Policiales

Giro después de la absolución de Carrascosa

Caso Belsunce: a 15 años del crimen, citaron a indagatoria a dos vecinos del country de Pilar

Nicolás Pachelo y su ex esposa, Inés Dávalos Cornejo, fueron llamados hoy a declaración indagatoria como sospechosos de ser los autores del crimen de María Marta García Belsunce, cometido el 27 de octubre de 2002 en el country Carmel de Pilar, a pocos días de que se cumplan los 15 años del hecho y prescriba la causa, informaron fuentes judiciales.


Nicolás Pachelo y María Marta García Belsunce.

Nicolás Pachelo y su ex esposa, Inés Dávalos Cornejo, fueron llamados hoy a declaración indagatoria como sospechosos de ser los autores del crimen de María Marta García Belsunce, cometido el 27 de octubre de 2002 en el country Carmel de Pilar, a pocos días de que se cumplan los 15 años del hecho y prescriba la causa, informaron fuentes judiciales.

Los fiscales de Pilar que hicieron la citación son Andrés Quintana y María Inés Domínguez, quienes en enero pasado, a un mes de que el Tribunal de Casación bonaerense absolviera al viudo Carlos Carrascosa del homicidio y del encubrimiento, fueron designados especialmente por la Fiscalía General de San Isidro para que investiguen desde la foja 1º la causa antes de la prescripción, que estaba fechada el 27 de octubre próximo.

Fuentes judiciales ligadas al voluminoso expediente García Belsunce –que ya cuenta con 42 cuerpos–, indicaron a la agencia Télam que en estos nueve meses de trabajo los fiscales Quintana y Domínguez “tienen fundadas sospechas de que Pachelo y Dávalos estaban dentro del country al momento del crimen” y que la hipótesis que apuntaba al vecino sospechoso no fue investigada como era debido por el fiscal original del caso, Diego Molina Pico.

Dávalos deberá presentarse a las 10 del viernes de la semana que viene en la sede de la UFI 2 de Pilar y su ex marido Pachelo hará lo mismo el martes 17 de octubre, y ambos serán indagados por el delito de “homicidio criminis causa –es decir, el que se comete para ocultar otro delito– agravado por el uso de arma de fuego”.

Los voceros indicaron que el llamado a indagatoria de la pareja –hoy separada– fue sin pedir sus detenciones, al considerar que siempre estuvieron a derecho en el expediente.

En el mismo dictamen, los fiscales dejaron sin efecto las citaciones a indagatoria que en 2011 había formulado los fiscales Leonardo Loiterstein y Daniel Márquez, para la hermanastra de María Marta, Irene Hurtig y el vigilador José Ramón Ortiz.

En el caso de Dávalos, en el acto de la indagatoria, los fiscales le solicitarán a la mujer ahora imputada que se someta a un cotejo de ADN para determinar si su patrón genético coincide con el perfil NN femenino que fue hallado junto a otros dos perfiles NN masculinos, en una de las paredes de la escena del crimen.

Si bien el llamado a indagatoria de los fiscales no tiene una fundamentación que sí deberá aparecer en caso de que en un futuro se pida la prisión preventiva o el juicio oral para los sospechosos, fuentes de la investigación revelaron a Télam que una de las claves de las sospechas en torno a Pachelo y Dávalos consiste en el horario del crimen.

A raíz de una declaración clave del médico forense que hizo la autopsia, Héctor Moreyra, se pudo establecer las 18.30 como el horario en el que fue asesinada la socióloga y no más cerca de las 19, que era la hora a la que siempre le apuntó el fiscal Molina Pico.

De acuerdo con las constancias que hay en la causa de los videos de las cámaras de seguridad, aquel día Pachelo regresó de jugar al fútbol en un torneo “intercountries” a las 17.34 en su camioneta Ford Ranger y a las 18.59 –29 minutos después de la nueva hora del crimen–, se lo ve retirarse por la salida de las visitas, con un Fiat Siena y acompañado de un menor, y recién vuelve al Carmel a las 0.49 de la madrugada siguiente con ese mismo auto.

Los fiscales también analizaron los registros de los llamados que hizo Pachelo desde que salió de Carmel hasta que llegó a Capital Federal, donde según su histórica coartada fue a pasear con uno de sus hijos y su madre a un shopping y luego esperó que su mujer regresara de un recital de Diego Torres para volver al country.

De acuerdo con lo que declararon criminalistas, el autor de los seis balazos sobre la cabeza de María Marta tuvo que salir del lugar manchado de sangre y ese dato lo van a unir a una declaración que existe en el expediente del periodista Jorge Lanata respecto de que Pachelo le reconoció que la tarde del crimen había lavado su ropa.

Además, hay testigos de una cafetería de una estación de servicio de Pilar que declararon que a pocas horas de la muerte de María Marta, lo escucharon a Pachelo preguntar: “Che, ¿saben algo de la mujer que mataron en el country?”, cuando a esa altura sólo se hablaba de una muerte accidental en la bañera y no de un homicidio.

En el caso de Dávalos, la testigo que la compromete es Nora “Pichi” Burgues de Taylor, amiga del matrimonio Carrascosa y ex imputada en la causa, quien declaró que vio salir detrás de los médicos de la ambulancia a una mujer vestida con un ambo rosa.

Bugues de Taylor hizo un identikit de esa mujer apodada “la Dama de Rosa” y sus rasgos son similares a los de Dávalos, por lo que sospechan que la ahora sospechosa pudo estar escondida en la escena del crimen hasta que vio la oportunidad para irse.

Quintana y Domínguez revisaron además las causas del suicidio de Roberto Pachelo, padre del sospechoso, ocurrido en enero de 1996 en una tosquera de la que era dueño en Pilar y la del suicidio de su madre Silvia Ryan que en 2003 se tiró de un piso 11 en el barrio de Retiro.

prontuario

También analizaron la causa por la que Pachelo acordó en un juicio abreviado en Capital Federal una pena de cuatro años de cárcel por una serie de robos en las casas de sus amigos y que lo llevó un par de años a la cárcel desde mayo de 2004.

El año pasado, Pachelo fue detenido por la Policía Federal en una quinta de General Rodríguez en el marco de una causa federal por narcotráfico en la que está acusado de ser uno de los dealers en las “Quinta Fest”, fiestas electrónicas VIP y privadas que se hacían en casaquintas del conurbano y donde se vendían drogas sintéticas.