Rostros perfectos, poses y sonrisas practicadas una y otra vez frente al espejo, la devoción al dios flash y el “me gusta”, el estereotipo como mandato existencial: Miss Teenager®. El concurso autodenominado de belleza puso en alerta a mujeres de la agrupación Matria Latinoamericana (Mumalá) de santa Fe. Ocurre que en abril se realizará una competencia en la vecina localidad de Roldán, lugar que fue establecido para elegir a Miss Teenager San Lorenzo. Para la agrupación feminista, este tipo de competencias “alejan la idea de la autonomía y el desarrollo personal en pos de fortalecer una imagen de belleza estereotipada, además de objetivizar a las mujeres”.
La empresa Miss Teenager propone, desde 2008, un concurso para seleccionar adolescentes de todo el mundo. En un aguerrido proceso de selección para “ser la más linda”, las jóvenes deben clasificar distintos niveles de competencias en pro de obtener la corona Miss Teenager. En 2016 resultó ganadora Massiel Llamas, un chica panameña que fue laureada en la final del certamen, celebrado en Quinta Avenida, Nueva York.
Roldán fue establecido como subsede para elegir a Miss Teenager San Lorenzo. Con el auspicio de la agencia local Divine Models, la ganadora de la competencia batallará luego por los laureles de Miss Teenager Santa Fe. Más tarde deberá someterse a una selección interprovincial, donde se seleccionará a la Miss Argentina 2017. Y de allí, al certaman mundial. Además de la ganadora, habrá princesas, Miss Simpatía y Miss Elegancia.
Para Mumalá “este tipo de concursos, en esta oportunidad para jóvenes de entre 14 y 19 años, constituyen una de las formas de violencias que sufrimos las mujeres que es la denominada simbólica, la cual forma parte de los tipos de violencias estipulados en la ley 26.485 de prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres”.
Los requisitos para participar en la competencia Miss Teenager son curiosos. Por empezar, las adolescentes –de 14 a 19 años– deberán tener como estatura un mínimo de 1,65 metro, manejar el idioma inglés y poseer “cultura general” [Sic]. También deben gozar del permiso de los padres y tener “disponibilidad para viajar a la final”.
En palabras de Mumalá, la violencia simbólica reproduce formas de dominación y subordinación de las mujeres a través de iconos y mensajes que refuerzan estas ideas. En el caso de los concursos de belleza, alejan la idea de la autonomía y el desarrollo personal en pos de fortalecer una imagen de belleza estereotipada, para agradar a otros, en especial a hombres.
Al respecto, Sofía Botto, coordinadora provincial de Mumalá, expresó: “Es necesario discutir la permanencia de estos concursos de belleza que nada aportan a nuestra sociedad ni a nuestras niñas y jóvenes, como en el caso de Miss Teenager. Creemos que el Estado no debe acompañar este tipo de iniciativas que ponen el acento en el cuerpo de la mujer, en agradar a otros.
Y continuó: “El Estado tiene que promover espacios de participación y reconocimiento a las mujeres desde otros espacios como la cultura, la educación y el deporte. Debemos lograr una sociedad que piense la belleza como un valor personal, el sentirse bien con una misma y no de cara al resto de la sociedad.”
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