El Hincha

superliga

Con goles de Sarmiento y Bianchi, la Lepra consiguió un triunfo que trae alivio

Ganar no es poca cosa en el Parque. El mérito de la Lepra fue jugar muy despierto gran parte del partido.


Ganar no es poca cosa en el Parque. A este Newell’s que no le sobran puntos ni goles, sumar de a tres en el Coloso cotiza en bolsa. Mucho más si como ayer, el rendimiento es más parecido a lo que Llop pretende. No importa que el rival haya sido un Chacarita que amaga a tener un paso fugaz por primera. El triunfo era una obligación y la Lepra cumplió con esa premisa, aunque en el final hubo un rato de sufrimiento para que suene más real al momento que vive el club del Parque.

El mérito de la Lepra fue jugar muy despierto gran parte del partido. No hubo modorra por el horario mañanero que amenazaba con un partido aletargado y aburguesado. Costó un poco arrancar, es cierto. Los pelotazos iniciales presagiaron un mediodía para arrepentirse por no quedarse en la cama. De a poco Newell’s puso la pelota al piso, tal vez algo excedido en el vértigo y comenzó a jugar su partido.

Braian Rivero fue el responsable de ese despertar. Corrió, quitó, ganó rebotes y pidió la pelota en cada salida para evitar los lanzamientos aéreos. Y tuvo la claridad para dejar a Sarmiento mano a mano con el arquero Fernández, para que el ex Banfield definiera con claridad y celebrara con bronca y lágrimas su primer gol con la casaca del club de sus amores.

El partido tenía reservado un grito para el otro refuerzo con corazón leproso. Y el cabezazo de Bruno Bianchi no sólo le dio valor a una pelota parada, todo un hallazgo en el Parque, sino que además le dio al resultado una amplitud que era incluso más grande en la cancha.

Para desgracia de Llop, Leal tuvo una mañana negra. Dilapidó tres chances claras y dejó al Funebrero con vida. Y entonces el Chocho se asustó. El partido pedía al pibe Cabrera por el cansado Sarmiento, pero el DT optó por incluir a Sills Sí, para sorpresa de todos, el entrenador optó por cuidar la ventaja. Y le salió mal. Newell’s retrocedió y Chacarita se despabiló. Y la mañanita relajada pasó a ser una pesadilla. Mucho más cuando Morinigo sacó un zapatazo de ensueño para descontar.

Nada es fácil en el Parque. Todo es sufrimiento. Y cada centro a la cabeza de Matos obligaba a taparse los ojos a los hinchas. Aunque esa siestita de 15 minutos no alcanzó para que Chaca le arruinara el domingo a Newell’s, que despertó a tiempo y respira. Por ahora más no se puede pedir.