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Economía

Deuda y soja para llegar con arcas cubiertas

El objetivo último, y por encima de todas las cosas, era llegar a las elecciones de octubre sin sobresaltos en el frente cambiario y sin necesidades de una devaluación

El objetivo último, y por encima de todas las cosas, era llegar a las elecciones de octubre sin sobresaltos en el frente cambiario y sin necesidades de una devaluación. El plan parece haberse concretado a esta altura, si bien con altos costos, sobradamente: desde octubre hasta hoy, y ante la escasez de divisas que provocó el cepo cambiario, el gobierno se esforzó por asegurar un stock de dólares que le permitiera fortalecer las reservas y disipar los temores del mercado de un ajuste cambiario.

Los funcionarios consumieron casi todo el tiempo en negociaciones con el Banco Central de China para acceder a un swap de monedas a lo largo de este año (ya acumula 4.800 millones de dólares), con las cerealeras para asegurar la liquidación de divisas por exportaciones de la oleaginosa (que se estiman en 7.000 millones de dólares en el segundo trimestre) y, durante estos últimos días, con inversores del exterior para tomar financiamiento en dólares a cambio de la colocación de títulos Bonar 2024 (por 1.415 millones). Sólo por estos tres pasos, el Ejecutivo se aseguró un stock de 13.000 millones de dólares que, presumen en el mercado, le asegurará llegar a octubre sin necesidad de una suba abrupta en el tipo de cambio.

Es lo que explica que en el Ministerio no hayan podido disimular su euforia. El titular de Economía, Axel Kicillof, llegó a señalar que los bancos locales habían quedado “calentitos” por no haber participado en la operación; y su vice, Emanuel Álvarez Agis, festejó el “ahorro” de 10 millones de dólares (en una operación que captó 1.415 millones) que dijo haber logrado el gobierno al evitar pagar las comisiones bancarias.

Con todo, el éxito, del que sólo podrá sacar tajada este gobierno, supuso asumir costos que deberá afrontar la próxima gestión. El miércoles, por caso, el Ministerio debió convalidar una tasa de casi 9 por ciento anual, que es el doble de lo que pagan los países vecinos. Y se expuso al riesgo de que el juez Thomas Griesa, que anunció que investigará la emisión, detecte alguna maniobra que compruebe que se trata de deuda embargable en el litigio con los fondos buitre. Los mercados festejaron moderadamente. El acceso a este gran stock de dólares no parece haber disipado del todo los temores sobre el largo plazo, pero asegura, al menos, la transición. En el mercado de futuros del dólar ven ahora que el Banco Central se verá obligado a deslizar levemente más rápido el tipo de cambio, pero a una tasa no mayor que el 1,8 por ciento mensual; y que una vez pasado octubre ese ritmo de avance podría llegar sólo al 2,8 mensual. Significa que duplicará su velocidad, pero al menos parece descartado un salto abrupto.

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