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Madre Catalina de María, Josefa Saturnina Rodríguez

El Papa aprobó el milagro que proclama beata a una monja cordobesa

El milagro aprobado por el Santo Padre y que permitirá su ascenso a los altares ocurrió en Tucumán, es el de una mujer que "recobró la vida" tras haber sido declarada muerta por los médicos.


El Papa Francisco autorizó al prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato SDB, la promulgación del decreto que reconoce el milagro atribuido para ser beata a la venerable Madre Catalina de María, Josefa Saturnina Rodríguez.

Se trata de la fundadora de la congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús (Esclavas Argentinas) y la ceremonia de beatificación será en la ciudad de Córdoba mientras que la fecha aún no está confirmada.

El milagro aprobado por el Santo Padre y que permitirá su ascenso a los altares ocurrió en Tucumán, es el de una mujer que “recobró la vida” tras haber sido declarada muerta por los médicos.

Hoy, a veinte años del episodio milagroso, lleva una vida normal.

La madre Catalina Rodríguez nació el 27 de noviembre de 1823 y falleció el 5 de abril de 1896 en Córdoba, Argentina, indicó la agencia Aica.

El proceso de beatificación atravesó los pasos que determina la Congregación para las Causas de los Santos: En 1998 fue declarada venerable y desde 2013 se propuso una gracia como posible milagro para la beatificación.

El milagro obtuvo la aprobación de los médicos en julio de 2016 y en enero de 2017 fueron los teólogos quienes se sumaron a la determinación de que el hecho sobrenatural fue por mediación de la Madre Catalina.

La Madre Catalina de María Rodríguez fue colaboradora en la tarea evangelizadora que desplegó en las sierras de Córdoba el Santo Cura Brochero.

Josefa Saturnina Rodríguez -luego Madre Catalina de María- nació en Córdoba el 27 de noviembre de 1823 y cuando tenía tres años perdió a su madre y a los 9 a su padre.

Estos hechos fueron determinantes en su vida, ya que su educación quedó a cargo de sus tías Luisa e Ignacia Orduña, de profunda fe religiosa.

Su vocación despertó alrededor de 1840, pero no pudo concretarla porque en la Argentina y sus alrededores sólo había conventos de clausura y no existía en ese momento la opción de vida religiosa apostólica para las mujeres.

Se dedicó entonces a promover y sostener la obra de los Ejercicios Espirituales y a los 29 años contrajo matrimonio con el coronel Manuel Antonio de Zavalía, viudo, padre de dos niños.

En los trece años que duró su matrimonio fue modelo de esposa y madre y cuando en 1865 murió su esposo, quedó libre para concretar su primera vocación, que se despertó con mayor vehemencia.

Pero para llegar a este sueño dorado, pasaron siete largos años llenos de obstáculos y luchas que impedían su realización.

Finalmente el 29 de septiembre de 1872 fundó en Córdoba el instituto de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús (Esclavas Argentinas), dedicado a la educación y promoción de la mujer y atención de casas de ejercicios espirituales.

La Madre Catalina fue una mujer cordobesa de su tiempo que buscó vivir la plenitud del amor a Dios y al prójimo como laica, como madre y como religiosa.

En 1877, invitada por el padre José Gabriel Brochero, el “Cura Brochero”, hoy santo, se instaló en Villa del Tránsito (Córdoba), y ambos tuvieron una fecunda misión en la Iglesia de fines del siglo XIX, sobre todo en la evangelización de las sierras cordobesas y la difusión de los ejercicios espirituales.

La religiosa murió el 5 de abril de 1896, en el atardecer de un domingo de Pascua y fue declarada venerable el 17 de diciembre de 1997 por el papa Juan Pablo II.

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