Economía

Panorama económico

Dow Puerto General San Martín: final para los discursos, llegó el momento de las decisiones

En sólo 30 segundos, el cierre de la planta del Cordón Industrial quedó instalado en la agenda nacional con la mención de la vicepresidenta Cristina Fernández en el acto de cierre de campaña en Tecnópolis. Además de preservar los puestos de trabajo, su producción es estratégica para el desarrollo


Esteban Guida

 

Fundación Pueblos del Sur (*)

 

Especial para El Ciudadano

 

Con una mención de tan sólo 35 segundos, la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, instaló en lo más alto de la agenda política y económica nacional el anunciado cierre de la planta de Dow Chemical, ubicada en Puerto General San Martín, provincia de Santa Fe.

El contexto de su discurso fue el cierre de la campaña electoral, pero esta definición política respecto a lo que hay que hacer con esta industria plantea la discusión sobre un tema de estratégica importancia para el país, que va mucho más allá del resultado de las elecciones legislativas de hoy.

Muchas personas no conocían este tema antes de la citada mención; es que el gobierno nacional y el gobierno provincial han omitido una definición sobre este tema, dejando entrever la importancia que le dan a una cuestión estratégica para la economía argentina y de alto impacto para los santafesinos. Es que el cierre de la planta de PGSM no es simplemente una “decisión global” del grupo multinacional, como señaló el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, hace unos días. Estamos ante una definición estratégica para el país que afecta nuestra independencia económica con impacto directo sobre el bienestar de los argentinos. Plantear la “reabsorción del personal” como el único curso de acción posible es no estar a la altura de las circunstancias, o peor aún, no responder al interés nacional.

Como se ha mencionado anteriormente en esta misma columna, la planta de Dow ubicada en PGSM es la única en el país que produce los insumos necesarios (polioles) para la elaboración de poliuretano, que es un insumo crítico y fundamental en el proceso productivo de una enorme cantidad de insumos y productos. Su importancia radica en que de esta planta salen insumos irreemplazables para la industria colchonera, farmacéutica, automotriz, de refrigeración y electrodomésticos, para la construcción, la industria del calzado, para la elaboración de pinturas y solventes y hasta para la actividad minera, entre otras actividades que podría alcanzar.

Las cartas están sobre la mesa. Sólo resta ver de qué lado juega cada sector. La cuestión es simple de identificar: o se avala la decisión de la empresa de cerrar la planta y proveer los polioles desde el exterior o, por el contrario, se sostiene la actividad de la planta para apuntalar la industria petroquímica de origen nacional, con todo lo que ello implique.

Los trabajadores organizados están a la vanguardia de este tema, con propuestas y acciones contundentes que van más allá del interés laboral que lógicamente defienden. Los sindicatos con presencia en el Cordón Industrial se están convenciendo de que sin industria no hay trabajo, ni tampoco Nación. El Sindicato de Obreros y Empleados Petroquímicos Unidos (Soepu) principal gremio afectado por el cierre de la planta, con el apoyo de la CGT San Lorenzo, está llevando a cabo un diálogo intersectorial propositivo que plantea una alternativa de solución legal, factible y superadora de la alternativa que propone la empresa. No sólo se propone el sostenimiento de los puestos de trabajo (cosa con la que nadie podría estar en desacuerdo) sino que plantea una mirada productiva nacional que resulta altamente beneficiosa para los sectores empresarios industriales que trabajan con el insumo generado por la planta de PGSM. Es decir que los trabajares organizados están a la vanguardia de una lucha cuyos resultados afectarán sensiblemente la industria santafesina y la toda la industria nacional.

Al momento los gremios empresarios no se han manifestado formalmente sobre esta cuestión, pero no debería demorarse una posición afín al sostenimiento de la producción nacional y de la estabilidad en la provisión de insumos clave que afecta a numerosos sectores y empresas.

Resta ver qué hace el sector público; estas son las definiciones y propuestas que se espera escuchar de parte de los dirigentes políticos. Pero en particular, es el momento de escuchar a los legisladores provinciales (por lo menos aquellos que honran sus bancas y no se encandilan con las luces del Congreso nacional). En sus manos está el dictar las leyes, en el marco de la Constitución Provincial y la Constitución Nacional, para revertir esta situación; los que por omisión o acción eluden su responsabilidad sobre el tema trabajan en definitiva para la “relocalización de la planta” en perjuicio de los trabajadores, de las empresas argentinas y del interés nacional.

Porque el tema no queda sólo en el impacto que tiene la relocalización sobre la industria y la mano de obra. El cierre de la planta de PGSM tiene un fuerte impacto sobre cuestiones de la que se habla todo el día: inflación y del tipo de cambio (en sus diversas cotizaciones); temas recurrentes del que numerosos candidatos y dirigentes se “cuelgan” para criticar al gobierno de turno. En efecto, si la Argentina pierde esta industria de base, clave en la provisión de insumos para numerosos encadenamientos productivos del país, se agudiza el problema de la restricción externa (escasez relativa de dólares) y de la inflación (aumento sostenido en el nivel general de precios de la economía). La necesidad de importar crecientes cantidades de insumos para el aumento de la actividad industrial (única que garantiza un mayor nivel de empleo de calidad) impacta directamente sobre la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos; en otras palabras, aumenta la presión sobre el tipo de cambio ante la falta de dólares. Se sabe que estas presiones sobre el tipo de cambio, generan expectativas inflacionarias que se traducen en tensiones sobre los precios internos; mucho más si la incorporación de valor en la producción depende aún más de insumos importados.

Por donde se lo mire, el cierre de la planta de Dow de PGSM es un grave problema para la Argentina. No hace falta “un rescate” público, ni endeudar al Estado, ni ceder políticamente ante nadie para hacer valer la utilidad pública de la planta de PGSM para mantener la producción de un insumo clave, que puede condicionar cualquier estrategia de desarrollo nacional.

El sostenimiento de la actividad productiva de la planta de Dow en PGSM es totalmente factible desde el punto de vista jurídico, administrativo, técnico, económico y financiero, sea que la firma Dow Argentina quiera revertir su decisión de cerrar la planta, como que abandone la actividad. Esta es una noble causa nacional, porque no hay argentino que pierda con la planta de PGSM produciendo, con sus trabajadores adentro.

Es cuestión de decidir en dirección al interés nacional, por la grandeza de la Patria y para la felicidad de nuestro Pueblo. NO AL CIERRE DE LA PLANTA DE PGSM.

 

(*) fundacion@pueblosdelsur.org

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