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Reflexiones

Dilma: los pro y contra de la apuesta a favor del mercado

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, apuesta por una salida del estancamiento económico que incluye señales “pro mercado”, en el marco de una serie de desafíos a su centralidad política e incluso a su estabilidad.


La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, apuesta por una salida del estancamiento económico que incluye señales “pro mercado”, en el marco de una serie de desafíos a su centralidad política e incluso a su estabilidad.

La agencia Bloomberg publicó en las últimas horas lo que consideró como un total de “diez” de ese tipo de señales, que vale la pena repasar.

Se trata de políticas que encuentran resistencia en la base política del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y que abren más incógnitas en el futuro de esa fuerza.

Las señales, para la agencia internacional son las siguientes:

1) Privatizaciones: Petrobras ya anunció que buscará vender algunos activos y se especula con más movimientos, por ejemplo en aeropuertos.

2) Coordinación Política: esa tarea en el gobierno quedó ahora formalmente a cargo del vicepresidente Michel Temer, del aliado PMDB -mantuvo un encuentro cumbre con Lula en el que se mostraron sonrientes-. La presencia del extrapartidario y cercano a los mercados Joaquim Levy en Hacienda es una señal en el sentido.

3) Recorte de gastos: Hay un intento en marcha de restringir el acceso al seguro de desempleo, entre otras políticas de “austeridad”.

4) Reforma Laboral: La norma que avanza con un aval a la “tercerización” como una forma de bajar el “costo Brasil” va en esta línea.

5) Reforma previsional: El Congreso discute restricciones a la entrega de pensiones.

6) Ajuste de tarifas: Se liberan tarifas de servicios públicos que se encontraban controladas.

7) Banco Central más duro: Se avecina una suba de tasas.

8) Más liberalización del mercado de cambios: Se especula con una fluctuación más libre del dólar.

9) Relaciones internacionales: Rousseff tomó distancia de Venezuela con declaraciones recientes y prepara su postergada visita a Estados Unidos, al tiempo que se especula con un acercamiento a la OCDE.

10) Crédito público: se achica el otorgamiento de préstamos por parte de entidades públicas.

Hay que recordar que este decálogo viene también fogoneado desde hace tiempo por los medios de prensa vinculados a los mercados financieros, entre los que se encuentra la agencia que lo publicó.

Sin embargo, hay varias de esas señales que están sobre la mesa y que obligarán a Rousseff y al PT a calibrar sus apoyos políticos, en un momento en que la oposición sigue amenazando con el inicio de un juicio político a la primera mandataria.

Algunas de esas tensiones se vieron en una nota del excanciller petista Celso Amorim, publicada en un medio brasileño y que reprodujo esta semana Ámbito Financiero.

“Alerta, pensadores progresistas: ¡los liberales están de regreso! Aprovechando el momento de vulnerabilidad política y económica de nuestro país, los defensores de una integración dependiente de Brasil en la economía internacional están lanzando una nueva ofensiva, facilitada por la amargura del ajuste fiscal, la baja de las inversiones gubernamentales y el descrédito -convenientemente estimulado- de las empresas estatales, aprovechando el escándalo de Petrobras”, advirtió.

Amorim sostuvo que “la estrategia es amplia y no se limita a aspectos internos de la economía” ya que “incide directamente sobre la forma en la que Brasil se inserta en la economía mundial”.

El ex funcionario denunció “tres líneas de acción”: la primera de ellas es la idea de que “Brasil debería abandonar su preferencia por el sistema multilateral (representado por la Organización Mundial del Comercio) y dar más atención a los acuerdos bilaterales con economías desarrolladas, sea con la Unión Europea o con Estados Unidos”.

“El segundo pilar del trípode, que se gesta en oficinas de expertos desprovistos de visión estratégica, consiste en convertir a Brasil en miembro pleno de la OCDE, la organización que congrega principalmente a economías desarrolladas”, subrayó.

Además, advirtió que el tercer elemento, que cuestionó con fuerza, es la idea de “resucitar el Área de Libre Comercio de las Américas, cuyas negociaciones quedaron paralizadas entre 2003 y 2004, cuando quedó claro que Estados Unidos no abandonaría sus exigencias en patentes farmacéuticas (inclusive en lo que alcanza al método para la solución de controversias) y que poco o nada nos ofrecía en agricultura”.

“Medidas de este tipo no constituyen ajustes pasajeros. Son cambios estructurales, que, en caso de que se adopten, alterarían profundamente el camino del desarrollo que, con mayor o menor énfasis, sucesivos gobiernos eligieron transitar”, enfatizó.

Amorim aseguró que “evidentemente nuestro Gobierno no se dejará llevar por presiones mediáticas, pero hasta algunos ardorosos defensores de un Brasil independiente y soberano pueden no ser del todo inmunes a influencias de intelectuales que se granjearon alguna respetabilidad por obras pasadas”.

Las disputas políticas que se avecinan en Brasil seguramente darán respuesta a algunos de los interrogantes planteados por Amorim sobre el futuro.

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