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Malas palabras

El consumo de pornografía, un obstáculo en la educación sexual

“Puede ser peligroso en gente que todavía no tuvo su debut sexual”, advirtió el catedrático de la UNR Lelio Zeno.


El avasallamiento de internet, las redes sociales y los sistemas de mensajería móvil sobre la vida social de los adolescentes, sobre todo en lo que respecta a la viralización de videos con contenido adulto y el fácil acceso a la pornografía, produjo, según señalan especialistas, profundos cambios en las nuevas generaciones. Vistas como un modo de instruirse en materia de sexualidad, estas vías pueden generar una distorsión en quienes recién están teniendo sus primeras relaciones. En hombres, el consumo de este material, que generalmente se da en períodos breves de tiempo para evitar ser sorprendidos por los padres, puede ser el causante de uno de los trastornos más frecuentes (alrededor del 15 por ciento de la población mundial): la eyaculación precoz. Sin embargo, el dato que más alarma a la comunidad médica es el aumento en el consumo de sildenafil, más conocido como Viagra y de venta libre, en adolescentes que innecesariamente buscan potenciar su performance, persiguiendo así severos riesgos para su salud.

“El 75 por ciento de los adolescentes utiliza las redes sociales, internet y el material pornográfico como las vías más rápidas y efectivas para instruirse. La pornografía es una ficción que genera una distorsión de la sexualidad. Hay mucha cercanía en intentar llevar a la realidad eso que es actuado y fantasioso. La principal consecuencia es la violencia de género y la segunda, la eyaculación precoz”, contó a este diario la sexóloga Mariela Weppler, quien afirma que sus declaraciones son avaladas por numerosos estudios realizados sobre hombres jóvenes. Es que, en la mayoría de los casos, el consumo de este material a escondidas de los progenitores suele estar acompañado de una masturbación casi fugaz que, sostenida en el tiempo, acostumbra al cuerpo y origina uno de los trastornos más comunes en la población masculina.

Para la médica del consultorio de sexología Ciprys, este “posicionamiento actoral alejado de la realidad” se relaciona con dos fenómenos muy presentes en el tiempo moderno: el sexting (la difusión masiva de videos o fotos a través de las redes sociales) y el grooming (acciones emprendidas por adultos para hacerse pasar por adolescentes y establecer una relación perversa con jóvenes). “Por eso es tan importante que todo lo que los chicos vean en las redes sociales o con quién se conectan se hable con los padres o con un adulto que les haga entender que eso es una ficción destinada a captar clientes”, agregó.

Por su parte, el profesor titular de la cátedra de Urología de la Universidad Nacional de Rosario, Lelio Zeno, coincidió en que, “independientemente de las aberraciones como el sexo grupal o animal”, el consumo de pornografía “puede ser peligroso en gente que todavía no tuvo su debut sexual”, aunque observó también algunos rasgos positivos en jóvenes mayores de edad o adultos. “Tanto el hombre como la mujer necesitan estímulos y, con el paso del tiempo, eso se puede ir perdiendo en la pareja. La erección en el hombre está atravesada exclusivamente por los sentidos: la vista, el tacto, el olfato, el gusto. Hay gente que lo necesita y además se pueden aprender nuevas posiciones. Lo importante es tener una vida sexual placentera”, señaló.

Ambos especialistas coincidieron en que la pornografía puede ser usada, en sexología, como un tratamiento para renovar la pareja, aunque siempre en adultos. Para ellos, el mayor peligro que representa en adolescentes es no charlar lo que ven y que terminen creyendo esa versión, basada siempre en el paradigma de una mujer sumisa, entregada a todo, y del hombre fuerte y sometedor.

Un dato alarmante

Sin necesidad de ser consultados al respecto, tanto Zeno como Weppler mostraron su preocupación por el consumo indiscriminado de cápsulas de sildenafil, popularmente conocido como Viagra, en adolescentes que no poseen ninguna disfunción sexual.

“Muchos varones de 17 o 18 años sin problemas de erección preguntan si pueden tomarlo mezclado con alcohol, creyendo que van a potenciar el acto sexual. También hay consultas de mujeres que preguntan por la Yumbina para sentirse desinhibidas o más excitadas. Esto muestra que los adolescentes buscan ser exitosos sexualmente a cualquier precio, aun cuando eso pueda derivar en una patología”, explicó la sexóloga.

En tanto, para el jefe del Servicio de Urología del sanatorio Parque el consumo de la famosa pastilla azul en hombres saludables puede ser “muy peligroso” ya que, como toda droga, posee dos problemas: uno psíquico (la dependencia) y otro físico (la tolerancia). Esto quiere decir que la persona “no puede encarar una relación si no toma su pastilla por miedo a fracasar” y que además necesita, con el pasar del tiempo, aumentar la dosis para generar el mismo efecto.

“En una persona de 20 años es normal tener tres o cuatro relaciones en una misma noche. Si bien esta droga mejora la performance, ¿para qué quiere uno mejorar aún más esta cuestión?”, se preguntó con indignación.

Un género en auge

Weppler advirtió que, si bien “la mujer no es tan compradora de la pornografía”, un fenómeno en crecimiento es el cultivo de la literatura erótica, muy presente en adolescentes de 13 o 14 años, como es el caso del famoso largometraje Las 50 Sombras de Grey que, de acuerdo con su criterio, “tampoco muestra la verdadera versión de la sexualidad”.

En esa misma línea, consideró que este bombardeo de estímulos que ofrece el mercado condujo a que los jóvenes “se inicien sexualmente cada vez más temprano”, fijando como edad promedio en Argentina los 14 años para las mujeres y en 16 años para los varones.

“Un chico de 10 años ya tiene celular, entonces toda la adolescencia se va adelantando. Las niñas tienen su primera menstruación con mucha más antelación que años atrás, y todo esto determina que se van a iniciar sexualmente más temprano”, reveló.

El tema en las escuelas

Las escuelas de la provincia de Santa Fe, en todos sus niveles (inicial, primario, secundario y superior), desarrollan desde el año 2009 el programa de Educación Sexual Integral (ESI), conforme a lo establecido por la ley nacional 26150.

Una de las coordinadoras del programa, Gloria Schuster, explicó que el objetivo pasa por incluir dentro del temario tanto aquellos temas relacionados con “el conocimiento del cuerpo y ciertas habilidades de autoprotección” como lo referido al modo en que el joven se interrelaciona con sus pares: no discriminación, diversidad, igualdad de oportunidades y buenos tratos. “En un recreo es común escuchar frases como «no seas maricón» o «dejá de llorar como una nenita». Eso no puede no significar nada para la escuela”, abundó.

Ya en el nivel secundario “se trabaja fuertemente en la prevención de los noviazgos no violentos y en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos”, dentro de lo que destaca la intención de visibilizar “situaciones de abuso y presión que se esconden detrás de embarazos en jóvenes”, aunque también existen otros factores que entran en juego: “En algunas situaciones, la paternidad es el único proyecto de vida como ingreso a la vida adulta o para tener un mejor estatus dentro de un barrio”.

Asimismo, explicó que, si bien la tendencia es reducir el tema a la genitalidad, la idea es poder incluir estos conceptos en todas las asignaturas. “Si uno se encuentra en Historia y nunca se incluyen las mujeres y que parece una historia que hicieron los hombres, está diciendo mucho sobre los hombres y mujeres a los niños y niñas” concluyó.

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