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Reflexiones

Ante freno en la economía YPF se muestra hiperactiva

Miguel Galuccio no detiene su misión de reunir inversores para sacar petróleo: esta semana cerró con la malaya Petronas.


2014 puede no ser un buen año para la economía argentina ni para la regional pero, en ese contexto, la mayor compañía local, la nacionalizada YPF, parece haberse vuelto aún más hiperactiva de cara al objetivo económico pero también político de avanzar en el mediano plazo en el autoabastecimiento energético.

Basta con repasar las novedades que a lo largo de un año en el que se registró una mayor devaluación en enero y diversas tensiones económicas para darse cuenta de que el CEO de YPF, Miguel Galuccio, no se quedó quieto.

En febrero, el gobierno cerró el acuerdo con Repsol por la expropiación de las acciones de la compañía, medida que el Congreso convirtió en ley en abril y se concretó en mayo.

El pleito se cerró con la ampliación de la emisión de cuatro bonos en dólares y la colocación de una Letra del Tesoro, también en la moneda estadounidense, para concretar el acuerdo.

Repsol, a su vez, se hizo con rapidez del dinero que esperaba a partir de la negociación de los bonos.

“Le recuerdo a qué velocidad el mercado absorbió los bonos emitidos para pagarle la indemnización a Repsol”, señaló hace pocos días el inversor David Martínez, en declaraciones a un medio local.

A principios de este mes, la empresa dio a conocer sus números para el segundo cuarto del año: sus ganancias se ampliaron un 40 por ciento en términos anuales y la producción de gas y petróleo subió por quinto trimestre consecutivo.

Las ganancias del primer trimestre habían mostrado un incremento del 129 por ciento y las de fin del año pasado, un 88 por ciento.

La producción de petróleo mostró un 5,6 por ciento de crecimiento y la de gas un 31,8 por ciento más que un año antes –la producción total es de un 15,5 por ciento más que hace un año–.

Pero no fue sólo eso lo que Galuccio mostró a los inversores de Wall Street, donde cotizan las acciones de la compañía: también informó que armó un fondo de 1.500 millones de dólares para lo que los norteamericanos llaman “días lluviosos” –es decir, a los cuales echar mano si la situación económica local se complica–.

El bebé de YPF, la producción de petróleo y gas no convencional en el yacimiento de Vaca Muerta, avanza: llega a 23.200 barriles diarios.

En ese contexto, los inversores se mueven: hace algunas horas insistió en que la acción de YPF, que se cotiza a unos 33 dólares, llegará a los 50 dólares.

Se conoció también hace pocos días que el magnate George Soros más que duplicó su inversión en YPF: de hecho fue la acción con cotización en Nueva York que su fondo de inversión más adquirió en los últimos tiempos.

En el segundo trimestre se llevó 8,47 millones de acciones de la compañía –450 millones de dólares– lo que convirtió a Soros Fund Management LLC en el cuarto mayor tenedor de acciones de la compañía.

De más está decir que la novedad hizo que la cotización de YPF subiera aún más.

El periodista Alfredo Zaiat recordó en una columna hace pocas horas que desde el 26 de junio –los días en que se registró la decisión del juez Thomas Griesa de impedir que la Argentina cumpliera con un vencimiento de deuda pública– “la acción de YPF subió 26,8 por ciento”.

En ese contexto, el gobierno nacional –con los directivos de YPF– viene desarrollando una dura negociación con las provincias petroleras para reformar la ley que regula la producción.

La disputa parece normal si se tiene en cuenta que, por la Constitución Nacional, las provincias son propietarias del recurso y en el caso de la producción de petróleo y gas no convencional el país está parado sobre uno de los mayores yacimientos del mundo.

Uno de los objetivos de Galuccio es atraer inversiones para explotación pero también para ampliar los niveles de exploración, una tarea en la que la propia compañía viene invirtiendo y que le viene dando réditos.

Este mes, la compañía anunció el descubrimiento de un nuevo yacimiento en Santa Cruz, con un potencial de producción diaria de 200.000 metros cúbicos de gas y 370 barriles de petróleo.

YPF indicó que hacía más de 20 años que no lograba un resultado de esas características.

En marzo pasado, se había anunciado el descubrimiento de un yacimiento en Río Negro por recursos que equivalen a 15 millones de barriles.

Las novedades son positivas pero no llaman la atención: Repsol había cortado las acciones de exploración de la empresa, para concentrarse en la explotación, en una maniobra que desde el gobierno equipararon en su momento con un “vaciamiento”.

En el terreno de las inversiones, la petrolera no se quedó tampoco quieta: terminó de sellar el acuerdo anunciado por 500 millones de dólares con Malasia Petronas, en un pacto similar al que ya había sellado con Chevron.

Y también acordó con una subsidiaria de la china Sinopec extender sus proyectos de exploración en Mendoza hasta 2027.

Se trata de una región donde ahora se producen 6.000 barriles de petróleo diarios, pero que podrían ser ampliados con mayores niveles de inversión.

Las acciones y las novedades van en una línea clara, aunque aún resta atravesar varios años hasta cruzar el desierto del déficit energético, que le ocupa al país una gran cantidad de dólares escasos.

Habrá que ver también si una compañía nacional con números saludables resulta un orgullo para los argentinos o si los consumidores –principalmente los automovilistas– sólo pondrán en la balanza de su humor el importante aumento que en los últimos meses registraron los combustibles.

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