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Reflexiones

El agro es lo único que crecerá este año

El primer trimestre pasó sin pena ni gloria para la mayoría de los sectores industriales, enmarcados en un contexto de estancamiento que podría agudizarse en el tercer bimestre bajo el imperio del rezago de las altas tasas de interés y los impactos de los últimos ajustes tarifarios.


El primer trimestre pasó sin pena ni gloria para la mayoría de los sectores industriales, enmarcados en un contexto de estancamiento que podría agudizarse en el tercer bimestre bajo el imperio del rezago de las altas tasas de interés y los impactos de los últimos ajustes tarifarios. Los analistas apuestan, y también el gobierno, a que tras el cierre de las paritarias, despejadas las dudas tras la salida del default y considerando que la crisis brasileña se atenúa, en la segunda parte del año y, en particular el último trimestre, se cosecharían los primeros frutos de las medidas económicas. Para el segundo semestre se espera un contexto de inflación en baja ante una mayor estabilidad cambiaria, una política monetaria menos contractiva y un mayor peso de las tarifas en el consumo. A esto se suman la leve mejora del salario real, las menores (pero aún altas) tasas de interés y el efecto de la nueva cosecha final.

Está claro que la población debe hacer frente a mayores gastos en servicios, por lo que habrá un impacto en el consumo doméstico, lo que al fin y al cabo llevará a una reconfiguración de la canasta de consumo de las familias. Ya algo de esto se está viendo.

Al respecto, vale señalar que, según estimaciones privadas, se calcula que las medidas del Banco Central tardan aproximadamente entre 10 y 15 meses en impactar sobre la inflación minorista, por lo que recién a fin de año se vería la caída en la tasa de aumento de los precios.

Frente a este panorama, los pronósticos sobre la performance de la industria local muestran que aquellos sectores vinculados al mercado interno o con fuerte relación con el comercio con Brasil registrarían caídas de entre el 1 y el 9 por ciento con la excepción del sector papelero que, tras un buen primer semestre, repetiría en el segundo cerrando el año con una mejora del 3 por ciento aproximada, según proyecciones del Estudio OJF.

Los sectores más afectados son principalmente el automotor (la mitad de la producción tenía como destino el mercado brasileño), el de electrodomésticos (por consumo adelantado y agotamiento del financiamiento disponible vía tarjetas de crédito) y en menor medida los textiles.

Luego se ubican los sectores vinculados a la construcción, dañados por la falta de crédito, fundamentalmente, los minerales no metálicos (cemento) y las metálicas básicas (acero), los cuales verían caer la producción entre un 2 y un 3 por ciento este año. Las esperanzas están puestas en 2017 de la mano de la obra pública.

Quedan entonces los sectores asociados al agro como alimentos, bebidas y tabaco; los agroquímicos y la maquinaría agrícola. Estos dos últimos serán las vedettes de este año, y ya algunas señales se emitieron en la última exposición del sector donde los pedidos concretos de nueva maquinaria crecieron más del 200 por ciento. Mientras agroquímicos crecería menos del 2 por ciento este año, maquinaría lo haría en más del 10. En el caso de alimentos, bebidas y tabaco, la performance será más estable siempre y cuando la exportación logre compensar la merma del consumo interno. Se estima un crecimiento para este año de casi un 0,5 por ciento, de acuerdo con OJF.

Para los analistas, si la variable que más va a sufrir será el consumo, sin duda, el motor del crecimiento tendrá como protagonista al agro. En la segunda parte del año serán la cosecha fina (trigo sería 20 por ciento más), las industrias vinculadas al agro, el transporte y el comercio mayorista.

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