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Sociedad

Antioxidantes inteligentes para enfermedades crónicas

Un laboratorio argentino creó un antioxidante natural que se obtiene del hollejo de las uvas que producen vino.


Una nueva generación de “antioxidantes inteligentes” previene enfermedades crónicas y retrasa el envejecimiento sin los riesgos de los demás antioxidantes fue lanzada al mercado argentino.

Se trata del Resveratrol, un antioxidante natural que se obtiene del hollejo de las uvas con las que se produce el vino, que combate el estrés oxidativo, estimulando la producción de antioxidantes del propio organismo, que con los años van disminuyendo.

Este nuevo producto, provee beneficios que van desde la prevención de las enfermedades cardiovasculares hasta el retraso en la aparición de canas y sin las contraindicaciones de los complejos polivitamínicos.

Vivir, alimentarse, respirar, produce en las células humanas millones de moléculas residuales, la llamada “basura metabólica” que son los radicales libres, y el propio organismo se encarga naturalmente de “limpiarlos”.

Sin embargo, esta capacidad no se mantiene intacta toda la vida: el paso de los años y el estilo de vida la van deteriorando. Así, el efecto de los radicales libres sin contrarrestar se hace sentir cada vez más y el organismo padece estrés oxidativo.

“El estrés oxidativo produce daños a nivel de los tejidos, como por ejemplo deterioro de la piel, pero también, con el tiempo, tiene efectos sistémicos. Hoy se sabe que el estrés oxidativo, además de ser la causa principal de los procesos de envejecimiento prematuro, se encuentra en el origen de la mayoría de las enfermedades crónicas”, explicó Raúl Pastor, médico argentino investigador de la Comisión Europea para la Investigación y la Innovación.

Todo esto motivó en los últimos años el uso de productos con efectos antioxidantes (como los complejos multivitamínicos) con la idea de contrarrestar la acción de los radicales libres y retrasar el envejecimiento, pero la suplementación con vitaminas requiere tomar precauciones ya que su exceso no carece de posibles efectos adversos importantes.

La característica que hace del Resveratrol un “antioxidante inteligente” es la de ir al corazón de ese proceso de estrés oxidativo para revertirlo. En lugar de “barrer” con los radicales libres como lo hacen los antioxidantes más típicos, induce en las células la síntesis de antioxidantes propios, que se encontraba dañada por el estrés oxidativo.

Por eso, abriendo las puertas de la era de los antioxidantes inteligentes para el mercado argentino, el laboratorio Sidus creó Vidaplus, su complejo antioxidante con 50 mg de Resveratrol, que estimula las capacidades naturales del organismo de luchar contra el estrés oxidativo, favorece la biogénesis de mitocondrias en las células (lo cual brinda un efecto energizante natural) y retrasa los efectos del envejecimiento, ayuda a prevenir afecciones cardiovasculares por estrés oxidativo, en personas de toda edad y sin efectos adversos.

Cada una de las células de nuestro organismo produce radicales libres por el sólo hecho de producir y consumir energía. De hecho, se estima que entre el 1 y el 3 por ciento del oxígeno presente en el aire que respiramos queda como basura metabólica, en forma de radicales libres.

Y hay tóxicos, como el cigarrillo, que suman millones de radicales libres en forma directa, con una sola pitada. Nuestras células producen glutatión, que es una de las moléculas antioxidantes más importantes de la célula, que se une químicamente con los radicales libres y los neutraliza. Por efecto del paso de los años y del estrés oxidativo, a los 50 años de edad, tenemos un 36% menos de glutatión activo, comparando el glutatión que teníamos a los 20 años.

Pero además el cigarrillo, la obesidad, el sedentarismo, la actividad física intensa, el estrés sicológico, suman estrés oxidativo al organismo. Entonces los radicales libres se descontrolan, superan esas defensas naturales y “buscan” cualquier otro blanco: membranas celulares, mitocondrias, ADN; allí se instalan produciendo un deterioro primero local, y luego generalizado, que origina el envejecimiento y las enfermedades.

“Con los años, el estrés oxidativo disminuye la transmisión de las señales nerviosas, reduce la capacidad metabólica de las células, disminuye la función cardíaca y la capacidad respiratoria. Sus primeros efectos se dan a nivel de los tejidos, donde promueve la formación de tumores, las mutaciones genéticas y la apoptosis o muerte de las células. Pero más adelante el daño se torna sistémico. Prácticamente no hay enfermedades crónicas en las que el estrés oxidativo no tenga un protagonismo destacado”, aseguró Pastor.

La revolución científica en los antioxidantes llegó cuando se descubrieron las propiedades de dos sustancias vegetales –el Resveratrol, presente mayormente en el hollejo de la uva, y el Pterostilbeno, que se encuentra en el hollejo del arándano– definidas químicamente como polifenoles.

“Estos dos polifenoles aportan un mecanismo de acción antioxidante diferente del conocido, ya que en lugar de barrer con todos los radicales libre como hacen por ejemplo las vitaminas, generan un efecto antioxidante indirecto porque inducen la generación de antioxidantes propios”, explicó el especialista.

Pastor agregó que, a cualquier edad, estos nuevos antioxidantes estimulan la generación de mitocondrias, que son minúsculas organelas que actúan en verdaderas redes dentro de cada célula y se encargan de producir la energía necesaria para vivir.

“Es exactamente el mismo beneficio que produce el ejercicio físico moderado, como caminar rápido, o trotar”, sostuvo.

Y a diferencia del ejercicio de alta exigencia, que produce un desgaste físico, este efecto del Resveratrol incrementa la capacidad energética del organismo.

El envejecimiento de la piel, la aparición prematura de las canas, la sensación de pérdida de energía, son efectos directos del estrés oxidativo, que el uso del Resveratrol puede ayudar a revertir.

Pero el conjunto de beneficios para la salud que provee este nuevo antioxidante inteligente no se agota allí, porque el Resveratrol, obtenido naturalmente del hollejo de las uvas, es en realidad la sustancia responsable de que el consumo moderado de vino tinto (a razón de 250 cc – 2 copas, por comida para el hombre y 125 cc – 1 copa, para la mujer) represente un beneficio en la prevención del infarto y el accidente cerebrovascular.

“Todo está relacionado, porque el estrés oxidativo también daña las paredes de las arterias, y ese daño es el principal factor de riesgo en las enfermedades cardiovasculares”, apuntó Pastor.

Por otra parte, se sabe que el estrés oxidativo también bloquea la síntesis de óxido nítrico en el organismo, lo que entre otras cosas afecta a la función sexual, y podría estar en la propia génesis de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial.

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