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De uniforme

El Loco Morales, ex policía que parece haber vuelto al ruedo

Tiene 58 años y cayó esta semana, junto con dos jóvenes, bajo acusación de liderar una banda dedicada a las entraderas.


El Loco Morales –un policía de 58 años exonerado hace una década que carga con un abultado prontuario– junto con dos jóvenes de 28 y 26 quedaron detenidos por estar señalados como los autores del asalto que sufrió el 9 de enero pasado Jorge C., en el interior de su vivienda de avenida del Rosario al 400 por parte de ladrones que usaban uniformes policiales. Los pesquisas están tras las pruebas que confirmen que la banda también es responsable de otros dos golpes: uno en otra vivienda de la misma cuadra –unas semanas después– y otro en Los Álamos y Las Perdices, en la localidad de Funes.

Por el hecho en la vecina ciudad fue detenida una joven de 19 años en una casa de barrio Tango adonde estaban algunas de las pertenencias de las víctimas.

El 9 de enero pasado, cuatro asaltantes sorprendieron al propietario de una vivienda de avenida del Rosario al 400. Dos hombres con uniformes de la Policía de Santa Fe golpearon la puerta, se le metieron a la víctima y le franquearon la entrada a otros dos que comenzaron a recolectar todos los objetos de valor, alhajas y dinero en efectivo que encontraron a su paso, para huir en un Chevrolet Cruze negro que estaba estacionado en esa cuadra de barrio Saladillo.

La secuencia fue captada por un circuito cerrado de cámaras que tiene la casa, lo que llevó a los investigadores a allanar el 24 de febrero pasado tres viviendas de la zona sudoeste y detener a los sospechosos, identificados como Alejandro Jesús P., de 26 años; Sergio Salvador H., de 28, y Jorge Antonio Morales, alias Loco, de 58 años y ex funcionario policial, según explicó el fiscal Nicolás Foppiani en la audiencia imputativa realizada el jueves pasado. La instancia estuvo presidida por el juez Juan Carlos Vienna y los acusados estuvieron representados por los abogados Marcos Cella, Luis Tomasevich y una defensora oficial. Cella y la representante del defensoría pública insistieron en que sus defendidos –los dos muchachos– no pudieron ser identificados en las imágenes captadas por las cámaras de la vivienda y que tras los allanamientos en sus hogares no se recuperó ningún elemento que los relacione con el asalto ocurrido en la vivienda de avenida del Rosario.

Sin embargo, el magistrado consideró que las pruebas presentadas por el fiscal eran suficientes para imputarlos por robo agravado en poblado y banda, y calificado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo ser acreditada. En el caso del ex uniformado también se le atribuyeron los delitos de usurpación de títulos y honores y tenencia ilegítima de arma de fuego de uso civil y a los tres se les dictó, en otra audiencia llevada adelante anteayer, la prisión preventiva sin plazo.

Los allanamientos

El martes pasado se hicieron las tres detenciones con sus respectivos allanamientos en forma simultánea. Los procedimientos de la Policía de Investigaciones se hicieron en un radio de 15 cuadras de la zona sudoeste. A Sergio Salvador H., de 26 años, se lo detuvo en su vivienda de Santa Matilde al 3700. A cuatro cuadras, en Biedma al 3600, cayó Alejandro Jesús P., de 28, y se le secuestró un auto Chevrolet Cruze negro, el cual tenía precintos en el baúl. El abogado defensor de Alejandro P. remarcó que en las filmaciones no se puede ver el número de la patente, que el baúl del auto estacionado en la puerta de la víctima es largo mientras que el de su cliente es corto y también que los precintos hallados son utilizados por el padre del imputado porque tiene un criadero de chanchos.

El joven de 28 años tiene en su haber una detención en enero de 2013, cuando se pareja lo denunció por golpes y amenazas en una vivienda de Pueyrredón al 4200. Además, la mañana del 10 de julio pasado quedó detenido con cuatro cómplices acusado de intentar asaltar el Rapipago de Dorrego y bulevar Seguí. La Policía dijo haber sorprendido al muchacho en el baño de un local lindero con el comercio haciendo un boquete.

Por su parte, Morales fue apresado en el patio de su vivienda de Larrea al 4300, donde le secuestraron ropas policiales con sus accesorios y gorras, uniformes de la EPE, de la empresa Lime, un revólver Magnum 22 con municiones, chapas patentes, credenciales de libre tránsito y estacionamiento con el logo de la Policía de Santa Fe, una licencia de remís, una gorra con el escudo de la Policía Federal Argentina, una tricota color verde parecida a las utilizadas por Gendarmería, junto con objetos de electrónica y poco más de 400 dólares.

El Loco, el Gato y el Gordo

A fines de 2005, Morales era suboficial cuando fue exonerado de la fuerza policial al mismo momento en que fue procesado por un par de extorsiones. La caída de la banda fue el día de la primavera de ese año: el Loco estaba en un bar de Jujuy y bulevar Oroño, acompañado por el sargento Luis “Gato” Gastaminza y el cabo primero Jorge “Gordo” Cabral. Por esa fecha, todos cargaban con investigaciones que ponían en duda la fidelidad al uniforme y que los relacionaban con distintos delitos. Por las extorsiones –que también le depararon un procesamiento en el departamento San Lorenzo–, hacía dos meses que le seguían los pasos por denuncias donde aparecían policías que apretaban a narcos, a quienes les pedían billetes a cambio de armarles una causa por drogas. El día de la detención, el trío esperaba cobrarle dos mil pesos a un comerciante del centro para no “engarronarlo”.

Dos años después, el policía exonerado protagonizó una huelga de hambre. Su esposa lo respaldó encadenándose en los Tribunales provinciales porque le habían agregado causas sin notificarlo.

A finales de agosto de 2009, hacía pocos días que había salido del penal de la Alcaidía, donde pasó por un tiempo por tener un desarmadero trucho, cuando su ex compañeros le cortaron la carrera mientras huía de un asalto a una rotisería de Mendoza 7930.

A Morales se lo acusó de ser unos de los ladrones que amenazaron con armas de fuego a padre e hijo dentro del local El Noble Sabor. Los dueños de la casa de comidas no se amedrentaron, le sacaron el arma a uno de los asaltantes y los corrieron a los tiros. Un vecino contó a los policías que llegaron al lugar ese día que el tipo que corría a lo lejos, quien resultó ser el Loco, era uno de la banda de ladrones.

En la actualidad, el ex policía que no se resigna a sacarse el uniforme quedó imputado de robo calificado por el uso de arma de fuego, robo agravado en poblado y banda y también por usurpación de títulos y honores –por cometer un asalto con ropas policiales–. Con todo el material que le secuestraron en su vivienda, los investigadores trabajaban para determinar si el Loco y sus dos compinches fueron los responsables de los golpes a otra vivienda de la cuadra de avenida del Rosario al 400 y también del asalto que sufrió una mujer en su vivienda de Los Álamos y Las Perdices en la localidad de Funes, caso por el que hay una joven imputada.

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