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Reflexiones

Buitre recluta republicanos con plata para sus campañas

Todo precandidato republicano a suceder al presidente Barack Obama en las elecciones de 2016 que quiera obtener dinero de Paul Singer deberá comprometerse, por escrito, a que en el caso que llegue a la Casa Blanca tendrá que respaldar el reclamo de los fondos buitre contra la Argentina.


Todo precandidato republicano a suceder al presidente Barack Obama en las elecciones de 2016 que quiera obtener dinero de Paul Singer deberá comprometerse, por escrito, a que en el caso que llegue a la Casa Blanca tendrá que respaldar el reclamo de los fondos buitre contra la Argentina. Y, más importante aún, tendrá que bloquear cualquier intento para que en los próximos juicios contra otros Estados soberanos en default se cambie la jurisprudencia que la Justicia de los Estados Unidos dejó a favor de los fondos buitre en el caso del “juicio del siglo” contra la Argentina.

Puntualmente, en la mira está el eventual futuro default del juez de Nueva York Thomas Griesa y el eventual reclamo que los acreedores realicen contra los títulos públicos que ese país emitió fuera de la Unión Europea.

Financiación buitre

El primero en circular por la oficina de Singer en Nueva York fue el republicano de origen cubano Marco Rubio, actual senador por el estado de Florida, que recibió ya más de 117.000 dólares para el primer tramo de su campaña. Rubio ya había planteado sus diferencias con la Argentina cuando, el 13 de enero pasado, había enviado una nota firmada donde le reclamaba al secretario de Estado, John Kerry, que respalde una “investigación rápida y transparente sobre la trágica muerte” del fiscal del caso Amia, Alberto Nisman, ocurrida en enero. En febrero del año pasado, había tenido también conceptos duros contra el país durante la audiencia de confirmación del embajador designado en la Argentina, Noah Mamet. Allí dijo: “Es probable que tengamos una crisis económica pronto en la Argentina”, y calificó al país como “el aliado más peculiar en el mundo, porque no paga sus deudas y no coopera militarmente”. Y añadió:

“Tenemos una tendencia en América latina de gente que es elegida, pero que no gobierna democráticamente. La Argentina es un ejemplo de esto”.

Antes, en noviembre del año 2011, el legislador del Tea Party, que apareció en los matutinos argentinos criticando la política económica de la Argentina, presentó un pedido para que Estados Unidos vote contra los créditos del BID y del Banco Mundial para el país, posición que luego adoptó el gobierno de Obama, pero como presión por la falta de negociaciones abiertas ante el Ciadi (tribunal arbitral del Banco Mundial) para solucionar el problema de la deuda que el país mantenía con empresas norteamericanas en ese ámbito.

La iniciativa fue aplaudida por los fondos buitre reunidos en la American Task Force Argentina, que no ocultan su relación con Rubio. Tampoco con Elliott.

Palos verdes por fidelidad

Según el analista Sebastián Maril, “en 2014, Paul Singer se convirtió en el mayor contribuyente del Partido Republicano donando a diferentes candidatos un estimado de 9,5 millones de dólares, apoyando principalmente la reelección de senadores durante las elecciones legislativas de mitad de mandato”.

Recuerda Maril que Singer “se encuentra dentro de un grupo de 10 multimillonarios que activamente participan del proceso electoral de los Estados Unidos de América y sus contribuciones, siempre respetando los límites permitidos por las leyes de su país suelen rozar los máximos autorizados” y que “suele utilizar su empresa Elliott Management y su fundación The Paul Singer Family Foundation, para apoyar las causas republicanas donando altas sumas de dinero”.

Bush en la mira

Además de Rubio, ahora se espera la definición sobre el tema del “juicio del siglo” que puedan tener otros precandidatos republicanos, en especial Jeb Bush, pariente de dos ex presidentes norteamericanos, hijo de George Bush y hermano de George W. Bush. Jeb Bush mostró siempre, durante su gestión como gobernador de La Florida, un distanciamiento de las posiciones extremas, cercanas al Tea Party, de Marco Rubio, entre otros.

Los Bush, además, en especial durante el mandato de George W. Bush, se mostraron lejanos a las posiciones extremas de los operadores de Wall Street más especuladores. Incluso en los días de la crisis de 2008, el ex presidente fue muy crítico contra los inversores que habían optado por las “subprime” y los que había llevado el “irresponsable espíritu especulativo” de Wall Street, más allá de las fronteras de los Estados Unidos.

Bush incluso se mostró más cercano a defender las posiciones de los industriales norteamericanos sobreendeudados con el sistema financiero de ese país, que con los bancos.

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