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Sociedad

Artrosis de rodilla, una discapacidad a largo plazo

Es una enfermedad crónica que afecta al 14 por ciento de los adultos de más de 25 años y al 34 por ciento de los mayores de 65 años. Los síntomas son dolor articular, deformidad de la articulación, derrame articular y crujidos.


La artrosis es la enfermedad reumática más común y una de las cuales genera más consultas reumatólogo que se caracteriza por un desgaste del cartílago de las articulaciones, aumentando esto la sensibilidad de la articulación a las tensiones comunes y a las cargas. Esto lleva a un círculo vicioso con un deterioro progresivo de la articulación. Se presenta como la causa más frecuente de discapacidad a largo plazo en mayores de 65 años.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que el 10 por ciento de las personas mayores de 65 años la padecen y que el 80 por ciento presentan limitación del movimiento. Dolor articular, deformidad de la articulación, rigidez al iniciar movimiento, derrame articular y crujidos, son algunos de los síntomas que indican que algo no está funcionando bien.

Esta enfermedad afecta a una gran proporción de articulaciones, pero la más comprometida es la rodilla, desgastando el cartílago, un tejido que hace de amortiguador protegiendo los extremos de los huesos y que favorece el movimiento de la articulación, originando dolor, rigidez e incapacidad funcional.

La artrosis de rodilla, como la de cadera y mano podrían tener predisposición genética, pero fundamentalmente se deben a una serie de factores, tales como la edad, el exceso de peso corporal y ciertas actividades deportivas y ocupacionales. Fabio Massari, especialista en cínica médica del Idim comentó que “el paciente con artrosis es un paciente crónico, que tendrá características especiales que lo diferencian del resto de la población. Padecerá dolor progresivo, a veces constante, limitación funcional y que a veces repercute en su estado anímico”, señaló Massari.

La osteoartritis puede afectar también a personas jóvenes, aunque en menor medida; generalmente esto se debe a distintas causas como pueden ser:

Deformación del eje de la pierna puede constituir un factor favorable de osteoartritis, siendo la morfología más frecuente.

Sobrepeso: Desempeña una función mecánica, pero no se limita a ella.

Enfermedades de la cadera, congénitas o de desarrollo, pueden conducir en un estadio más avanzado de la vida a la osteoartritis.

El exceso de deporte: La osteoartritis de la rodilla es una lesión degenerativa que se “instala progresivamente” con el paso de los años. El traumatismo crónico o violento que ha sufrido la región articular de la rodilla puede producir un movimiento forzado y anormal de la articulación.

Medidas preventivas

¿Por qué son importantes los ejercicios para las personas con artritis?

Estudios científicos han demostrado que el ejercicio puede reducir el dolor y mejorar las funciones, el estado de ánimo y la calidad de vida de los adultos con artritis. El ejercicio también puede ayudar a controlar otras afecciones crónicas comunes en los adultos con artritis, como diabetes, enfermedades ardiovasculares y obesidad.

¿Qué tipos de ejercicios son adecuados para la artritis?

Ejercicios aeróbicos de bajo impacto, como caminata a paso rápido, andar en bicicleta, natación, ejercicios aeróbicos acuáticos, actividades de jardinería, clases de gimnasia grupal y danza.

Ejercicios para fortalecer los músculos, como calistenia, entrenamiento con pesas y ejercicios con bandas de resistencia. Se pueden practicar en la casa, en clases de educación física o en un gimnasio.

Ejercicios para el equilibrio, como caminar hacia atrás, mantenerse parado en un solo pie y tai chí. Si usted tiene riesgo de sufrir caídas, muchas clases de gimnasia incluyen ejercicios para el equilibrio.

Recomendaciones generales

1. Caminar (evitando marchas prolongadas y fatiga) en superficies regulares y con calzado adecuado para recuperar la masa muscular y disminuir el peso corporal.

2. Realizar ejercicios posturales, y de ser necesario apelar a ayudas ortésicas.

3. Evitar la inmovilidad que puede acelerar y empeorar el curso clínico.

4. Las contracturas establecidas requieren ejercicios intensos u otras medidas ortopédicas.

5. Usar calzado normal y deportivo con buena sujeción para el talón y el arco longitudinal, se puede modificar con el uso de plantillas para ajustarlo a las necesidades individuales y suele ser muy útil.

6. Evitar los asientos bajos o reclinables de los que resulta dificultoso levantarse.

7. No cargar grandes pesos pero continuar con su vida normal física y laboral.

8. Realizar ejercicios fortalecedores para mantener el cartílago sano, el arco de movilidad y favorecen la absorción de cargas por tendones y músculos.

9. Efectuar ejercicios de estiramiento diarios. Cuando se emplea un programa de ejercicios bien diseñado como tratamiento se puede conseguir la detención e incluso mejoría de la artrosis de rodilla.

10. Acudir a los centros de rehabilitación e incorporarse a los grupos de pacientes artrósicos en el más breve tiempo posible.

11. Consultar especialistas médicos para que evalúen la conveniencia de usar medicación específica.

Tratamiento artrosis de rodilla
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Termoterapia: fase aguda, frías por 10 minutos. Subagudo y crónica calor con bolsa, manta eléctrica en región afectada, en pequeñas articulaciones hidroterapia.

Ejercicios: pasivos, activos asistidos, activos y resistidos.

Resistencia moderada con bolsas de arena y se incrementa progresivamente. Ejercicios isométricos de cuádriceps. Ejercicios de flexo extensión utilizando botella plástica llena de agua como rodillo debajo de la rodilla.

Reposo: cada 4 a 6 horas al día para permitir la rehidratación del cartílago.

Tratamiento farmacológico: recetado por médicos: Analgésicos, antitinflamotorios, regeneradores de cartílago.

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