Ciudad

Construcción: una ONG dice que la mitad de los obreros se accidenta

Manos a la Obra realizó un acto frente a una obra para recordar al trabajador más joven fallecido el último año.


“Cada diez trabajadores de la construcción cinco sufren accidentes, tres de ellos graves –y a veces con resultado de muerte– y dos leves”, afirmó ayer Narciso Cantero en la esquina de 9 de Julio y Dorrego, donde la ONG que lidera, Manos a la Obra, colgó globos amarillos en conmemoración del Día del Obrero de la Construcción como homenaje a los fallecidos en esa actividad y señal de peligro ante la falta de suficiente celo y responsabilidad por parte de los empleadores para que los accidentes no ocurran. En el edificio frente al cual se realizó el acto murió hace tres años el obrero más joven: Leonardo Mazza, de 19 años. “En una década hubo cien muertes evitables. Por eso elegimos, a modo de homenaje, volver a esta esquina. Nuestra idea es colocar globos amarillos en cada obra donde no se cumplan con los controles pertinentes, para seguridad de los trabajadores y de los peatones también”, agregó Cantero.

Manos a la Obra –que ayer cumplió trece años como organización– cíclicamente apunta las falencias y omisiones en el rubro de la construcción. “Paradójicamente, a metros de la sede local del Ministerio de Trabajo, por avenida Pellegrini y Presidente Roca, fuimos nosotros los que hicimos clausurar una obra porque no cumplía con las cosas básicas. Si esto te pasa en sus narices, ¡cómo van controlar en lugares más lejanos!”, agregó.

Cantero afirmó que “hay accidentes evitables. Tenemos compañeros que han sufrido amputaciones, quebraduras, electrocuciones que los han dejado fuera del sistema laboral”. Por ello, la ONG que encabeza comenzó su propio relevamiento desde el pasado mes de septiembre “y si bien no hubo muertos, hay un sinnúmero de heridos producto del mal estado de las instalaciones eléctricas, caídas de más de un metro o la mala manipulación de herramientas pesadas que deja secuelas en los trabajadores”.

La organización prometió colgar globos amarillos en aquellas obras “donde haya incumplimientos de las normativas laborales vigentes, como los carteles de permiso de identificación, los vallados, el trabajo en altura, donde queremos que se puedan utilizar las redes. En su momento tuvimos el apoyo de Miguel Pedrana (ex subsecretario de Gobierno de la Municipalidad, fallecido el año pasado) y los que lo sucedieron nunca nos escucharon”, relató.

Cantero asegura que hace seis meses que no hay inspecciones regulares en las obras.

“No vemos controles. El problema es que sólo hay quince inspectores reales y no alcanza. Es muy difícil hacer un relevamiento periódico y con continuidad”, concluyó.

“Nunca se condena a los empresarios”

Por Graciana Petrone.

“Entre 1998 y 2013 ocurrieron más de 300 muertes de obreros de la construcción en la ciudad y los procesados por la Justicia siempre fueron capataces o responsables de obra, pero nunca hubo una condena firme para los empresarios”, aseguró el titular de la ONG manos a la Obra, Narciso Cantero.

Sin embargo, consideró que “está cambiando la mentalidad del trabajador en cuanto a las medidas de seguridad que tienen que tomar, pero por otro lado, los espacios físicos siguen teniendo falencias. Es impresionante la cantidad de lugares y obras que carecen de las mínimas condiciones de seguridad, lo que muestra que no ha cambiado la mentalidad empresarial que se desentiende de la vida del obrero”.

En medio de la crisis

En 2001, en plena crisis, un grupo de obreros integrados por gasistas, albañiles, pintores, plomeros ceramistas y yeseros decidieron hacer frente a la falta de trabajo: se reunieron en Las Cuatro Plazas, de Provincias Unidas y Mendoza, para ofrecer sus servicios y así nació la ONG Manos a la Obra. Cantero recordó que les llegaron a pagar con mercadería y, en algunos casos, hasta recibieron electrodomésticos.

Con el paso del tiempo, la organización se ocupó de otras problemáticas relacionadas con la construcción. “Decidimos tratar de hacer algo por frenar el índice de obreros que moría por las malas condiciones de trabajo, por culpa del incumplimiento y la improvisación de los empresarios. Nos dolía mucho esa situación y comenzamos a hacer campañas para que se tome conciencia sobre los riesgos”, contó. Finalmente, remarcó el sacrificio que pone el albañil para construir las viviendas de los demás, cuando en la mayoría de los casos, no tiene la propia.

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