La familia de Jonathan Herrera, el joven asesinado por una bala policial mientras lavaba el auto el 4 de enero pasado en barrio Tablada, se constituyó ayer como querellante en la causa, que tiene a cuatro policías detenidos con prisión preventiva. Los jóvenes efectivos de la Policía de Acción Táctica quedaron imputados luego de que llegaran a la escena en medio un tiroteo entre otros uniformados y sindicados ladrones y abrieran fuego.
Ante el juez Gonzalo López Quintana, sin objeción del fiscal Pablo Pinto (en representación de su par Adrián Spelta), los abogados Gustavo Feldman y Paul Krupnik se constituyeron como querellantes en representación de María Elena Herrera (madre de Jonathan), y Sabrina Heizer (madre de uno de los hijos de la víctima).
Familiares y allegados a la víctima habían marchado a Tribunales el viernes pasado en pedido de justicia, mientras en el interior del edificio el camarista Alfredo Ivaldi Artacho decidía prorrogar por otros 90 días la prisión domiciliaria contra Ramiro R., de 23 años, acusado de ser el autor de los disparos que mataron a Jonathan; y tres de sus compañeros, Francisco R. de 19, Luis S., de 22 y Alejandro G., 20, imputados por tentativa de homicidio del joven.
Herrera fue asesinado el 4 de enero pasado, en pasaje Villar y Ayacucho, cuando varios policías perseguían a tiros a un joven acusado de asaltar una juguetería. En ese momento, los efectivos de la PAT bajaron de un colectivo en que se trasladaban y abrieron fuego con el resultado conocido: la muerte de Jonathan tras recibir un tiro en le pierna, otro en el abdomen y un tercero que rozó la cabeza. La defensa interpretó que había sido un homicidio culposo, pero los jueces siguieron la línea presentada por Fiscalía: homicidio doloso.
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