Sociedad

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Charles Wright Mills, obra y legado de un sociólogo disidente

En la línea de Marx y Max Weber, buscó superar el determinismo económico de los planteamientos de estos autores.


Exponente de la Teoría Social Crítica norteamericana, analista de la formación de élites dominantes en la principal potencia capitalista de la segunda posguerra, C. Wright Mills fue a la par un intelectual de fuste que impugnaba las falacias del llamado “sueño americano”, un artesano constructor de técnicas de investigación sociológica alternativa.

Al mismo tiempo fue un firme opositor a la propaganda estadounidense durante la Guerra Fría.

Breve semblanza

Charles Wright Mills, nació en Waco (Texas) Estados Unidos de Norteamérica, el 28 de agosto de 1916. La suya fue una típica familia de lo que podría denominarse clase media o pequeña burguesía: su madre se desempeñaba en labores domésticas y su padre era agente de seguros.

Se licenció en la Universidad de Texas en 1929 destacándose como un estudiante con ideas y ya un estilo propio, muy singular. En esta etapa de su ciclo vital ya había publicado artículos  en dos de las más importantes revistas de sociología. Se trasladó luego a la Universidad de Wisconsin para preparar su tesis de doctorado, obteniendo allí ese lauro académico.

C. Wright Mills impartió clases en la Universidad de Maryland, pero la mayor parte de su labor docente la desarrolló en la Universidad de Columbia desde 1945 hasta su temprana muerte a la edad de 45 años.

Según afirma con dolor y sarcasmo su amigo el también cientista social Irving Horowitz, Wright Mills era una persona vital y expansiva que parecía demostrar siempre tener mucha prisa.

En las cuatro décadas y media de su vida contribuyó con numerosos aportes a las ciencias sociales.

Una vida agitada y fructífera

Charles Wright Mills era sumamente combativo, lo cual es perceptible si nos acercamos a las páginas de sus libros, uno de ellos, por ejemplo, que es desde nuestra perspectiva tan  vigente como sugerente y extraordinario: La imaginación sociológica, publicado por primera vez en inglés en el año 1959, traducido al español por Gino Germani, editado por el Fondo de Cultura Económica. Allí, W. Mills, polemiza nada menos que con Tallcott Parsons, el principal creador, difusor y referente del estructural funcionalismo.

Wright Mills pone en evidencia el carácter conservador de la teoría parsonsiana y sus supuestos, valores y postulaciones legitimadoras de la sociedad con desigualdades y meritocracia que incita a las personas a la adaptación a los sistemas establecidos mediante una serie de dispositivos de gratificación y sanción-castigo, mecanismos disciplinadores de las conductas contestatarias a los que el sistema debe orientar hacia la conformidad-alienación. Inclusive Wright Mills ironiza cuando trascribiendo una párrafo completo de Parsons, quien escribía en inglés igual que él, señala: “Ahora vamos a traducir a Parsons”, y entonces hace comprensible el trasfondo ideológico conservadurista del estructural funcionalismo.

Cabe destacar que el estructural-funcionalismo fue una de las coartadas ideológicas emergentes luego de la crisis financiera surgida del crack de la banca de Wall Street (1929/1930). Este acontecimiento significó una oleada de despidos y persecuciones a los militantes y luchadores sociales obreros y de tendencias radicales socialistas, anarquistas, etc. Novelas como Viñas de ira, de Steinbeck, hecha película por John Ford y protagonizada por Henry Fonda, muestra en las pantallas el desarraigo forzado de miles campesinos despojados por la conducta usuraria de los banqueros. También es posible mencionar El camino del tabaco, de Erskine Caldwell, exhibiendo a trabajadores desharrapados vagando por los caminos en busca de un mísero empleo. Además, esta crisis que se expandió por Europa y toda América y fue uno de los factores desencadenantes de la Segunda Guerra Mundial.

La vida de Wright Mills fue turbulenta. Sus firmes convicciones ideológicas lo llevaban a confrontar en el ámbito académico y también en el campo político. En una oportunidad cuestionó agriamente a Howard Becker, considerado gurú intelectual de la Universidad de Wisconsin.

Wright Mills era consciente de que sus posturas irreductibles en defensa de sus principios de socialista libertario le generaban ir a contracorriente y hasta quedar marginado y aislado. Como afirma George Ritzer en su libro Teoría sociológica clásica, “Mills era un marginado y lo sabía. Decía: «Soy un forastero no sólo en el sentido territorial sino también en los otros sentidos. Y lo soy para bien»”. Agrega Ritzer, ampliando nuestra enunciación precedente: “W. Mills no se contentó con desafiar al teórico social más importante de su tiempo, Talcott Parsons, sino también al metodólogo de mayor relevancia, Paul Lazarfeld”, colega suyo en la Universidad de Columbia.

Personalidad inconformista, en plena Guerra Fría de las potencias económicas y militares mundiales, Wright Mills visitó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas donde fue galardonado como el mayor crítico de los Estados Unidos de Norteamérica, su sociedad y su política, pero no se privó de denunciar en la propia URSS el clima de censura reinante, reuniéndose con referentes de la disidencia al régimen que habían sido torturados y/o confinados en los centros de centros de detención de la KGB, el siniestro sistema del Archipiélago Gulag.

Wright Mills apoyó la revolución socialista de Cuba y ante la invasión de Bahía de los Cochinos y Playa Girón lanzó su proclama de protesta en un folleto titulado Escucha, yanqui.

Sociólogo inconformista, Charles Wright Mills partió de la vida en Nyack, Nueva York el 20 de marzo de 1962.

Dejó para las nuevas generaciones escritos imperecederos por su rigor y agudeza.

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