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Entrevista

“Cuando me miro a mí mismo siempre pienso en el otro”

El cantautor vasco Patxi Andión, una de las voces más representativas de la música hispana que regresa para dar a conocer su último trabajo, hizo un repasó por sus cinco décadas de canciones y habló de la situación sociopolítica que vive España.


“El papel del artista es absolutamente fundamental siempre que él siga manteniendo las cualidades esenciales del arte, que son la investigación, la ruptura, el inconformismo y la crítica”. La confesión es de Patxi Andión, el famoso cantautor vasco, referente de la canción comprometida de los 70 y 80, que a dos años de su último desembarco visita por segunda vez Rosario para dar a conocer Cuatro días de mayo, su más reciente trabajo discográfico.

Antes de presentarse esta noche, a las 21.30, en Auditorio Fundación Astengo (Mitre 754), el músico, autor de clásicos como “Rogelio”, “Samaritana”, “La Jacinta”, “Padre”, “Compañera” y “La Niñez”, dialogó con El Ciudadano, charla en la que también se refirió a sus nuevos puntos de vista y creaciones artísticas, y la función de la cultura en las sociedades contemporáneas.

En ese marco, analizó la realidad política española y un tema que no deja de tener vigencia: la censura que, opinó, “siempre existió porque siempre hay intentos de silenciar las cosas que incomodan”. Y en ese contexto, detalló: “En España, y estoy seguro que en Argentina también, no hay una censura política clara pero sí una censura económica y comunicacional”.

—¿Cómo diagramó su presentación en Rosario?

—Es bastante sencillo: voy a cantar. Voy a interpretar las canciones que compuse desde aquellas primeras en adelante, agrupadas por conceptos y momentos históricos. Puede de repente que mañana (por hoy) cante algunas canciones inéditas.

—¿Está trabajando en la producción de algún próximo disco?

—El último que salió fue en diciembre y es Cuatro días de mayo, que es un disco en vivo. Ahora, cuando termine el verano (europeo), seguramente a comienzos del otoño, entraré en el estudio a grabar un disco de canciones inéditas que llevo componiendo hace 4 o 5 años. Son mis canciones de los últimos tiempos. Un artista tiene que estar continuamente viviendo el tiempo que le toca, pues allí siempre aparecen nuevas oportunidades, nuevas ideas y nuevas miradas. Uno aprende a mirar de manera distinta según pasa el tiempo.

—Hace 45 años editó “Retratos”, su primer disco. Esa mirada a la que se refiere seguramente cambió junto con el espíritu creativo que emana del mundo, ¿Cómo concibe ese puente, si se quiere, entre su pasado y su presente?

—En realidad, es también bastante sencillo. Cuando hice Retratos, en el 68, yo era un niño de 20 años y un chico de esa edad, en aquellos años, era como si ahora tuviera 5 o 10 años: pura inocencia y mirada limpia e ingenua. ¿Qué ha pasado durante todo este tiempo? Ese chaval se fue culturizando, estudiando, sacando carreras universitarias, publicando discos y viajando. Cuando me miro a mí mismo, siempre pienso en el otro, no pienso en mí; parezco otro cuando pienso en mí. Eso es una suerte porque me permite verme con bastante objetividad. Es un continuo: es como cuando uno tiene un niño y va creciendo a su lado día a día; no le ve crecer pero, de repente, se ausenta un año y se sorprende por su crecimiento. Es un poco parecido. En definitiva, creo que es un camino donde desarrollé una mirada más experta, más consciente y menos ingenua, por supuesto.

—También los tiempos políticos y sociales cambiaron. Las canciones que, en su momento, representaron a muchos que no tenían la oportunidad de alzar su voz, hoy luchan no ya con la opresión directa o la prohibición abierta sino con la distracción…

—Estoy completamente de acuerdo. La censura siempre existió porque siempre hay intentos de silenciar las cosas que incomodan. El mundo, en general, se hizo más conservador. Y, desde luego, algunos países como España, todavía más con una liberalidad y una economía que otorgan al individuo y al empresario el protagonismo más que a los movimientos y las vanguardias. Por otro lado, el escrito conservador desprecia la cultura. Y no solamente la desprecia sino que también le teme porque, en general la cultura no es conservadora; sería un contrasentido. Por eso, el 99 por ciento de los artistas somos ideológicamente de izquierda porque es la manera de seguir hacia adelante, innovar y preocuparse por los demás. La cultura conservadora es, efectivamente, como dice su nombre, para conservar lo que se tiene sin cuestionarse. Pero la cultura siempre existe. ¿Qué hay ahora? En España, y estoy seguro que en Argentina también, no hay una censura política clara pero sí una censura económica y comunicacional. Una manera muy evidente de censurar, hoy en día, y desde hace bastante tiempo, por lo menos en España, es callarlo, no darle voz: si una cosa no se oye o no se ve, pues no existe.

—El artista, ¿sigue teniendo una función primordial para enfrentarse con esa barrera de ocultamiento en favor de la memoria y la justicia social?

—Este comentario podrá parecer interesado pero yo creo que la decadencia de la sociedad española de los últimos años proviene precisamente de la falta de cultura. Fueron gobiernos conservadores que han llegado a poner un 21 por ciento de impuestos de IVA a la cultura contra un 3,5 que tiene Francia. Al gobierno conservador no le interesa la cultura. Lo que los gobiernos conservadores no entienden es que la sociedad sin cultura no es sociedad, es simplemente una aglomeración. Para que haya sociedad debe haber cultura, sino, simplemente, es una reunión indiscriminada de individuos. Y eso, en España, en los últimos años, se ha descuidado muchísimo y por ende la sociedad se deterioró. El papel del artista es absolutamente fundamental, siempre que él siga manteniendo las cualidades esenciales del arte, que son: la investigación, la ruptura, el inconformismo, y la crítica. Si es un artista que está sólo mirando para atrás, viendo y explotando lo que hizo en el pasado, pues claro, así ya no vale.

—¿Cuál es la lectura que hace del triunfo de la activista de Los Indignados Ada Colau en Barcelona y de la ex jueza Manuela Carmena en Madrid? ¿Demuestra que la sociedad está cansada del conservadurismo?

—Yo también soy sociólogo y, como tal, tengo que decir que a mí esto más me parece un demérito de los partidos mayoritarios que se han alternado en el gobierno que un mérito social. Esa es mi sensación y ya sé que estoy siendo muy negativo. Creo que esto lo perdieron más los partidos políticos que ganado la sociedad; de cualquier manera, lo que es evidente es que hay un vuelco y se abren nuevas perspectivas. Yo deseo que eso sirva para que las cosas cambien; ya pasó una vez cuando el Psoe ganó en el 82 y luego no pasó nada. En muy poco tiempo, el Psoe se convirtió en un partido muy parecido al PP (Partido Popular). Yo espero que ahora no pase. Pero, en fin, lo que tenemos los viejos es que, con la memoria, el pasado no se nos escapa.

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