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Historias de boxeo

El gran Perita: Alfredo Bilanzone, un fino esgrimista

El rosarino tuvo su época de oro en la década del 30, en donde se coronó como campeón argentino liviano.


Era una de las tantas tardes domingueras, donde hacía mi guardia como cronista volante, en la redacción del diario Crónica en la calle Riobamba de la ciudad de Buenos Aires. De pronto, entre el humo de los fumadores y el teclear musical de las  Olivetti Lexicon, se escuchó una voz que afirmaba: “Era de Rosario. Boxeador extraordinario. Hábil, veloz, inteligente. Hizo del boxeo un arte. Un artista del ring. Sé lo que les digo. Se llamaba Alfredo Sabino Bilanzone. Quien expresó esto era nada más y nada menos que Juan Roberto Mezzadra, compañero en el  laburo y uno de los más notables dibujantes, pintores y periodistas argentinos. Compartía la redacción y eran famosas sus caricaturas deportivas. A la pasión de los lápices y pinceles le agregó otra: el boxeo. Fue secretario de la Casa del Boxeador y hoy sus obras se exhiben en galerías de arte.

En la curiosa ansiedad de un novel periodista, me dispuse a conocer quién era el tal Bilanzone. Nacido en Rosario, en 1905, hizo en esta ciudad toda su campaña amateur, estimándose  en cerca de 70 peleas. Se radicó en Buenos Aires y se puso a las órdenes de Nicolás Preziosa, un italiano de Bari que a los 19 años obtuvo la licencia número dos como segundo en un rincón. Fue entrenador de Luis Angel Firpo (en su última etapa), Alcides Gandolfi, José María Gatica, Ricardo Calicchio, Andres Selpa, entre otros grandes.

Alguna vez ante la pregunta periodística Preziosa aseguró: “Entrené muchos boxeadores. Puedo hablar de famosos y de los mejores que me hicieron ganar dinero. Pero ninguno de ellos se puede comparar al rosarino Alfredo Bilanzone. Para mi, en su momento, fue el mejor liviano de todas las épocas. Además, gran persona, un amigo hecho y derecho…un señor”.

A Bilanzone le decían Perita, en alusión a su mentón exagerado. Muchos testigos de la época lo definieron como un fino esgrimista de los puños. Un Nicolino Locche de sus tiempos. Como al Intocable, algunos le cuestionaban su estilo más asentado en defender que atacar.

Corrían los tumultuosos años 30 del siglo veinte y se entreveró con grandes figuras. La estrella máxima era Justo Suárez, el Torito de Mataderos, el primer ídolo nacional. El paso de Bilanzone marcó época. Fue la expresión cabal de aquellos boxeadores que llegaban de las llamadas “tierras adentro” y en tiempos bravos expusieron el cuerpo para tomarle examen a los mejores peleadores. Ya fueran nacionales o extranjeros.

El rosarino cruzó guantes con hombres de la talla de Antonio Fernández “Fernandito”, uno de los máximos ídolos en la historia del deporte chileno. De igual manera con otros chilenos consagrados: Simón “El Ciclón del Matadero” Guerra o Carlos “El Botija” Uzabeaga, ex olímpico. También lo hizo con los italianos Mario Bianchi, Luigi Quadrin, Otello “El Moro” Abbruciati o el uruguayo Hugo Elías “El Torito de las Bóvedas” Cartelle.

Luego de perder en fallo ajustado con el chileno Fernández, en el Parque Romano de Buenos Aires, llegó la esperada revancha. Fue en el porteño Garden Club el 10 de junio de 1933. Y con la pelea la anécdota. Contó el árbitro del combate, el inolvidable Alfonso Araujo: “El chileno Fernandito comenzó a mostrar sangre en su cara. Y bastante. No vi ningún golpe que pudiera justificarla. Paré la pelea y revisé los guantes de Bilanzone y ocurrió lo curioso. Al repasar lentamente el guante descubrí en el izquierdo un alfiler incrustado. Una locura. Apreté despacio y lo saqué limpito con los dientes. Ahí se terminó el problema y la pelea continuó. “Nadie dudó que se trató de un accidente involuntario. Para muchos fue “La pelea del alfiler”, cuyo resultado fue empate.

Amigo del gran Agustín Magaldi, otro ilustre rosarino, compartían noches en la calle Corrientes, cuando ésta no dormía nunca. Se dio el gusto a través del cantor de conocer y estrecharle la mano a Carlos Gardel. “Quedé mudo cuando lo conocí, pero más aún, cuando me dijo que sabía quien era y le gustaba como boxeaba”, recordó alguna ocasión Bilanzone.

Ganó el título argentino liviano el 16 de setiembre de 1933 al vencer por puntos a Víctor “El Jaguar” Peralta en el Luna Park, aún sin techo.

Dejó vacante la corona nacional y pasó a la división welter. Puso punto final a su carrera en 1937 por una lesión en un ojo y luego de empatar con el español Carmelo Fenoy. Hincha confeso de Newell´s, trabajó en la institución muchos años como utilero. Ya retirado y con más de 70 años de edad, se le organizó en el club Sportivo América de Rosario una noche de boxeo amateur y exhibiciones de famosos. Con el apoyo de Tito Lectoure, estuvieron en la velada Juan Domingo Suarez, “El Bombardero de Federal” y el campeón mundial Víctor Emilio Galíndez. Todo  fue a beneficio de Bilanzone. Una buena idea, ya que con lo recaudado pudo instalarse en un pequeño departamento  y atenuar una delicada situación económica. Los días pasaron. Lejos de todas las actividades, tuve la satisfacción de conocerlo personalmente. Charlamos varias veces. Su buena memoria me llevó a lugares desconocidos e inesperados. Su sencillez, amabilidad y candor me impactaron. “Admiré mucho como boxeador y persona a Raúl Landini. Fue muy bueno” (N.de R. Landini fue medalla de plata en Juegos Olímpicos de Amsterdam en 1928, en  categoría hasta 67 kilos, perdiendo la final con el neocelandés Ted Morgan).

Un día Alfredo Sabino “Perita” Bilanzone partió. Dejo huellas deportivas y humanas, muy hondas. Ambas coincidentes en que fue distinto. Excelente en el ring, recordado como persona. Su historia fue pasando de boca en boca. De generación en generación. Al estilo de los juglares del medioevo. Está instalado en el arco privilegiado de las grandes figuras. Se tuteó con el éxito y lo visitó la desdicha.

Quizás, el querido Lalo de Los Santos, sin conocerlo le escribió a Perita Bilanzone: “No te caigas campeón falta el último round que te espera en el final de tu camino. Sólo hay que seguir de pié para ganar transformando en horizonte los abismos. No te caigas campeón !!!! No te rindas campeón !!!”

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