Espectáculos

Un siglo

El norteamericano Kirk Douglas se volvió centenario

El actor de Espartaco y La patrulla infernal festejó el viernes un siglo de vida y se sumará al club de las estrellas centenarias como Olivia De Havilland.


El actor de Espartaco y La patrulla infernal festejó el viernes un siglo de vida y se sumará al club de las estrellas centenarias como Olivia De Havilland.

Las cien velitas que el astro de Hollywood Kirk Douglas sopló con buena salud, lo ponen en un plano de igualdad con Olivia De Havilland –la Melanie Hamilton de Lo que el viento se llevó (los cumplió en julio)– y la antigua sexy Zsa Zsa Gabor, que los cumplirá en febrero.

Douglas fue famoso por el hoyuelo que tenía en el mentón, en plena competencia con Robert Mitchum, y para muchos será por siempre la cara del esclavo insumiso Espartaco, del film homónimo; el Vincent Van Gogh de Sed de vivir, el Capitán Nemo de 20 mil leguas de viaje submarino o, para los más cinéfilos, el Coronel Dax de La patrulla infernal.

Douglas siempre apuntó a lo más alto y su extraordinaria fuerza interpretativa, su apostura física y su inmenso talento dramático lo convirtieron en una de las más rutilantes estrellas de posguerra dentro de un equipo que integraban también Burt Lancaster, Gregory Peck, Montgomery Clift, Richard Widmark y Humphrey Bogart, entre pocos más.

Cumplió papeles de reparto en teatros de Nueva York y Pensilvania, hasta que sólo en 1941 Broadway le abrió sus puertas para que debutase en Otra vez primavera, y al año siguiente tuvo otro papel secundario en Las tres hermanas, de Antón Chéjov, hasta que la Segunda Guerra Mundial lo envió a la Marina estadounidense y demoró el esperado ascenso.

Al volver a la vida civil se reencontró con Lauren Bacall, y la recomendación de la bella determinó que Douglas enfrentase una cámara por primera vez en El extraño amor de Martha Ivers, de Lewis Milestone, que en 1946 cambió su destino para siempre.

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