Fue fiel a su historia y la suerte no lo abandonó. Central Córdoba dio el batacazo en cancha de Laferrere, se impuso 1-0 en los 90 minutos para igualar la serie y llevarla a los penales, en la cual el arquero Juan Cruz Leguizamón se erigió en héroe y figura de la clasificación a la final del Reducido, donde enfrentará a Talleres de Remedios de Escalada por el ascenso a la B Metropolitana.
Lo buscó desde un principio pero lo encontró recién sobre el final. El ingresado Ezequiel Amilivia, con un certero remate de zurda, anotó la única emoción del encuentro a los 38 minutos de la etapa complementaria, cuando parecía que el 0-0 era ya una fija.
Lafe se refugió atrás desde el vamos y cortó constantemente el juego con faltas. Así, al Charrúa se le hacía imposible dar dos o tres pases seguidos ante la firme presión del rival, que en todo momento apostó por defender con uñas y dientes el 1-0 obtenido en Tablada la semana pasada.
Y le estaba funcionando a la perfección el plan al dueño de casa, que plantó una férrea línea de cinco futbolistas en el fondo y dispuso de varias chances claras de contragolpe en el primer tiempo que pudieron haber liquidado la serie. Pero falló. Lo dejó con vida a Córdoba… y lo pagó carísimo.
Porque tras el descanso apareció otro equipo. Ese que escapó del fondo de la tabla de los promedios a fuerza de triunfos, el que estuvo 15 fechas invicto y era capaz de ganarle a cualquiera, de local o de visitante.
El viejo y querido Charrúa, que ayer sumó un triunfazo más que quedará grabado a fuego en los anales de su historia, esa historia que lejos está de terminar y que aún tiene pendiente un último capítulo ante Talleres en busca del ansiado regreso a la B Metro.
Le hizo honor a su historia – Opinión, por Franco Trillini
“Siguen sumando victorias los Azules rosarinos, van del brazo de la gloria, van del brazo de la Gloria que conquistará Gabino”. Esas palabras del himno charrúa se escribieron hace tiempo y ayer en cancha de Lafe hubo un grupo de jugadores que les rindió el mejor de los homenajes para así seguir alimentando el sueño del ascenso.
Porque Córdoba ganó a lo Córdoba: con enjundia y corazón, aguantando la parada en los momentos malos y agrandándose en la difícil. Amilivia se erigió como héroe con un gol clave, igual que años atrás lo hiciera Nico De Bruno en ese mismo escenario, cuando la clasificación también parecía una quimera y un par de partidos después se festejaba el ascenso.
Es que si de algo sabe este Matador de Tablada es de victorias imposibles, como la que logró ayer el equipo de Ariel Cuffaro Russo y que ahora quedó a sólo 180 minutos de sumar otra página dorada en su gloriosa historia.
“Se lo dedicamos al hincha”
Era pura emoción. Ariel Cuffaro Russo festejó como uno más el triunfazo en cancha de Laferrere que decretó la clasificación del Charrúa a la final del torneo Reducido en busca del otro ascenso a la B Metropolitana.
“Sabíamos que se podía. En el partido de ida el resultado había sido mentiroso y acá no podía pasarnos lo mismo. Lo buscamos siempre y encontramos el gol sobre el final”, afirmó Cuffaro Russo, gran artífice de este Charrúa que se anima a soñar en grande.
Pensando en lo que viene, Talleres de Remedios de Escalada en la gran final, el DT opinó: “Los conocemos muy bien y sabemos que tienen un estilo de juego muy distinto al de Laferrere. Cuando jugamos contra ellos salieron partidos muy entretenidos (NdR: victoria 2-1 del Charrúa de visitante y empate 1-1 en barrio Tablada). Pero las finales son partidos apartes y uno siempre quiere ganarlos. Vamos a enfrentarnos a un equipo que intenta jugar siempre, igual que nosotros”.
Por último, Cuffaro pidió “el apoyo de todos los rosarinos” en la final: “Queremos un Gabino Sosa lleno. Lo vamos a necesitar”
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