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Pichincha

Comió un carlito y luego asaltó el restaurante

A los pocos minutos del hecho, se hizo presente en el lugar personal de la comisaría 3ª, que tomó la denuncia y actuó de oficio.


Un muchacho pasó de cliente a en ladrón luego de almorzar en un tradicional restaurante de Pichincha. Según indicaron fuentes policiales, el robo ocurrió anteayer por la tarde en El Club de la Milanesa, ubicado en Alvear y Jujuy, cuando un joven se metió detrás de la barra y, amenazando con un arma de fuego, asaltó al encargado alzándose con la recaudación del día. Durante el hecho, no se registraron lesionados.

Según relató Mario, quien estaba a cargo del restaurante en el momento del robo, la sucesión de hechos se dio cerca de las 15.30 del pasado lunes feriado. A esa hora, el local se encontraba semivacío. Unas siete u ocho personas, repartidas en dos mesas abajo y dos arriba, terminaban sus almuerzos. Los empleados, además del encargado, eran seis: tres mozos y tres cocineros.

Mario estaba detrás del mostrador junto a Melisa, una de las mozas, cuando entró un joven y se sentó en una mesa chica para dos, ubicada en el centro del local. El encargado recuerda a la perfección que vestía una chomba roja, jeans y zapatillas negras. “Un bacán”, dijo en broma.

Lejos de degustar las tradicionales variedades de milanesas que ofrece el restaurante, el muchacho optó por un carlito de pollo y una gaseosa. Comió tranquilo y, cuando terminó su sándwich, en vez de pedir la cuenta se levantó y se coló con velocidad en la barra, desenfundando un revólver. El muchacho habló bajito: dijo que no se movieran y ordenó a Mario que abriera la caja. El encargado obedeció y le dio la recaudación del día, contabilizada en unos 5 mil pesos. El chico agarró el dinero y, antes de partir, les advirtió que no lo siguieran ni llamaran a la Policía. Hasta que salió del lugar, ninguno de los clientes se percató del robo.

Apenas el ladrón cruzó la puerta, Mario llamó al 911 y, mientras relataba lo ocurrido, salió a la vereda. Allí, vio que el ladrón caminaba por Jujuy y doblaba en Santiago para el lado de Salta. Sin embargo, según su relato, los efectivos policiales entendieron mal y fueron a buscarlo en la dirección opuesta.

A los pocos minutos del hecho, se hizo presente en el lugar personal de la comisaría 3ª, que tomó la denuncia y actuó de oficio.

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