Ciudad

International Park

“El día anterior le había tocado a otro chico operar la rueda”

Rompió el silencio Emiliano Supisiche, el joven a cargo de la “Vuelta al mundo” el dí a que murieron dos chicas.


La vida de Emiliano Supisiche dio un giro inesperado en la fatídica tarde del sábado 10 de agosto. El joven de 20 años era el encargado de operar ese día el juego de la “Vuelta al mundo” del International Park, situado en la esquina de 27 de Febrero y Oroño, donde perdieron la vida Melanie y Florencia Aranda, de 11 y 14 años, como consecuencia de la caída de una de las góndolas desde el punto más alto. En una entrevista mano a mano con El Ciudadano, el muchacho se mostró “dolido por no haber podido conversar nunca” con la familia de las niñas fallecidas y aseguró que, si bien ya pudo superar psicológicamente el hecho, observa “riesgo en todos lados”, en cada actividad que realiza. Contó cómo fueron los días posteriores y aseguró no entender por qué sigue involucrado “cuando las pericias muestran cómo fueron las cosas”.

—¿Cómo estás hoy?

—Hay cosas que me tienen mal y otras que las puedo ir sobrellevando. Por empezar, me tiene mal la familia de las dos nenas, a la que nunca tuve la posibilidad de decirle que comparto el sentimiento de dolor. No me imagino lo que se siente perder a dos hijas. En cuanto a lo que me pasó a mí, siempre priorizo las cosas positivas por sobre las malas, fue una desgracia que me tocó vivir. Pienso en que estoy vivo pero que me podría haber caído la góndola encima. Hoy estoy bien gracias al apoyo que tuve desde el primer momento.

—¿Cómo fue ese momento en que ocurrió el accidente?

—El juego funcionaba con normalidad. De repente escuché un ruido y vi caer la góndola. Eran todas caras de sorpresa y no podía entender qué había pasado. Fue un shock ver a las pobres nenas ahí y a toda la gente gritando. Me llegaban mensajes preguntándome si estaba todo bien. Hoy siento mucho dolor por las nenas que ese día se habían ido a divertir. Nunca pensé que podía pasar algo así y jamás me hubiese puesto a manejar algo si estaba en riesgo una vida. Cuando vi a las nenas y a la tía que se quería mover fui rápidamente a ayudarlas porque quería hacer algo. Al ratito llegó una empleada y ahí es como que empezó el tiempo de vuelta porque todo esto fue en un flash.

—¿Cómo fueron los días siguientes?

—Nunca estuve solo. Soy una persona cerrada, dura. Tengo una barrera que se aguanta todo y lo primordial siempre fue demostrar que estaba bien para que mi entorno estuviera bien. Cuando me dieron la excarcelación tuve que hacer unos trámites en Jefatura y recién salí el miércoles a la noche (NdR: el hecho ocurrió un sábado). Me fue a buscar mi padrino, llegué a mi casa, entré y traté de seguir para adelante. Ese jueves me fui a jugar al fútbol con mis amigos, que es lo que más me gusta. Hay que tratar de seguir para adelante y no quedarse, superarse.

—Te tocó estar en el lugar y tiempo equivocados…

—El juego te tocaba aleatoriamente. Además, siempre te iban a reemplazar para ir al baño o para un descanso. Por ejemplo, el día anterior le había tocado a otro chico operar la rueda; y te digo más, quince minutos antes había ido al baño. Le podía haber pasado a cualquiera.

—¿Cómo te sentís respecto al procesamiento?

—Estoy tranquilo porque confío en mi abogado y respetamos los tiempos de la Justicia. Pero me pregunto por qué sigo en esto si las pericias muestran cómo fueron las cosas. Siempre me metieron entre los acusados y me siento indefenso respecto a ellos. La Justicia me puso la fianza de 30 mil pesos para salir y yo no tengo esa plata.

—¿Qué sentís que cambió desde aquel día?

—El accidente me cambió la vida, principalmente en cuanto a la manera de pensar. Son muchas las cosas que tengo en la cabeza. Me hizo madurar en no sé cuántos años. Me junto con amigos y en todos lados veo un posible riesgo porque no quiero que vuelva a ocurrir algo así. Es un garrón eso. Apenas terminó todo iba por la calle en bici y quería llegar rápido a mi casa por miedo a que me chocaran, se saliera una rueda o algo…

—¿Cambió algo en cuanto al trato con tu entorno?

—Siempre que conozco a alguien tengo que decirle que soy “el chico del parque” porque ahora es parte de mí. Hasta que no lo digo no me puedo soltar, es como que estoy ocultando algo. Es un peso que llevo siempre y que cada día se vuelve más pesado. Estoy libre pero no me siento así. Sé que hice bien mi trabajo pero me siento observado porque la Justicia está ahí.

—¿Qué sucedió después?

—Me dijeron que iba a tener que ir a la comisaría a declarar un par de horas; pero pasaron dos, tres, cuatro horas y luego me dijeron que iba a tener que pasar la noche ahí. Fueron cuatro días, aunque tengo que decir que me trataron muy bien. En Tribunales hay un lugar que se llama “la cueva de los leones”. Es un lugar horrible donde van a declarar los detenidos. Eso fue lo más feo, pasar por las rejas y que me gritaran cosas o ver cómo entre ellos hablaban. Fue un lugar feo que no sabía que existía.

—¿Empezaste a trabajar desde chico?

—Yo soy de una familia humilde y siempre me enseñaron que había que trabajar y estudiar. Laburaba para darme mis gustos y poder hacerle un regalo a alguien cada tanto. No hacía un año que estaba y me sentía muy contento porque me permitía estudiar.

—¿Era obligatorio el uso del cinturón de seguridad?

—Cuando entrás a trabajar tus compañeros te enseñan cómo manejar el juego. Había algunos más riesgosos en los que sí es obligatorio el uso del cinto. Pero para ese juego (la Vuelta al mundo) no teníamos instrucciones. Lo que tenía que hacer era controlar que subiera la misma cantidad de personas por góndola y equilibrarla.

—¿Se realizaba mantenimiento con regularidad?

—Hay personal encargado de eso pero era un mantenimiento superficial, de lucecitas y ese tipo de cosas. Cuando yo entraba a trabajar, arrancaba el juego.

—¿Cómo siguió tu vida?

—Estoy estudiando Comunicación Social, que me gusta bastante. El otro día me puse a leer una nota de una materia y me gustó tanto que me emocioné. No lo podía creer. Estaba ahí, donde tenía que estar, leyendo. Además, trabajo vendiendo viajes de egresados. Estoy muy contento y ahora veo todo de otra manera, sé que hay que manejarse con responsabilidad y eso me da seguridad.

—¿Qué te dejó todo este proceso?

—Me hizo madurar mucho en lo personal. Como persona me siento mucho más sensible. Uno piensa en seguir y aprovechar a hacer cosas y no quedarse quieto.

Quedan tres procesados

El abogado de Emiliano Supisiche, Froilán Ravena, detalló que el joven se encuentra imputado por “homicidio culposo”. Asimismo, relató que en un primer momento fue considerado responsable tanto de las muertes de las jóvenes como de las lesiones de las demás personas que iban en el carrito, aunque sobre esto último se dictó una falta de mérito. “Resultó procesado por el homicidio, fallo que fue apelado y que está para resolverse en la Cámara de Apelaciones”, reveló. Por otro lado, expresó su rechazo respecto a la resolución de la Justicia, que “resulta apresurada porque se hizo sin contar con las pericias oficiales que se habían encomendado”. Los otros procesados que tiene la causa son el responsable de la concesión del parque, Adrián Osella, y el ex titular de Inspección municipal, Gregorio Ramírez. En tanto, quedó desligada la ex directora de Concesiones de la Municipalidad, Hilda Gontín.

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