Ciudad

se pierden 200 toneladas diarias

Arranca fuerte campaña contra el desperdicio de alimentos

Convenio con supermercados y casas de comida para aprovechar lo que, hoy, se tira. Se busca fortalecer la seguridad alimentaria y el cuidado del ambiente


Desde ayer, la famosa frase “la comida no se tira” pasó a ser una de las políticas del Estado municipal. Con el objetivo de profundizar el trabajo en pos de la reducción del desperdicio de alimentos, la Municipalidad formalizó ayer un encuentro con representantes de Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica (Aehgar), la Cámara de Supermercadistas de Rosario (Casar), los Mercados de Productores de Frutas y Verduras, el Banco de Alimentos de Rosario (BAR) y organizaciones sociales y ambientalistas de la ciudad en el que se firmó una carta de adhesión a la campaña “Los Alimentos no se Tiran”, impulsada desde la Secretaría de Ambiente y Espacio Público.

“Los alimentos tienen un valor social y cultural muy alto, con este acuerdo, los firmantes se comprometieron a reducir su desperdicio para colaborar con la seguridad alimentaria y el cuidado del ambiente; entendiendo que el cambio individual lleva a un cambio colectivo”, destacaron en la presentación.

Durante el encuentro se presentó además la “Guía práctica para la reducción del desperdicio de alimentos”, una publicación de distribución gratuita desarrollada desde la Secretaría de Ambiente y Espacio Público (ver aparte) que brinda información y promueve buenas prácticas para aprovechar al máximo los alimentos.

La intendenta Mónica Fein señaló en la ocasión que esta iniciativa contempla “un eje social, un eje ambiental y un eje económico”. Y agregó: “Una economía basa en las personas requiere una mirada diferente en el consumo y en la producción”.

En tanto el concejal Sebastián Chale presentó una iniciativa para incentivar la donación por parte de grandes supermercados de aquellos alimentos no comercializados pero en estado de ser consumidos, a bancos de alimentos, hogares de niños y ancianos y refugios, movimientos solidarios y comedores y cocinas populares, entre otros. “El desperdicio de alimentos es un gran problema en la actualidad, pero también una oportunidad para generar conciencia social y ecológica sobre el consumo sustentable y el cuidado del medio ambiente”, marcó.

Con todo, las propuestas y compromisos implican a los establecimientos comprendidos por la ordenanza de grandes superficies comerciales que disponen de una gestión diferencial de residuos debido a que son grandes generadores especiales de los mismos.

 

Planificar la compra y el recorrido para hacerla

La Guía remarca que la compra en comercios empieza en la casa. Y propone:
♦Revisar alacena, despensa y heladera y anotar sólo lo que hace falta. Así no se compra de más y se evita acumular alimentos que pueden caducar en el corto plazo, y de esa manera se puede planificar las comidas de toda una semana. Si la compra es semanal, siempre se aprovecha mejor.
♦Agrupar los alimentos según el frío que necesitan para su conservación: temperatura ambiente, refrigerado o congelado. Durante la compra, elegir primero los alimentos frescos, secos y no perecederos; luego, los refrigerados y, por último, los congelados. Así no se romper con la cadena de frío por mucho tiempo, permitiendo que los alimentos lleguen a la casa en óptimas condiciones.

 

Un vacío legal complica donar

Cecilia Mijich, subsecretaria de Medio Ambiente de la Municipalidad, explicó a El Ciudadano que Rosario fue incluida por el Banco Mundial –junto a Mar del Plata y Salta– en un proyecto que cuenta con financiación de esta institución orientado a delinear estrategias de reducción de desperdicio de alimentos.

“El estudio que hicimos en Rosario, arrojó que se desperdician 200 toneladas de alimentos por día, de las cuales 155 corresponden a lo que se desperdicia en los hogares. La guía que presentamos es el inicio de un trabajo para empezar a concientizar a los ciudadanos y los vecinos”, destacó.

Y agregó: “Es por ello que el material de la Guía contiene consejos para comprar responsablemente, aprovechar al máximo cada producto y saber ubicar los distintos alimentos en la alacena y la heladera para prolongar su tiempo de utilidad”.

Mijich explicó que México cuenta con la “ley del donante seguro” o llamada “del buen samaritano” que permite eliminar trabas legales y burocráticas, y asegurar así un reparto de miles de toneladas de productos alimenticios en buen estado, antes de ser desechados. “Pero a nivel nacional hay un vacío legal y no se garantiza seguridad a la hora de donar. No es un dato menor para destrabar donaciones”, concluyó.

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