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Panorama político

El tren que lleva a las urnas

Hay opiniones de todo tipo sobre el impacto que tiene el paso al costado de Binner en las relaciones entre los gobiernos nacional y del Frente Progresista.


“¿Recuerda aquel 20 de junio famoso que hubo todo tipo de fricciones (NdeR: acto del Día de la Bandera de 2011); bueno, olvídese que vuelva a ocurrir algo así. Vamos a movilizar militantes para celebrar que el gobierno nacional recuperó el tren de pasajeros, y lo vamos a hacer a lo largo de toda la campaña, pero además hay instrucciones precisas de hacerlo en armonía con las demás fuerzas políticas”.

En el momento que rememoró el operador kirchnerista, Hermes Binner encarnaba una candidatura presidencial desde un espacio que se presentaba con la misma etiqueta progresista que ostentaba el gobierno nacional, lo que a Santa Fe le valió que le cortaran los víveres en materia de vivienda, autorización de créditos, Aportes del Tesoro Nacional, entre otros rubros. Un lustro después, de nuevo en un año electoral de largo aliento y recambio presidencial, el proceso se revela inversamente proporcional: Hermes Binner acaba de bajarse de la pelea presidencial y el campo queda despejado para que las fricciones de antaño den paso a la coordinación de la gestión institucional sin negar la disputa electoral.

Hay opiniones de todo tipo sobre el impacto que tiene el paso al costado de Binner en las relaciones entre los gobiernos nacional y del Frente Progresista.

En el peronismo, más precisamente entre grupos kirchneristas con llegada directa a la Casa Rosada, se sostiene que redujo tensiones y que ese menor nivel de conflictividad se podrá comprobar empíricamente el miércoles cuando llegue el primer tren y, además de funcionarios, miles de militantes ondeen sus banderas en inmediaciones de la estación Rosario Sur.

Un ministro socialista consultado sobre el mismo tema desconfía de ese estado de cosas. “Si ven, como dicen algunos, que (Miguel) Del Sel toca techo en intención de voto y que (Omar) Perotti puede crecer, van a venir con cañones y misiles de nuevo”.

Volver a la vía

La llegada del tren de pasajeros es un acontecimiento histórico que encuadra en el plan de recuperación de los servicios ferroviarios. Tras reconectar Retiro-Mar del Plata, llega el turno de Rosario. Más adelante seguirá hacia Córdoba, así como el servicio que días atrás tocó Rufino podrá extenderse hasta la Cordillera de los Andes.

Es la trágica historia de este país la que hace que estemos festejando la reconstrucción de ramales ferroviarios. Pasaron 150 años en los que ese fenomenal capital social construido de la nada para ser la gran herramienta del desarrollo y orgullo nacional fue arrojado a las fauces del olvido y el abandono. El martes la Cámara de Diputados de la Nación, con la presencia del ministro Florencio Randazzo, iniciará el tratamiento de creación de la sociedad para depositar de nuevo en manos del Estado la administración de los ferrocarriles al Estado.

La algarabía por el regreso del tren es genuina y una excelente noticia, pero como todo tiene grises. En la última década se perdieron años de trabajo por sostener un sistema corrupto de concesiones privadas y prestaciones pésimas que terminó como terminó: dos secretarios de Transporte procesados, miles de millones tirados a la basura y pasajeros muertos en los andenes.

El hecho de que en tres años se pusiesen a rodar trenes cero kilómetro es una hazaña y al mismo tiempo una confirmación de ese tiempo que se desperdició. Si esa formidable decisión política de la presidenta eficientemente ejecutada por Randazzo se hubiera tomado antes como reclamaban innumerables voces, el ahorro de presupuesto, calidad de vida y quizás vidas sería importante. Además, el apuro tiene sus costos: dependencia tecnológica de fabricantes chinos y compra de rieles en las acerías europeas, todo en un contexto de industria ferroviaria nacional reducida a su mínima expresión y escasez de divisas internacionales.

En tren de campaña

A tres semanas de las elecciones primarias circulan las primeras encuestas que, punto más, punto menos, proyectan un escenario de paridad entre los dos candidatos que reúnen mayor intención de voto. También ubican al Frente Progresista por encima del PRO.

Es decir que, al menos en los papeles, el escenario se ajusta a las expectativas de la Casa Gris para este momento de la campaña, teniendo en cuenta que el alto nivel de desconocimiento de Miguel Lifschitz en el centro-norte provincial requería un arduo trabajo de instalación para descontar la ventaja con Del Sel, candidato recontra instalado.

Si se llegó a un punto de paridad entre candidatos a esta altura (y en el gobierno dan por descontado que el rosarino se alzará con la interna), los votos que obtenga la fórmula Mario Barletta-Eugenio Malaponte proyectarían una ventaja más amplia a favor del oficialismo. Ese análisis es pertinente porque desde que se empezó a usar el sistema de primarias abiertas en 2005 el Frente Progresista no sufre fuga de votantes entre la primaria y la general. El rápido pronunciamiento de Barletta tras la convención nacional de la UCR en Gualeguaychú, en el sentido de que no tiene nada que ver ni votaría a Del Sel y Reutemann, despejó ambigüedades y consolida ese escenario.

En la Casa Gris afirman que el devenir de la campaña es el que esperan. “La gestión Bonfatti siempre tuvo más imagen positiva que negativa, nunca fue al revés. Eso, sumado al peso de la estructura que desarrolló el Frente Progresista con los jefes comunales y senadores, nos llevó a la conclusión de que todo lo que necesitábamos era el tiempo que lleva la instalación del candidato”, reseña un funcionario provincial imbuido de las alternativas de la campaña electoral.

Por otra parte, esas mismas encuestas hoy por hoy reflejan un estancamiento del candidato del PRO que, cabe aclarar, no tiene competencia interna en esta instancia. Pareciera más factible romper esa tendencia con lo que pueda agregar el propio Macri y la instalación del PRO a nivel nacional que con los recursos personales del candidato a gobernador, a quien todos ya conocen y protagonizó los comicios de 2011 y 2013.

Peronistas, uníos

Distintas son las expectativas del precandidato del Frente Justicialista para la Victoria Omar Perotti. El objetivo: un piso del 20 por ciento en las primarias para desde ahí lanzarse a la caza del segundo. Su desafío: romper la fuga de votos que sufrieron candidatos peronistas en elecciones pasadas tras las primarias a causa de la fragmentación y la falta de un interés común.

La fuga de votos se evita en tanto la mayor cantidad de sectores se sientan representados en la oferta electoral. “La presidenta pidió trabajar con todo el peronismo, por eso en la última semana apareció generosa publicidad y se reparte material proselitista con la fórmula a gobernador, no como en anteriores oportunidades donde cada uno atendía su juego”, contó ayer un operador kirchnerista.

La irrupción de la campaña publicitaria de Perotti-Ramos la última semana es un dato político más que instrumental: despeja suspicacias en relación con el compromiso del peronismo en general y de los que tienen la batuta de la campaña en particular.

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