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Veredicto

Condenados por un homicidio en Villa Itatí en 2013

Dos hermanos fueron penados con 11 y 18 años de prisión por el crimen de un adolescente en febrero del año pasado. Uno de ellos había alegado que fue a pedirle explicaciones al chico y le disparó cuando éste sacó un arma.


Dos hermanos de 23 y 36 años  fueron condenados a 11 y 18 años de prisión, respectivamente, como autores del crimen de su vecino, un adolescente de 16 años acribillado a tiros el 20 de febrero del año pasado en el interior de su vivienda de Juan Canals al 2600, en villa Itatí. Tras el ataque, la mamá de la víctima fatal terminó con un balazo en la cara. Una venganza por este crimen trajo otra muerte, la de una mujer de 54 años que no tenía relación con el hecho. En tanto, al mayor de los hermanos se le sumó una condena anterior y pasará 23 años en prisión. Mientras tanto, la Justicia del viejo sistema penal resuelve su situación en la causa que lo investiga como autor del disparo que terminó con la vida de la pequeña Mélani Navarro, el 22 de enero de 2014 en Flammarión al 4900.

En el juicio oral que culminó ayer el Ministerio Público Fiscal estuvo representado por los fiscales Adrián Spelta y Miguel Moreno y por el Servicio Público de la Defensa Gonzalo Armas representó a Claudio “Quico” Martínez, de 36 años,  mientras que Martín Ricardi fue el defensor de Iván Martínez, de 23. Tras escuchar el debate y la exposición de pruebas que comenzaron el 13 de mayo pasado, el tribunal pluripersonal –integrado por los jueces Roxana Bernardelli, Juan Carlos Curto y Hernán Postma– resolvió condenar a Claudio a 18 años de prisión por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y abuso de armas. Además, se mantuvo su estado de reincidente y, como contaba con una condena anterior en curso de 8 años y 3 meses impuesta en agosto de 2011, se unificó la pena en 23 años. En tanto, a Iván los magistrados lo condenaron a 11 años de prisión, indicaron voceros judiciales para agregar que los fundamentos del fallo se conocerán el 5 de junio.

El asesinato de Mauro Joel Martínez, de 16 años, ocurrió a las 14.30 del 20 de febrero del año pasado en el patio de su casa de Juan Canals al 2600. Ese día el adolescente almorzaba junto con su pareja, su madre y un conocido cuando dos muchachos llegaron armados y con chalecos antibalas en una moto. Se pusieron en dirección al grupo y abrieron fuego. De acuerdo con la investigación, una de las balas tiró a Mauro de la silla y lo dejó indefenso ante su verdugo, que lo remató de tres disparos. Su madre se tiró sobre el adolescente y recibió un tiro en la cara que le quedó alojado en la columna vertebral, por lo que debió ser operada.

Tras el ataque, la identidad de los homicidas se conoció en el barrio debido a que eran vecinos. Los sospechosos vivían a una cuadra, en Juan Canals al 2500. Siete horas después, desconocidos intentaron prender fuego la casa donde, suponían, habitaban los hermanos. En esa vivienda residía Laura Reynoso junto con su esposo, quienes no tenían nada que ver con sospechosos. A las 21.30, Reynoso, de 54 años, salió con un balde con agua para apagar el fuego y fue ejecutada de un disparo por desconocidos que pasaron en una moto.

A Quico lo detuvieron el 24 de febrero de 2014 en un asentamiento precario que se levanta a la orilla del Paraná a la altura de avenida Uriburu y el acceso sur. Su hermano Iván cayó el 15 de marzo del año pasado en la ciudad entrerriana de Victoria.

“Era él o era yo o mi familia”

En un primer momento, las declaraciones apuntaron a que Mauro había sido el testigo que señaló a Quico como autor del disparo fatal que recibió en la cabeza Mélani Navarro, la niña de 5 años que quedó en medio de un enfrentamiento en la cuadra de su casa de Flammarión al 4900. Sin embargo, en la primera audiencia del juicio oral que culminó ayer el mayor de los hermanos sostuvo que, el día del hecho, su hija lo llamó para decirle que habían tiroteado a Iván y que decidió ir con un amigo a hablar con ellos (por la familia de Mauro). Quico sostuvo que el adolescente y sus allegados no lo vieron acercarse y describió que cuando la víctima lo vio sacó un arma: entonces él sacó otra y le disparó: “Le pegué en la mano, forcejeamos y ahí le tiré un tiro más y ella –en alusión a la madre– se tiró encima”.

El hombre describió que los amigos de Mauro comenzaron a tirarle desde el interior de la casa. Y dijo sobre la víctima que no tenía un problema puntual con él. “Quería ganar todas las casas de la gente, se quería llevar el barrio por delante pero con mi familia no, porque es gente laburadora”. Y agregó: “Era él o era yo o mi familia; no sé como le puedo explicar: tuvo que terminar así”.

Seis muertes en un semestre en la misma zona

A mediados de septiembre de 2013, Adrián Ledesma, de 35 años, fue ejecutado de un tiro en la nuca en la vereda de un conocido búnker de drogas, en de Rodríguez y Garibaldi. Tras este crimen los vecinos de barrio Itatí no dudaron en relacionar una media docena de muertes como el macabro resultado de la puja por el liderazgo del territorio. La primera fue el 13 de octubre de ese año, cuando Mario Meoni, de 52 años, recibió un disparo en la cabeza en Callao y Mister Ross. Luego fue el turno de Wilson Benavides, de 15 años, quien el 5 de noviembre de 2013 cayó muerto de un balazo cuando pasaba por la puerta del búnker. Los otros hechos son las muertes de Mauro Martínez, de 16 años; horas más tarde quien falleció fue Laura Reynoso, de 54. El último fue el de Antonio “Kily” Gálvez, un hombre de 36 años atacado a balazos el 6 de marzo pasado en la puerta de su casa de Juan Canals al 2700.

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