, no andés con la bombacha rota, mira si tenés un accidente”. ¿Quién no ha escuchado alguna vez de la vieja recomendación de madre? Acaso una versión más acorde a los tiempos de “destape” que llegaron después, podría haber sido: “Nena, ponete algo sexy, mira si tenes una alegría”. Aunque ni una ni otra frase parezcan hoy verosímiles, tampoco hacen falta: hace tiempo que la lencería es como la segunda piel de la mujer y como tal ha pasado a ser una de las prendas que con más cuidado se eligen. Y no sólo el modelo exacto para cada tipo de cuerpo, sino en el color, la forma y los detalles, hasta para cada estado de ánimo.  Y estímulo es tan grande que ya excede lo femenino: aunque todavía en forma tibia, muchos hombres exploran en lo que no aparece a simple vista, pero está allí.

Fernanda, es encargada del local Tres Hermanos, (de Germán, Ariel y Diego), uno de los mayores comercios de lencería de la ciudad contó a <El Ciudadano> que concurren más mujeres que hombres al negocio, ya que los hombres “son más tímidos” a la hora de comprar.

“Lo que más llevan las mujeres son los conjuntos de ropa interior en blanco y negro, que es lo más clásico. Pero también llevan estampados y de encaje”, explicó la joven.

La encargada del flamante local de San Luis 1523 explicó que la lencería erótica está en auge: no sólo por el diseño, sino también por las diferentes texturas y formas. “Las mujeres pueden elegir desde bombachas con strass con hilo dental, hasta disfraces de conejita, enfermera, colegiala y mucama. Y el caballero puede darse el gusto de elegir desde un disfraz de enfermero –un pequeño slip con barbijo y un gorro celeste–, de mozo –una zunga cola less, con muñequeras, tiradores y un moño– y hasta zungas de animal print con cierre en la parte delantera”, narra la vendedora.

Fernanda explicó que las mujeres compran todo tipo de bombachas: desde vedettinas, cola less, tiro corto, o culotte less, hasta talles especiales y de señoras. Y destaca que nada está fuera del alcance: aunque los precios pueden superar los 200 pesos hay variedad desde los 18 pesos.

La diversidad, cuenta la vendedora, es un atractivo para ellas, pero –a la hora de hcer un regalo– les puede generar confusión a ellos. “Cuando vienen a comprar los hombres, siempre dicen que quieren llevar «algo lindo». Y la mayoría, en vez de decir «encaje», hablan de «puntilla». Y se terminan llevando lo que las vendedora le aconsejas”, detalló la mujer.

A favor, la encargada del local de lencería contó que cuando los hombres se deciden por algo, sí se fijan en el detalle de los colores. El que es hincha de Rosario Central, no compra rojo ni negro, y el que es de Newell’s, esquiva, lógicamente el azul o el amarillo, y más la combinación de ambos.

“También salen los corsets con ligas y portaligas: negro, rojo y blanco, son las vedettes”, refiere.

“Las bombachas que más se llevan son las de algodón, en negro, blanco y hueso. También vienen estampados, con flores, con la inscripción de la marca, con pajaritos. Pero al algodón no hay con qué darle”, subrayó Fernanda.

Muchos hombres prefieren que una mujer lleve una camiseta larga o una clásica de algodón. “Todos tienen una opinión diferente de lo que es ser sensual y atractiva”, se sonríen entre ellas las vendedoras. Y, también a la hora de regalar –y también regalarse– algunas mujeres prefieren el slip, otras el bóxer, y hasta muchas se animan a comprar disfraces de enfermeros o mozos. Como sobre gustos no hay nada escrito, hay ropa interior para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.

Modelo para cada mujer

Bikini clásico: es el más común, especialmente para las mujeres con estructura física media. Ideal para el gimnasio o actividad deportiva.
Invisibles: están hechas de elástico, por lo que no tienen costuras. Esto significa que no se marcan debajo de la ropa. La mejor opción para vestidos de fiesta.
Talle alto: muy parecido al bikini, son perfectas para ocultar “pancitas” y logran una cobertura total en la parte de los glúteos. Estilizan la figura y actúan como fajas.
Cintura ancha: prenda chica, pero con un diseño que ayuda a mantener todo en su lugar sin que nadie note que se lleva puesta.
Brief: muy parecido al bóxer de hombre o el culotte. Permite usar pantalones de cintura baja sin mostrar la prenda interior.
Bóxer: similar al short, cubre todo de adelante y de atrás, pero es más ajustado al cuerpo. El elegido por las más delgadas, pero no es la pieza más indicada para las de caderas y muslos anchos, ya que la tela se puede terminar enrollando.
Spanx: es la ropa interior modeladora por excelencia. Su función es ajustar y reducir los rollitos y crear líneas limpias debajo de las prendas. Es la preferida de las famosas para la alfombra roja.
Tanga: ofrece una mayor cobertura en los costados y en la parte delantera. Conveniente para las mujeres de tallas grandes, ya que, a diferencia del hilo, no marca la piel en los costados.
Descaderado: muy bajo en la cintura, se lleva a la altura de las caderas y el estilo puede variar; por ejemplo, puede ser un descaderado tanga o un brief descaderado.
Panti faja o control: viene en diferentes texturas que permiten moldear el cuerpo de la mujer en el área que se necesite.
Culottes anchos: aumentan el volumen de la cadera, pero se trata sólo de un efecto óptico. Es poco adecuado para las piernas cortas.

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