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Camino a las Paso: en el medio, avenida que parece no tan ancha

Consumado el cierre de listas con miras a las Paso del 13 de agosto próximo, las negociaciones intramuros en cada agrupación, febriles en algunos casos para resolver jugadores y puestos, han cedido su protagonismo a las estrategias de campaña lanzadas ya pensando en los comicios en sí mismos.

La incógnita en torno de Cristina sí o Cristina no quedó dilucidada con el anuncio formal de su postulación a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires, compitiendo incluso por fuera del Partido Justicialista (PJ) con un frente propio al que denominó paradójicamente Unidad Ciudadana.

La ex presidenta rompió con el peronismo al fracasar en su intento por conseguir una “unidad” partidaria capaz de erigirla como su líder y precandidata estrella, y estimulada por el elixir de las mediciones de intención de voto en el principal distrito del país, en especial en el populoso conurbano bonaerense, decidió salir a rivalizar con el oficialismo –Cambiemos– con escudería propia.

En este contexto, tanto la estrategia de “Cristina conducción” como la del macrismo son más que evidentes y no porque lo hayan dejado entrever sus armadores en alguna charla de café con la prensa, sino porque son los mismos referentes de cada agrupación los que se encargan de demostrarlo cada vez que pueden: polarizar la elección, ése es el objetivo.

La grieta vende, la grieta les permite sumar respaldo: al menos eso es lo que indican las encuestas. Entonces, ¿para qué cambiar? En definitiva, se trata de la misma hoja de ruta que le posibilitó al frente Cambiemos doblegar al kirchnerismo en 2015 y llevar a la presidencia a Mauricio Macri.

La ancha avenida del medio

Las cartas están echadas en la provincia bonaerense; los jugadores y los puestos, ya designados también: Esteban Bullrich, Gladys González, Graciela Ocaña, Héctor “Toty” Flores, Guillermo Montenegro y Marcela Campagnoli, entre otros, saldrán a defender los colores de Cambiemos en las Paso del 13 de agosto venidero.

En la vereda de enfrente los esperan Cristina Kirchner, Jorge Taiana, Daniel Scioli, Hugo Yasky, Fernando Espinoza, Leopoldo Moreau y la economista Fernanda Vallejos –¿se llamará a silencio después del revuelo que armó minimizando las denuncias en contra del exvicepresidente Amadou Boudou y la corrupción en general?–, junto a varios más.

Para Cambiemos, el rival por vencer tanto en agosto como en las elecciones del 22 de octubre próximo es ineludiblemente el kirchnerismo, mientras que Unidad Ciudadana pretende doblegar al macrismo en la estratégica provincia de Buenos Aires para robustecer las eventuales aspiraciones de Cristina de retornar al Poder en 2019.

¿Qué ocurre con aquellos que no están “agrietados”? Pues bien, con la decisión de Florencio Randazzo de salir a competir como postulante del PJ, rivalizando con el oficialismo, pero al mismo tiempo tratando de restarle votos a Cristina, esa presunta ancha avenida del medio por la que se venía moviendo Sergio Massa con relativa comodidad hasta al momento puede comenzar a angostarse para el líder del Frente Renovador y su aliada Margarita Stolbizer, paladina de la lucha anticorrupción.

Randazzo cuenta con el respaldo del Movimiento Evita que encabeza Fernando “Chino” Navarro –con quien se enojó el ex canciller Taiana por haberle dado la espalda a Cristina– y, si bien su estrategia de comunicación no parece definida aún, es poco probable que salga a confrontar con los intendentes que negociaron su apoyo al kirchnerismo, como el lomense Martín Insaurralde, en busca de fortalecer su imagen.

¿Por qué no? Debido a que la agrupación que conduce Navarro suele mantener relaciones cordiales en general con los jefes comunales del conurbano, por lo que Randazzo enfocaría su artillería –como lo demostró durante su acto de lanzamiento– casi exclusivamente en el gobierno central y, de rebote, en el cristinismo.

Su premisa sería tratar de seducir a los votantes que aún no logra convencer Massa o que se sienten desencantados con la falta de punch del ex intendente de Tigre en los últimos años, después de aquel golpe prácticamente fulminante que le asestó a la mandíbula al kirchnerismo en 2013, cuando en el núcleo duro fantaseaban con una “Cristina eterna”.

Randazzo aspira probablemente a convertirse en uno de los referentes de una versión más “moderada” de la oposición, un objetivo que también persigue Massa en el ámbito provincial y otros líderes del peronismo no kirchnerista en el contexto nacional, como el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, aunque con matices lógicamente.

Atraer a quienes se sienten defraudados con el gobierno de Macri, agobiados por la inflación y el ajuste económico, pero que entienden que el kirchnerismo es parte del pasado –como pregonan quienes apuntan a renovar o refundar al peronismo–, también se presenta en el escenario político actual bonaerense como una misión que deberían compartir Massa y Randazzo.

Si es que esa “ancha” avenida del medio efectivamente existe en el electorado provincial, si es que el macrismo por un lado y el cristinismo por el otro permiten en cierta medida que exista, la convivencia forzosa entre ambos ex funcionarios kirchneristas podría tornarse más que interesante en las próximas semanas, cuando cada voto comience a cotizar su peso en oro.

El caso Corrientes

Fuentes cercanas a Cambiemos dijeron a NA que, por los datos que ellos manejan, la fórmula Bullrich-González se impone por 6 puntos sobre la dupla Cristina-Taiana, ahora que Randazzo se calzó los cortos para salir a jugar.

De todos modos, más allá de lo que muestren las encuestas por estos días, en el oficialismo admiten a regañadientes que es poco probable que le ganen a Cristina en el conglomerado de la tercera sección electoral, donde la ex presidenta alcanza intenciones de voto realmente significativas en la periferia, en los barrios más profundos, aunque no tan así en los centros urbanos.

La misión para el macrismo, en este caso, será tratar de evitar que un eventual traspié resulte demasiado ruidoso e intentar equiparar su performance con lo que pueda suceder en la primera sección electoral, en los distritos de la zona noroeste y norte del Gran Buenos Aires, donde Cambiemos debería rendir mejor.

Macri es quien comanda la estrategia junto con sus armadores de confianza y, en su rol de presidente y líder del PRO, también designa –a dedo– a los candidatos, tanto en el ámbito de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, como en el interior del país: un ejemplo, ¿Corrientes?

Se trata de una de las apenas dos provincias que eligen este año gobernador, en comicios previstos para el 8 de octubre próximo, y allí, ¿por decisión de la Casa Rosada?, el candidato del oficialismo (ECO-Cambiemos) será el radical Gustavo Valdés, actual diputado nacional e integrante del Consejo de la Magistratura de la Nación.

En Corrientes, en las unidades básicas del radicalismo ya se comenta a viva voz que Valdés, más que un delfín del actual mandatario provincial Ricardo Colombi, es el elegido de Macri para competir por la gobernación contra Carlos Mauricio “Camau” Espínola, ex intendente de la capital correntina y ex medallista olímpico como regatista.

Se sabe que la designación de Valdés generó una fuerte interna en el seno de la Unión Cívica Radical (UCR) de Corrientes, donde entienden que Colombi prefirió preservar la relación con la Casa Rosada y aceptar el presunto mandato enviado desde Buenos Aires antes que escuchar las sugerencias –o demandas quizá– de sus correligionarios.

Ocurre que Valdés, de regreso en el llano en Corrientes, deberá probablemente comenzar de cero su campaña electoral, en lo que se refiere a la construcción de su imagen y al fortalecimiento de su intención de voto, aunque, claro está, contará con el respaldo de los aparatos de la provincia y de la Nación para tal fin.

Mientras tanto, en lo inmediato, las encuestas indican que es Camau Espínola quien mejor mide, con una generosa ventaja y viento a favor sobre sus perseguidores más cercanos.

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