Edición Impresa

Reflexiones

Desigualdad en debate en el primer mundo

El debate sobre la desigualdad creciente que se registra en los países desarrollados desde que el sector financiero tomó el control de esas economías a mediados de la década del 70 no es para nada nuevo, pero este año quedó plasmado de lleno al máximo nivel institucional.


El debate sobre la desigualdad creciente que se registra en los países desarrollados desde que el sector financiero tomó el control de esas economías a mediados de la década del 70 no es para nada nuevo, pero este año quedó plasmado de lleno al máximo nivel institucional.

Si quedaba alguna duda, el discurso pronunciado anteayer por la presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Janet Yellen, en el que la funcionaria dijo estar muy preocupada por el aumento de la desigualdad en Estados Unidos, dejó bien claro que este tema dejó de ser una preocupación de académicos o políticos “izquierdistas”.

“El alcance y el continuado incremento de la desigualdad en Estados Unidos me preocupan mucho”, afirmó la que es considerada la segunda mujer más poderosa del planeta detrás de la alemana Angela Mekel.

La economista remarcó que en las últimas décadas se ha registrado en Estados Unidos el aumento más sostenido de la desigualdad desde el siglo XIX, con lo que se revirtieron las mejoras de los “30 años gloriosos” que sucedieron a la Segunda Guerra Mundial.

Las imágenes de preocupación por la disparidad de ingresos en los países centrales también puede rastrearse cuando se ve que el debate por aumentos del salario mínimo está en boca de los máximos funcionarios gubernamentales.

En medio de la campaña electoral legislativa, el presidente estadounidense Barack Obama volvió a reclamarle hace algunos días a los legisladores republicanos de la Cámara baja que desbloqueen una iniciativa para incrementar el salario mínimo.

Obama advirtió que si no se avanza con esa medida trabajadores de tiempo completo quedan por debajo de la línea de pobreza.

La campaña de Obama –el jefe de Estado quiere que el Congreso avance con la medida que impactaría sobre 28 millones de personas– forma parte de una “estrategia contra la desigualdad” de su gobierno.

Las medidas llegan cuando, en el último tramo de su gestión, la imagen negativa del mandatario alcanzó niveles récord desde que llegó a la Casa Blanca –en torno del 55 por ciento, según la consultora Gallup–.

Hay que recordar que desde hace ya varios meses uno de los libros que más revuelo causó en los países desarrollados es El capital en el Siglo XXI, del francés Thomas Piketty, quien documenta y advierte sobre el impacto negativo para la economía global del creciente nivel de desigualdad.

A su vez, ya el año pasado la directora del FMI, Christine Lagarde, advirtió que el “aumento de la desigualdad” de ingresos a nivel global supone una “creciente preocupación”.

“El aumento de la desigualdad es una creciente preocupación para los líderes políticos de todo el mundo. En los últimos 25 años, la desigualdad en los ingresos en casi todos los países avanzados y en desarrollo ha aumentado”, enfatizó.

Ayer, en tanto, un conjunto de sindicatos realizaban en Londres una masiva manifestación para exigir aumentos de sueldos.

Los organizadores de la protesta denunciaron un fuerte descenso de los salarios desde 2008 en el Reino Unido.

“Nuestro mensaje es que después de los más altos y prolongados recortes de sueldos de la historia documentada, ya es hora de terminar con este bloqueo que ha dejado a la amplia mayoría fuera del reparto de la recuperación económica”, afirmó el secretario general del Congreso de Sindicatos (TUC, por Trades Union Congress) de Gran Bretaña, Frances O’Grady, en declaraciones publicadas por la agencia AFP.

El lunes pasado, cientos de miles de empleados del servicio británico de sanidad pública (NHS) fueron a la huelga por primera vez desde 1982, en protesta por la negativa del gobierno a aumentar sus salarios.

También este año, más de un millón de empleados del sector público británico realizó un paro en protesta por recortes presupuestarios y salariales.

En momentos en que se registran datos alentadores en algunas economías que habían caído en una fortísima recesión desde 2008 –como la norteamericana–, la posibilidad de analizar qué ocurre con los ingresos de la mayoría de la población mientras crece la desigualdad seguramente estará en la agenda pública por bastante tiempo más.

Comentarios