Conciertos

con tito libélula como invitado

CumbiaRocksarina: Homero y sus alegres presenta nuevo disco

Homero y sus alegres presenta su segundo disco “CumbiaRocksarina  en vivo”, un material que los afianza en un crecimiento sostenido.


En el marco de una escena de variadas propuestas, la cumbia pisa fuerte en la ciudad. Bandas que retoman temas tradicionales, otras que proponen nuevos sonidos y nuevas letras, todas dan ritmo a encuentros, fiestas, recitales, invitan a bailar. En ese marco Homero y sus alegres es una de las pioneras. La formación lleva nueve años trabajando en la ciudad un repertorio de cumbia santafesina y algunas otras variantes con una estética local, por eso su primer disco se llamó Cumbia rosarina. Ese material tenía además algunos temas propios, un par de boleros que, en su momento, idearon como un “descanso” rítmico. Tres años después, con 400 shows, 80 mil espectadores y “450 horas de cumbia desenfrenada”, editaron su segundo disco: CumbiaRocksarina en vivo. Se trata de un CD grabado en vivo que “va al rock, directamente a los tobillos”, como resumió Homero Chiavarino, el líder de la formación, en una charla con El Ciudadano, adelantándose a la presentación oficial del material que tendrá este sábado a partir de las 21, en la Asociación japonesa, de Iriondo 1035.

—¿Por qué grabaron en vivo?

—Queríamos cristalizar lo que pasaba en los shows. El vivo es nuestro lugar más cotidiano así que quisimos plasmar la potencia y la energía que tienen los recitales.

—¿Cómo fue mutando esa relación con el escenario?

—Lo que caracteriza a Homero y sus alegres es el cruce con algunos signos que, por ahí, no son los habituales en las bandas, como los teatrales. Con el tiempo los personajes fueron cobrando más importancia y sus características se fueron acentuando. Tratamos de laburar mucho eso porque sabemos que es parte de lo que nos identifica. Todos los músicos tienen un personaje y creo que el desarrollo de la banda va por ahí, por seguir cruzando lo musical con algunas cuestiones escénicas como el vestuario o la luz, para poder darle un poco más de vida a cada personaje.

—¿Qué objetivo persiguen con esa apuesta?

—No sé si es un objetivo pero nos sirve como un lugar de descarga artística. Homero y sus alegres se banca todas nuestras inquietudes. A veces pasa que, y nos ha pasado, tenés ideas, colores y estéticas en la cabeza que querés plasmar sobre el escenario pero no podés hacerlo porque no tenés un proyecto que lo permita. Homero y sus alegres hoy nos permite inventar todo el tiempo.

—Eso se ve con los géneros que abordan, cumbia, boleros y ahora el rock…

—Este disco va al rock, directamente a los tobillos. Suena mucho más fuerte, además es increíble lo que ha cambiado el volumen y la intensidad de la banda. Por suerte contamos con el apoyo del público y eso nos da una espalda para poder probar cosas.

—¿Por qué rock?

—Fue parte de esa búsqueda inconsciente. Lo piden los ensayos, el vivo. A lo mejor porque hay más presencia de la guitarra. La cumbia más peruana, la cumbia chicha tiene guitarra eléctrica, podríamos habernos tirado para ese lado pero, evidentemente, nos pedía rock and roll.

—Hablás del público ¿Cómo ven la escena de la cumbia en Rosario?

—Está buenísimo porque en los últimos años ha crecido un montón, aparecieron muchas bandas nuevas haciendo cumbias de distinto tipo. Además hay cumbias más personalizadas, que no siguen los estereotipos de la cumbia más tradicional. Eso está buenísimo siempre y cuando no le saque lugar a otras cosas. Que no se trasforme en una moda que se coma los lugares para tocar. Nosotros le vamos buscando la vuelta para que no sea lo único, que haya de todo. Se complica también porque hay cada vez menos espacios y muchas bandas.

—Siempre se habla de la falta de espacios para tocar ¿Cuál es la razón?

—Faltan lugares intermedios, hay lugares grandes que son muy caros o chiquitos en los que no se puede hacer ruido. Está escueta la cosa. Creo que si desde el estado, que es el que regula los lugares, no nos tiran una onda va a ser difícil. Hay lugares en los que no se puede tocar música en vivo o, si se puede, algunos vecinos se quejan y dejan de funcionar. Tenemos que cuidar los lugares también desde las bandas.