Edición Impresa

historias de boxeo

Corazón de café: Kid Pembelé, primer ídolo colombiano

Antonio Cervantes Reyes peleó contra los mejores de su época y defendió la corona superliviano en 16 ocasiones.


Corrían los días de marzo de 2005. El célebre escritor y periodista Gabriel García Márquez pisaba suelo criollo luego de treinta años. Atrás quedó la polémica generada por su ausencia al Congreso de la Lengua celebrado en Rosario. El romance del colombiano con Argentina nació a cuando el destacado escritor publicó en Buenos Aires su primer libro. Había sido rechazado por todas las editoriales de su país. En uno de los agasajos que le brindaron en una noche rodeado de intelectuales y amigos, fue recibido de esta manera: “Presentamos con gran satisfacción al hombre más importante de Colombia”. García Márquez, entre asombro y agrado, replicó: “¿Está Pambele? ¿Aquí está Pambelé? ¿Dónde?

Antonio Cervantes Reyes, apodado “Kid Pambelé”, nacido en San Basilio de Palenque, Colombia, en 1945, fue un notable boxeador. Campeón mundial y un embajador itinerante del deporte cafetero. Admirado, respetado y amado por sus compatriotas, en especial los más humildes, que veían en su figura el paso y modelo para llegar a triunfar en la vida.

De cuna pobre, criado entre las más extremas necesidades en su barrio de Chambacú, supo rápidamente que no había lugar para los flojos. Los débiles se hacían fuertes o sucumbían en el entramado de la miseria. De niño vendía todo lo que podía por las calles. Incluso cigarrillos de contrabando.

Descubrió el mundo del boxeo y con él la puerta a la oportunidad de un nuevo destino. Supo aprovecharla. De amateur hizo escasas tres o cuatro peleas. Con dieciocho años comenzó a ganarse sus primeros pesos con los guantes y los esquives.

Debutó profesionalmente el 31 de enero de 1964 ganándole a Juan Martínez. Luego de varias presentaciones, fue suspendido por la Federación Colombiana por apostar en su contra. Se fue a Venezuela. En 1967 ingresó al gimnasio bajo la tutela del entrenador Melquíades “Tabaquito” Sanz y el empresario Ramiro Machado.

Con ellos emprendió un largo camino. Utilizó el apodo de Kid Pambelé, tomándolo de un boxeador nicaragüense de la década del cuarenta que peleó en Colombia. Alberto Salcedo Ramos, un prestigioso periodista cafetero, integrante del grupo “Nuevos Cronistas de Indias”, escribió el libro “El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé”.

Y allí decía: “El culto a su figura se debe a que Pambelé nos enseñó a ganar. Antes de él, éramos un país de perdedores. Nos consolábamos conjugando el verbo `casi-triunfar´. Vivíamos celebrando el empate con la Unión Soviética en el Mundial de Fútbol del 62. Pambelé nos convenció que se podía”.

Colombia pasaba por momentos difíciles. Su presidente Miguel Pastrana enfrentaba una violenta guerrilla y el descontento social. Agonizaba el Frente Nacional. Además, las elecciones del 19 de abril de 1970 dieron vida a uno de los grupos guerrilleros más violentos que dejaron huellas trágicas en la toma del Palacio de Justicia. Era el M-19.

Antonio Cervantes, Kid Pambelé, era sinónimo de esperanza y de renovada alegría para un pueblo sufrido y angustiado. Su imagen, su palabra, eran escuchadas por los más necesitados. Fernando Araujo Vélez, periodista del diario “El Espectador”, señaló en una editorial: “Pambelé es el mejor alcalde de su barrio en San Basilio Palenque. Sin designación oficial alguna, logró que el gobierno instalara luz eléctrica en el lugar”.

El 12 de diciembre de 1971 llegó al Luna Park de Buenos Aires. Disputó la corona mundial del Consejo (CMB) superliviano ante Nicolino Locche. Perdió por puntos. Las tarjetas de los jurados le adjudicaron los quince rounds al Intocable.

“Pambelé recibía regalos y homenajes de altas autoridades políticas y mantenía amistad con famosos artistas. Regalaba toros en cuanta corrida podía. Era atracción en fiestas populares. Mantenía en mansiones a sus dos mujeres oficiales y liquidaba sin misericordia a todos los boxeadores que enfrentaba”, agregaba Salcedo Ramos. No exageraba. Fueron cayendo bajo sus puños: Benny Huertas, Lion Furuyama, Víctor Ortiz, Esteban de Jesus…

Cuatro años de reinado. El pegador colombiano defendió diez veces la corona.

Nicolino Locche perdió el título ante el panameño Alfonso “Peppermint” Frazer y el combate con Pambelé no se hizo esperar. El 25 de octubre de 1972, en el gimnasio Nuevo Panamá, Kid Pambelé noqueó en diez rounds a Frazer y ganó la corona superliviano de la Asociación (AMB).

Fue el primer título máximo de boxeo en la historia deportiva de Colombia.  En la segunda defensa volvió a enfrentar a Nicolino Locche. En Caracas, Venezuela, apabulló al argentino. Locche fue superado ampliamente y cayó por nocaut técnico en el décimo capítulo.

Defendió con éxito diez veces la corona. El 6 de marzo de 1976, perdió el título ante el joven prodigio Wilfredo Benítez por nocaut técnico en ocho asaltos. Kid  Pambelé tenía un físico privilegiado. Brazos largos, pegada dura y una izquierda letal. Inteligente para resolver y muy práctico a la hora de definir.

Recuperó la corona de la AMB el 26 de junio de 1977, en Maracaibo, Venezuela. Estaba vacante y le ganó al argentino  Carlos María Giménez por nocaut en seis giros. Tras seis defensas, perdió ante el norteamericano Aaron Pryor el 2 de agosto de 1980, en Cincinatti, Ohio, Estados Unidos.

Su vida comenzó a transitar caminos complicados ligados a los escándalos con drogas y alcohol. Se desbarrancó lentamente. Su historia tenía semejanza a otras tantas conocidas.

También contó en su libro Salcedo Ramos: “En Cartagena, en una casa de comidas, le tiraron una olla de sopa hirviendo en el pecho y en el aeropuerto de Bogotá en una pelea le partieron la frente con un palo. Lo vieron sin dientes en Armenia y descalzo en Tunja. En Colombia todo el mundo, grande o chico, gordo o flaco, alguna vez tropezó con Pambelé armando escándalo. Llegó un momento que lo veían aunque no lo vieran”.

Con esfuerzo y ayuda salió del laberinto vertiginoso e indescifrable de las adicciones y los malos consejos. Los amigos del éxito y la fama ya no estaban. Se encontró con él mismo y sus verdaderos seres queridos. Se retiró en 1983. Atrás quedaron 106 peleas profesionales, de las cuales 21 fueron por títulos mundiales.

Antonio Cervantes, el Kid Pambelé. Seguido y admirado por millones de colombianos. Ídolo de marca mayor. Nave insignia del deporte cafetero. Ingresó al Salón de la Fama. Fantasma de sí mismo, logró ser visible para un pueblo que lo ama. Miguel Camacho, prestigioso académico de la Universidad de Cartagena señaló: “Es importante para nuestra Universidad tener a Antonio Cervantes como referencia en las aulas. Kid Pambelé hizo en su momento que todo el país  sintiera orgullo propio”.

Hoy, Kid Pambele repasa los episodios de su agitada e intensa vida. Sentado en la terraza de su finca “La Macandona” en Turbaco, es posible que se refugie plácidamente en esa frase de Gabriel García Márquez: “La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”.

Comentarios