Policiales

El más peligroso, el que faltaba

Cayó el Morocho Mansilla, fugado de Piñero en junio de 2021, con armas, droga y dinero

Era el único de los ocho reclusos que permanecía prófugo tras el resonante golpe comando al penal, donde estaba por un doble crimen perpetrado poco después de cumplir otra condena. Era el más pesado de los fugados, y lo encontraron en Zona Cero


Claudio Javier “Morocho” Mansilla, de 39 años, se había fugado de Unidad Penal 11 de Piñero el 27 de junio de 2021 junto con otros siete internos al cabo de un impactante golpe comando extramuros. Uno a uno, los evadidos fueron recapturados, excepto el más peligroso de todos y por el que el gobierno provincial ofrecía un millón de pesos de recompensa para poder hallarlo. Una de las presunciones era que el solitario prófugo podía haber cruzado a Paraguay, pero estaba en la zona norte de Rosario. Durante la noche de este jueves, la Unidad Especial de Investigación de Crimen Organizado, grupo policial de élite creado hace poco, y en un trabajo conjunto con la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), dieron con él en una vivienda de la denominada Zona Cero. Allí lo atraparon con gran cantidad de dinero, armas, drogas, elemento de corte y balanzas .

En marzo de 2018, Morocho había salido de prisión tras cumplir una pena a 17 años por intento de robo calificado y una causa federal unificada de 2013. A los seis meses, el 23 de septiembre de ese año, Kevin Nieri, de 16, y Leonel Bubacar, de 18, fueron acribillados en Lima al 2100, en barrio Bella Vista Oeste.

Volvió a quedar en la mira de la Justicia por este doble crimen, los pesquisas lo detuvieron dos meses después en Capitán Bermúdez al cabo de un operativo en la casa de su pareja, Jésica Daniela “Fea” González. Esa vivienda, donde la mujer cumplía prisión domiciliaria por una causa de asociación ilícita, había sido blanco meses antes de un ataque con al menos 40 balazos.

Con el pedido de una condena extensa, la idea fija de Mansilla era no estar mucho tiempo, de nuevo, tras las rejas. “Si no hacemos algo, no salgo más”, le dijo a González según un audio de varias escuchas telefónicas que salieron a la luz en abril siguiente. La pena como instigador y autor material del asesinato de los dos chicos se materializó después en julio de 2021, pero con el acusado “en ausencia”: se había fugado unos días antes de la fecha en que, en el juicio oral ya en curso, se le dictara la sentencia a 25 años de prisión.

Un pesado en serio

Morocho Mansilla, uno de los prófugos de la cárcel de Piñero, fue condenado por doble homicidio

A Mansilla se lo vincula a otros hechos. Uno es el crimen de Iván “Diente” Leguizamón, quien tenía 24 años y fue asesinado el 11 de septiembre de 2020 en Colombres y Calle 1709, en el extremo oeste. Y con la balacera frente al Cementerio La Piedad, durante el entierro del joven. “Está en un montón de quilombos, como en los de Santa Lucía contra Barrio Godoy”, confió en su momento un detective de Homicidios.

Para la Fiscalía, Morocho también tramitó desde prisión el pago de 100 mil pesos para matar a Mauricio Gómez, un chico acribillado el 26 de abril del año pasado en Colombia al 500 bis. Como autor material fue detenido Ulises Nicolás O y Morocho Mansilla terminó imputado como instigador en base a escuchas telefónicas que lo colocaban como el “pagador” para ese trabajo.

Fuga de película

El mediodía del 27 de junio de 2021, al menos tres personas con ametralladoras irrumpieron en un Peugeot 308 negro con patente falsa en el predio de la cárcel de Piñero, a 17 kilómetros de Rosario, hacia el sudoeste. Desde el interior, varios reclusos cortaron los tejidos perimetrales con dos amoladoras. La acción fue coordinada y violenta: el grupo externo se tiroteó con los agentes del Servicio Penitenciario que vigilaban desde las garitas cercanas al pabellón 14 del módulo D. En la refriega, cayó muerto uno de los recién llegados. Ocho detenidos consiguieron escapar. La hipótesis fue desde el principio que la acción comando estaba centrada en liberar al hombre que, tras un año prófugo, cayó este jueves.

Sergio Cañete, Joel Rojas y Alejandro Schmittlein fueron recapturados horas después de la fuga. A Ezequiel Romero lo hallaron a los pocos días. Después, cayeron Alejandro Candia, Daniel David Piscione y Martín Alejandro Cartelli. Mansilla no, y era el más pesado. El gobierno santafesino había ofrecido una recompensa de un millón de pesos a quien diera su paradero, y pesaba sobre el prófugo una orden de captura internacional.

Pagaron 100 mil pesos para matarlo: imputaron a interno de Piñero y a tiratiros por el crimen

Jefe de una banda

A Mansilla lo tenían como jefe de una banda que centraba actividades delictivas, incluyendo narcomenudeo, en barrio Santa Lucía, en el extremo oeste de Rosario. Varios de sus integrantes, de entre 21 y 35 años, fueron detenidos en diferentes operativos por también distintos hechos. Los investigadores sostenían que el Morocho les daba órdenes, incluso, desde Piñero mediante –otra vez– celulares que no deberían estar en manos de reclusos. Menos, los de “alto perfil” como el Morocho.

El doble crimen por el que había vuelto a caer, según la hipótesis, fue motivado por el control territorial del negocio de estupefacientes en las inmediaciones de Bella Vista y Villa Banana. A Mansilla se lo ligaba con “La Gringa”, apodo de la fallecida Ramona Ávalos con influencia en la zona sur. La mujer era considerada ladera de René Ungaro, preso entre otras causas por la del crimen de Roberto “Pimpi” Caminos, ex jefe de la barra brava de Newell’s.

Caída en Zona Cero

El operativo que finalmente consiguió detener al prófugo, en una casa de Héctor Palacios (continuación de Polledo) al 4000, culminó demás con el secuestro de drogas, varios celulares, alrededor de 340 mil pesos en efectivo, una pistola Bersa y otra Beretta, ambas calibre 9 milímetros, y 110 municiones.

Voceros policiales detallaron que entre lo incautado hay: 426 envoltorios de nylon traslucidos con una sustancia blanquecina en polvo de características similares a la cocaína, más una bolsa, un trozo sólido y una fuente de cerámica con parecido contenido que llegó a un peso total de poco más de medio kilo, un frasco de plástico negro con la inscripción Creatina –sustancia usada para el corte de la droga– y dos balanzas de precisión.

La unidad de investigación especial que sigue el caso la encabeza Maximiliano Bertolotti, ex director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y antes de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), cargo en el cual lideró el procedimiento que terminó con la detención de Esteban Alvarado. Los fiscales a cargo son Georgina Pairola y Marisol Fabbro. En la recaptura de El Morocho también intervino la TOE, comandada por Ariel “Tano” Angelucci.

 

 

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