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Flagelo

Chaco informó 160 casos graves de desnutrición

Una beba wichí sigue en grave estado. “Son casos aislados, que ocurren en parajes rurales aislados”, expresó el gobernador Capitanich.


El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, tras la difusión de un grave cuadro de desnutrición de una beba de dos meses en su provincia, reconoció que hay 160 casos de ese flagelo “agudos”, aunque aseguró que se producen en “parajes rurales aislados”.

“Son casos aislados, que ocurren en parajes rurales aislados”,  expresó el ex jefe de gabinete de la Nación, mientras advirtió que el Estado provincial realiza un seguimiento de los casos, en los que también trabaja él personalmente.

Capitanich, en conferencia de prensa, dijo que se realiza un monitoreo de 1.600 casos de desnutrición, 160 de ellos de carácter agudo, mientras que aseguró que su gobierno logró reducir de 4,5 a 1,1 por ciento el porcentaje de niños con problemas de desnutrición.

En cuanto al caso de la beba, el gobernador se quejó de la  repercusión nacional que tuvo el caso y sostuvo, en diálogo con la radio mendocina Mdzol, que no se habló de las “60 mil viviendas reparadas” y los acueductos construidos por su administración.

El caso que cobró repercusión más allá de los límites provinciales es el de la beba chaqueña de dos meses de edad, perteneciente a la comunidad indígena wichi, que corría serio riesgo de vida como consecuencia de un grave cuadro de desnutrición.

El Centro de Estudios Nelson Mandela (Cenm), una de las ONG  del país que más conoce sobre la problemática de la desnutrición, denunció que hubo mala praxis en el hospital donde la recién nacida fue internada y dada de alta “prematuramente” en dos ocasiones.

La beba nació el 26 de febrero pasado en la localidad chaqueña de Miraflores, con un peso de 2,850 kilos, y como consecuencia de su bajo peso fue internada entre el 9 y el 13 de marzo en el servicio de neonatología del hospital Güemes de la localidad de Juan José Castelli, con un cuadro de “desnutrición, hipertermia por hipoaporte e ictericia neonatal”.

El Cenm explicó que la niña llegó al hospital Güemes con un peso de 2,350 kilos, un 8 por ciento menos que cuando nació, y pese a ello se le dio “un alta prematura, negligente”, ya que las dos veces que la beba regresó a su hogar “tuvo una pérdida importante de peso” por lo que tuvo que ser reingresada.

La menor es oriunda de un asentamiento rural precario de Miraflores, lo que según el Cenm requería que permaneciera “internada (en el hospital) teniéndose en cuenta el ámbito sociosanitario familiar de carencias extremas”.

La beba está ahora en el puesto sanitario de Miraflores, que era el ente encargado de seguir de cerca su caso luego de ser dada de alta en el hospital y que, como indica el Cenm, no es el lugar más indicado para el tratamiento.

El 3 de abril pasado la beba reingresó por última vez al hospital de Castelli, cuando pesaba 2,230 kilos; allí permaneció internada hasta el 16 de abril pasado, y fue dada de alta.

La madre, identificada como Reina Aranda, de 22 años, relató a un diario chaqueño que su hija fue alimentada de pecho materno hasta su internación y que luego del alta se le fue suministrado un suplemento.

El caso tiene el antecedente previo en el de Néstor Femenía, el niño qom de 7 años que murió de tuberculosis y desnutrición en enero pasado.

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