Reencuentro feliz y despedida nostálgica. Lo primero porque Bruno Gelber, el eximio pianista, regresó para brindar un memorable concierto el jueves en El Círculo e interpretar a Beethoven con un gran lucimiento personal.
Pero también nostálgico porque fue, formalmente, el concierto despedida de Nicolas Rauss (quien dirigirá por última vez la orquesta el 12 de diciembre en el Monumento). Director de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario por siete años, marcó un rumbo en la institución y seguramente dejará un legado imborrable por su dedicado y minucioso trabajo en pos de la perfección.
En lo estrictamente musical la gala estuvo dividida en dos partes: Beethoven (Concierto 4 op.58) para piano y orquesta, Maurice Ravel (Pavane pour un infante défunte), y Albert Roussel (Sinfonía 3 op. 42) para orquesta.
En la velada hubo tiempo para la palabra. La ministra de Innovación y Cultura, María de los Ángeles González, eligió homenajear al director por su compromiso con la ciudad: “Es una persona libre que llevó la Orquesta a los barrios”, dijo. Opinó que una orquesta es como una sociedad: “Es la diversidad, pero siempre tiene que haber un Rauss que logre la armonía”. Y a modo de despedida, concluyó: “Los viajeros encuentran el camino de regreso; Rauss tiene un lugar aquí para siempre”.
“Son lo mejor que me pasó en mi vida artística”, le dijo Rauss a los músicos. Y destacó la voluntad por cambiar una historia. “Mientras en el mundo se cierran orquestas acá estamos haciendo todo lo contrario. La despedida es alegre porque la orquesta está despegando”, expresó antes de presentar la sinfonía de Roussel la que, dijo, “es un poco la concreción de todo este camino recorrido”.
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