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HISTORIA EN BARRIO MARTIN

Cajaraville: un pasaje que recuerda a dos soldados (segunda parte)

En esta entrega se desarrollará el proceso de hechos paralelos con los que Juan Eusebio llega a ser soldado a las órdenes de Belgrano, su actuación militar y civil en Córdoba y la adopción de Rosario para vivir, con historia post mortem.


Segunda parte

La primera entrega estuvo dedicada a la biografía militar de Miguel de los Santos –los homenajeados en el pasaje Cajaraville, del mismo apellido pero sin parentesco conocido– y a los primeros datos militares de Juan Eusebio, desechando su participación en las batallas de Tucumán y Salta. En ésta, se desarrollará el proceso de hechos paralelos con los que Juan Eusebio llega a ser soldado a las órdenes de Belgrano, su actuación militar y civil en Córdoba y la adopción de Rosario para vivir, con historia post mortem.

Los hechos del mencionado proceso pueden considerarse a partir del fracaso de la segunda campaña al Alto Perú después de Tucumán y Salta con las derrotas de Belgrano, tan mencionadas, de Vilcapugio (octubre de 1813) y Ayohuma (noviembre del mismo año). Su efecto en el ejército fue el reemplazo de Belgrano por San Martín, quien en poco tiempo observó que ese no era el camino a Perú. Dejó un cuerpo de granaderos y a Martín Miguel de Güemes al cuidado de la frontera, alegó enfermedad y se fue a Córdoba y de allí a Mendoza, donde preparó el Ejército de los Andes.

Nuestro tema continúa con la tercera campaña al Alto Perú encarada por José Rondeau, que terminó con la derrota de Sipe-Sipe en noviembre de 1815. En diciembre de ese mismo año, en la marcha de retirada, se encontró en Humahuaca con refuerzos enviados desde Buenos Aires.

Dejamos a Juan Eusebio en Montevideo después del sitio y rendición de la plaza en el cuerpo de ejército comandado por el coronel Domingo French que luego se retiró a Buenos Aires y de allí fue enviado en refuerzo del Ejército del Norte. Pero llegaron pocos días después de la derrota de Sipe Sipe encontrando al ejército en retirada en Humahuaca.

Si recordamos, de la primera parte, que en esa batalla participó Miguel de los Santos, en su escuadrón de Granaderos dejados por San Martín, este encuentro de los ejércitos podría haber sido el de los Cajaraville del pasaje. Cosa muy difícil, porque el acampe de los ejércitos ocupa grandes espacios y se agrupan por regimientos. Y los de caballería lejos, por los caballos.

Ahora tenemos a Juan Eusebio en Tucumán y a Belgrano en el Congreso de Tucumán que el 9 de julio de 1816 declaró la independencia y a principios de 1817 se retiró a Buenos Aires. Pero Belgrano quedó en Tucumán en reemplazo de Rondeau para la reorganización del ejército y restablecer relaciones con Güemes enfrentado con el jefe anterior para mantener la línea de frontera. Se da fin a los procesos paralelos, porque recién desde aquí, Juan Eusebio, con el grado que haya tenido, fue soldado de Belgrano. Se adelantó que no se registran actuaciones dentro del ejército por parte de nuestro hombre, pero en esta etapa pudo ser pasiva en Tucumán o muy activa si formó parte de la vanguardia destinada en Salta en apoyo de Güemes. Además, pronto varias partidas intervinieron en los conflictos provinciales tratando de mantener el orden, que debe entenderse mantener a los que respondían al Directorio en Buenos Aires. La orden a Belgrano de bajar a Buenos Aires para atacar a los federales del litoral, produjo la disolución de aquel sufrido Ejército del Norte. Bustos y el futuro general Paz, fueron de los principales oficiales del ejército que cumplieron las funciones anteriores, sin embargo, Bustos fue el que dio el golpe final al ejército en enero de 1820 con el motín de Arequito. Se cita a estos jefes militares porque se disputaron Córdoba y puede deducirse que, con uno u otro, llegó a esa ciudad, donde Juan Eusebio se casó en 1822 y por 1833 fue Jefe de Policía y luego legislador provincial. Sin tener certeza, sus últimos tiempos en el ejército deben haber sido muy activos, porque un jefe de policía de aquellos tiempos, no se elegía por currículo pasivo.

En Rosario se lo encuentra desde 1851 desempeñándose en la Capitanía del Puerto y dato muy cierto es que el 7 de febrero de 1868 compro un nicho en “El Salvador” y en el mismo fue sepultado al fallecer un 26 de agosto de 1868. Pero tuvo historia post mortem. El 9 de mayo de 1930 después de una fuerte tormenta se derrumbó una parte del muro y serie de nichos que daban a la avenida Godoy en el que estaba el de quien fuera Juan Eusebio.

En general, se lograron identificaciones, pero no de todos, entre ellos la urna con las cenizas de Cajaraville que quedó en un osario con un número que Mikielievich logró identificar. A partir del hallazgo en 1957 comenzó la serie de gestiones comentadas en la primera parte, que hicieron posible, el nombre del pasaje, la reposición de un nuevo nicho y la conmemoración del centenario de su fallecimiento. El acto fue con asistencia de autoridades municipales, militares y descendientes y se descubrió una placa en la tapa del nicho. En el año que acaba de finalizar, en el propileo de El Salvador se lo recordó con una conferencia, acto iniciado con el canto del himno por un tenor y terminado con el silencio clásico toque de clarín en las ceremonias militares recordatorias.

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