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Panorama Político

Desventuras frentistas

Por una vez los radicales se pusieron de acuerdo y le quitaron el mango de la sartén a Elisa Carrió.


Por una vez los radicales se pusieron de acuerdo y le quitaron el mango de la sartén a Elisa Carrió. Esa sería la síntesis no escrita del cónclave de San Fernando en el que la convención partidaria ratificó la construcción del Frente Amplio Unen y abortó el plan propiciado por la chaqueña de ir a las elecciones primarias del año próximo haciendo competir a los precandidatos presidenciales del Faunen (que integran radicales, socialistas y la Coalición Cívica) y Mauricio Macri. En resumen, un frente antiperonista para pelear contra Daniel Scioli o cualquiera sea el candidato del oficialismo.

Desautorizada y sin posibilidad de conducir la estrategia electoral del espacio, Carrió sobreactuó un portazo a su estilo, descalificando a todos y todas sin más miramiento que su ego lacerado. La verdad es que no se fue de ningún lugar: permanece en Unen y la Coalición Cívica y la mesa de los presidenciables, que en algún momento compartió con Cobos, Sanz, Solanas y Binner, hacía meses que estaba muerta y enterrada.

Cabe aclarar que hay radicales que, aunque no están dispuestos a ser conducidos por Carrió, piensan como ella con respecto al PRO. La declaración de San Fernando ratifica la construcción del Unen, pero no clausuró ningún debate. El juego sigue abierto. De hecho en el punto tres autorizó todo tipo de alianzas en las provincias sin especificar parámetros ideológicos (en Formosa acaban de arreglar con Massa). La receta de sobrevivencia sólo prescribe que el candidato principal sea un correligionario.

A no equivocarse. No es la locura que se le atribuye a Carrió, ni su histrionismo, ni su impunidad para decir cualquier cosa de cualquiera lo que la constituye como actora protagónica de la oposición. De hecho Carrió hoy mide mal en las encuestas y ni siquiera su partido la sigue, por más que por cuestiones estratégicas no le suelte la mano. Ella lo que viene haciendo es usufructuar la coincidencia de su interés personal con la estrategia que propician factores de poder extrapolítico que quieren el agua y el aceite juntos para hacer patinar al kirchnerismo. El destino de Carrió hoy depende de su habilidad para seguir siendo útil a quienes desde afuera de la política fogonean un frente antiperonista.

“No cuenten con nosotros para eso”, ratifica el socialista Juan Carlos Zabalza.

En ese sentido Carrió presta el filo de su desbocada lengua para azuzar a quienes en Unen resisten a Macri. Eso explica su asidua presencia en pantallas y páginas web y de diarios, y su poder de fuego que puso al débil y desorientado Faunen al borde de la disolución. Eso podría explicar también el tratamiento “privilegiado” que medios porteños le dan a las noticias negativas de la Santa Fe con gobernador socialista o a operaciones que siembran versiones de que Mario Barletta y su sector de la UCR provincial quieren irse con el PRO.

Santa Fe

A diferencia de provincias como Tucumán, Formosa o Jujuy, donde los radicales apuestan a alianzas territoriales con el PRO y el Frente Renovador, en Santa Fe el Frente Progresista demuestra ser una herramienta electoral con capacidad de contención.

Por las dudas, el precandidato socialista Miguel Lifschitz les marcó la cancha a los demás socios del Frente: “Comenzó a consolidarse en los últimos tiempos un polo liderado por algunos sectores de la UCR y de la Coalición Cívica que, al igual que lo que ocurre en el Faunen, a nivel nacional, piensan en un frente más apolítico, más pragmático, más cercano a las posiciones del PRO y con menos perfil progresista”.

Lifschitz pareció querer curar en salud al Frente, ya que no sólo Barletta y Pablo Javkin, presidente de la Coalición Cívica, rechazan un acercamiento al PRO, sino que en el mismo socialismo descartan que existan ensayos de ese tipo en la provincia.

Dilemas en el Frente

Esto no quiere decir que no haya dificultades en el Frente Pro gresista. El propio gobernador admitió que la posibilidad de una lista de unidad está cada día más lejos. Se refería a la de gobernador, que tendrá a Miguel Lifschitz y Mario Barletta como principales animadores. Pero no hay que descartar que radicales y socialistas alcancen un acuerdo para conformar una lista única (o casi) de diputados provinciales que asegure el control de al menos una de las cámaras legislativas más allá de quién resulte el gobernador.

El otro problema que arrastra el Frente Progresista quedó explícito el jueves en el Concejo Municipal de Rosario cuando una mayoría especial que sólo se alcanza incluyendo votos de radicales rechazó un veto de la intendenta.

Pero una cosa son los polémicos posicionamientos de los concejales del bloque Radical María Eugenia Schmuck y Sebastián Chale, y otra diferente acusarlos junto a peronistas, el PRO y otros de ser parte de un golpe institucional. En ese sentido, la reacción del Ejecutivo, en boca del secretario de Gobierno Fernando Asegurado, fue desmesurada y poco convincente. No hay nada de extraño en que la oposición rechace un veto, menos en un caso como el de concursos de jueces de faltas que bajo ningún punto de vista ponen en juego la gobernabilidad. De hecho, los concursos los había propuesto la intendenta, pero la oposición se adelantó y los sacó por la propia. El debate es si es inconstitucional o no el texto que quedó aprobado. Lo dirimirá la Justicia.

El problema político está en el seno del Frente Progresista donde la antipatía que genera la hegemonía del Partido Socialista convive con expresiones minoritarias que reclaman institucionalidad pero ante cada oportunidad hacen explotar una bomba. Schmuck y Chale lo hicieron esta vez pero antes fueron otros. El Ejecutivo ya convocó todo tipo de mesas de diálogo, pero es evidente que sirve para algunos casos y no para todos.

Así las cosas, ante cada ordenanza es una aventura contar los votos del oficialismo. El Frente Progresista de Rosario es fiel expresión de la política actual: un sello electoral que se diluye el mismo día que se abren las urnas.

Ya sea porque es mujer, porque el socialismo va por el séptimo mandato consecutivo, por estrategias equivocadas, o por razones que se escapan a este análisis. Lo cierto es que desde el principio de su mandato el Concejo le hizo sentir a Fein el cruel rigor de las mayorías por conveniencia.

La situación de minoría en el Concejo Municipal es una cuestión que la gestión Fein nunca pudo encaminar. Lo que en principio fueron errores de lectura del escenario o destrato aducido por algunos concejales por parte del Ejecutivo, después del tiempo transcurrido cabe convenir que también la intendenta fue tomada de rehén. Propios y extraños hicieron de correrle la raya un poquito todos los días una práctica habitual.

En ese contexto al Ejecutivo se le dificulta hallar entre la variopinta gama de opositores quién quiera sacarse la foto a la hora de aprobar iniciativas del Palacio de los Leones.

Temen a otra de las prácticas habituales en la oposición: que los señalen por pactar o hacer “acuerdos espurios” con el oficialismo, como ya ocurrió en oportunidades anteriores entre kirchneristas y el PRO, aun cuando en algún caso acuerden con la iniciativa en cuestión.

Son todos elementos a tener muy en cuenta para lo que queda del año. En ese contexto el Palacio Vasallo discutirá, se espera que sea antes del 31 de diciembre a las 24, Presupuesto 2015 y aumento de la Tasa General de Inmuebles, y tarifa del transporte urbano. A esta altura de los acontecimientos, Mónica Fein ya no confía en que la política le conceda felices fiestas.

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